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El paraíso de los sentidos

La ciudad turca situada en dos continente­s ofrece a los turistas una combo perfecto entre cultura, diversión y gastronomí­a.

- Textos: GERMAN AVALOS BILLINGHUR­ST. Fotos: TURKISH AIRLINES y G.B.

Una ciudad que enamora por sus colores, sus sabores, su cultura y su perfecta mixtura entre lo moderno y lo tradiciona­l. Así es Estambul, una urbe cosmopolit­a que cautiva a los visitantes a cada paso de sus recorridos.

Es que la calidez de su gente, las maravillos­as vistas que ofrecen sus centenaria­s construcci­ones, los aromas de sus especies y el suave perfume de los tulipanes transporta­n al turista a una combinació­n de relax y paz,

entremezcl­ada con la lujuria de una noche muy atractiva y movida. Estambul es ese tipo de destino donde uno ya siente ganas de volver, incluso antes de haber ido. Melancolía, le dicen...

Historia y presente

Enclavada entre dos continente­s y separada por el estrecho de Bósfotro, Estambul une su parte europea con la asiática a través de tres puentes principale­s. Anteriorme­nte conocida como Bizancio hasta el año 330, y luego Constantin­opla hasta 1923, Estambul adquirió su actual denominaci­ón el 28 de marzo de 1930. Fueron muchas las civilizaci­ones (imperios Romano, Bizantino y Otomano) que alimentaro­n su historia dejando una gran trama de lenguas, culturas y religiones.

En la actualidad, la ciudad cuenta con más de 16 millones de habitantes, y es la más importante de Turquía en lo comercial, aunque la capital del país es Ankara. Está con-

siderada como una de las urbes más turísticas de Europa y cada año es v isitada por millones de personas de todo el mundo. La gran mayoría de su población es de confesión musulmana: e x isten 4.0 0 0 mezquit as entre ambos lados de la ciudad, aunque conv iven con mino - rías de cristianos y de judíos. Además, en Esta mbul tiene lugar la sede del Patriarcad­o Ecuménico de Constantin­opla, cabeza de la iglesia ortodoxa.

Hitos arquitectó­nicos

En Istanbul, como se lo nombra en turco, varias culturas conviven en armonía y su herencia queda de manifiesto en cuatro construcci­ones emblemátic­as.

La Mezquita de Solimán: el Magnífico (Mezquita de Suleymaniy­e) es la segunda mayor y se encuentra situada en una colina, uno de los puntos más reconocibl­es de Estambul. El cuerpo de Solimán se halla enterrado en sus jardines.

Santa Sofía: construida hace 16 siglos, su cúpula sigue deslumbran­do a los visitantes por la belleza de sus mosaicos. Para los turcos es considerad­a como la octava maravilla del mundo.

La Mezquita Azul: su construcci­ón fue encargada por el sultán Ahmet I y data del siglo XVII. Erigida con la intención de competir con la mismísima Meca, por esa razón se levantaron seis minaretes en lugar de los cuatro habituales. Su nombre se debe a los 20.000 azulejos que decoran su interior.

El palacio de Topkapi: la construcci­ón de esta antigua residen-

cia imperial fue ordenada por el Sultán Mehmet II para conmemorar la derrota del último de los emperadore­s bizantinos. El complejo cuenta con 700.000 m2.

Si bien no alcanza la magnitud ni el reconocimi­ento de los cuatro edificios anteriores, también merece la pena nombrar a la Cisterna de la Basílica, que sirvió como depósito para almacenar las aguas para el suministro del Palacio Imperial de Bizancio.

Puente y torre Gálata

El Puente Gálata (Galata Köprüsü) es una estructura basculante de 490 m de longitud y se encuentra ubicado en la ensenada del Cuerno de Oro, uniendo el viejo Estambul con la zona más moderna. Actualment­e, en el nivel inferior del puente se localizan varios restaurant­es y bares para comer pescado fresco y platos típicos turcos.

El atardecer es el mejor mo--

mento para visitar el puente, cuando las mezquitas y edificios dibujan su silueta y el color del agua del Cuerno de Oro se torna dorado (las leyendas urbanas decían que en el fondo de sus aguas había mucho oro escondido y por eso su color) brindando un espectácul­o visual único e inolvidabl­e.

La torre homónima se encuentra ubicada a unos 600 metros del puente y es uno de los lugares más llamativos de Estambul. Luego de varios usos y modificaci­ones edilicias, en la década de 1960 se cambió la madera original de su interior por hormigón y se abrió al público. Su altura es de 66,9 metros y consta de nueve plantas. En su parte superior funciona un restaurant­e con espectácul­os nocturnos, desde donde se pueden obtener vistas increíbles de la ciudad y del Bósforo.

Sabores y colores

Imposible recorrer Estambul y no ir a sus dos famosos merccado mercados. El más grandde grande y c conocido es el Grann Gran Baz Bazar, fundado en el siglosiglo­siglo XV.XV XV. Es un enorme laberinto de 58 calles que contiene más de 4.000 tiendas y que recibe medio millón de visitantes diarios. Los negocios ofrecen todo tipo de productos entre los que se destacan las alfombras y la orfebrería.

Otro recinto similar, aunque de dimensione­s más pequeñas, es el Bazar de las Especies o Bazar Egipcio, donde los visitantes pueden conseguir dulces, frutos secos, quesos y artesanías. En ambos bazares, los turistas no tendrán inconvenie­ntes para poder comunicars­e: los vendedores, como por arte de magia, descubrirá­n de qué parte del mundo somos y hablarán con nosotros de temas cotidianos como si nos encontrára­mos en nuestro propio país.

Corazón moderno

La Plaza Taksim es considerad­a el centro neurálgico de la parte moderna de Estambul. Lugar emblemátic­o donde se realizan las marchas y manifestac­iones sociales, y también un lugar predilecto para los turistas. De la plaza surge una de las principale­s arterias comerciale­s de la ciudad, la peatonal llamada Avenida de la Independen­cia ( Istiklal Caddesi, en turco), que se puede recorrer en un antigüo tranvía. Durante el día lo ideal es ir de compras, ya que cientos de tiendas ofrecen productos locales e internacio­nales. Por las noches, el ocio y la vida nocturna cobran importanci­a y es un punto de encuentro conocido por sus restaurant­es, bares y discotecas. Sin duda, en cualquier momento del día Estambul es un paraíso para los sentidos. Vale la pena tenerlo en la agenda para descubrirl­o.

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Izq.: los puestos callejeros de comida son un clásico en la Plaza Taksin. Y belleza y glamour en el Gülhane Park, con sus tulipanes multicolor­es, flor nacional de Turquía.
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De izq. a der.: el castillo en la entrada del parque temático Vialand. Al carbón, una de las maneras de calentar el café turco. Una serpiente en un zoológico cubierto de Estambul. Y una postal del atardecer sobre las aguas del Cuerno de Oro.
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Imponente vista del estrecho de Bósforo y de parte de Estambul. Un viejo tranvía permite recorrer la Avenida de la Independen­cia en los alredores de la plaza Taksim. El mercado de las especies y toda su variedad. Una postal invernal de la bella Santa...
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Dos de las más emblemátic­as construcci­ones edilicias de Estambul: la Cisterna de la Basísila (arriba) que sirvió para acumular agua en el Imperio Bizantino, y la Mezquita Azul (derecha), con sus 25.000 azulejos azulados.
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