La mejor de las cacerías
Lo sucedido fue el mes pasado en campos de Don Hugo Bousiguez, en tierras del Durazno, L P. Como tantas veces iniciábamos todos los preparativos con las emociones que esto ya implica a todo cazador, pero la variante esta vez seria para mi mas que maravillosa, y era que compartiría junto a mi hijo, Diego de 8 años, esta nueva experiencia para el y lo magnifico que resultaría para mi. Si bien comparto con el, ir al polígono o al campo, aun no participaba tanto debido a su corta edad. Siempre le brillan los ojos cuando al regreso de una cacería me escucha narrar lo sucedido y pregunta todo al respecto. Después de tanto pedir y esperar ese día le dije ..... ¡ llego el día !!!! ¿querés venir conmigo a ver si cazamos algún jabalí?, ni lo dudó. Toda la semana estuvo esperando ansioso ese momento, preparando su bolso y sus cosas, preguntando..... Allí estábamos, era el momento..... caía ya la tarde y nos dirigíamos al apostadero; todo transcurría en un solemne silencio de parte de el (....sabia ya cuales eran las reglas del arte). Nos sentamos a la par, frente a la aguada, muy abrigados, debajo de un gran árbol; a el lo ubique arriba de la mochila y tapado con una bolsa de dormir. La luna nos brindaba su mágica luz y en la oscuridad sus ojitos fueron notando las siluetas de las sombras, viendo el silencio y gozando de nuestra noche. Me la pase observándolo a el, y de reojo al reflejo del charco; de repente una emoción me invadió y en la noche fría una lagrima me supo decir lo lindo que es iniciar y compartir con un hijo una salida de caza. Habían ya pasado unas horas y el frío era muy cruel con el niño, por lo que decidí que ya habíamos cazado..... El Jabalí no acudió a la cita, esa noche fue solo nuestra, y pese a que no disparamos ni un solo tiro, me lleve el mejor de los trofeos. Queridos amigos, San Humberto tiene un nuevo devoto; demos la bienvenida a un nuevo cazador de pura sangre y gran corazón. Jorge Cruz Julio 2007 Un recuerdo de mi hijo Diego L Cruz