Weekend

Diversión en el oro negro.

Para los amantes del todo terreno, el barro es una de las superficie­s más divertidas y al mismo tiempo más “escasa”. Un lugar para disfrutarl­a todo el año.

- Por José Mujica.

Para los amantes del todo terreno, el barro es una de las superficie­s más divertidas y al mismo tiempo más “escasa”. Un lugar para disfrutarl­a todo el año.

Generalmen­te, cuando hablamos de barro en una travesía 4x4 es porque llovió los días previos y casi siempre se presenta en obstáculos cortos, porque cuando tenemos grandes obstáculos de barro es muy difícil poder superarlos, la circulació­n se complica mucho y hay que utilizar técnicas de rescate para poder hacerlo. Si somos pocos, hasta puede llegar a ser divertido, pero si 15 o 20 camionetas son las que tenemos que pasar y demoramos 15 minutos o más con cada una, imagínense cuánto se puede tardar en superar un solo obstáculo.

Esta superficie es muy escasa porque prácticame­nte depende del clima, y si tenemos en cuenta el tiempo con el que programamo­s una salida 4x4, la variable climática juega un papel fundamenta­l, porque es muy probable que si no llueve los días previos a nuestra travesía, nos encontremo­s con la superficie totalmente seca y el tan ansiado barro brillaría por su ausencia.

Luego de muchos años de buscar y buscar lugares donde garantizar un buen barro que sea independie­nte del clima, encontramo­s en Ibicuy, a orillas del río Paraná, en la provincia de Entre Ríos, cerca del Cabo Santa María, la Estancia San Isidro, un campo de más de 2.000 hectáreas que antiguamen­te perteneció a Justo José de Urquiza y que actualment­e conserva un añejo y restaurado casco construido en 1870 por su hija Cándida.

El suelo de esta estancia nos llamó mucho la atención. Aunque el piso es arenoso, está cubierto por una capa superficia­l de aproximada­mente 30 centímetro­s del barro negro más puro que se puedan imaginar. Un barro permanente, muy blando, que al no ser arcilloso no rompe nada del vehículo y que además sale rápidament­e con un lavado. Si man-

tenemos las ventanilla­s cerradas durante la circulació­n y cubrimos las alfombras con cartones, podemos decir que el recuerdo que nos queda después de una salida es una buena foto con nuestra 4x4 embarrada hasta el techo.

En el Cabo Santa María, además de encontrar una superficie muy noble, te- nemos enormes tiradas de barro, en algunos casos superiores a los 2.000 metros. Asimismo, al existir debajo del barro una capa arenosa, los vehículos traccionan muy bien, haciendo realmente muy divertida la jornada.

Desde que encontramo­s esta mina de oro negro, allá por el 2015, hicimos unas 10 travesías, invitando a los amantes del buen off road a pasar un día de campo disfrutand­o el mejor 4x4, con un servicio de lujo y a sólo 170 km de la Ciudad de Buenos Aires.

La última salida fue el feriado del martes 20 de junio. Asistieron 19 camionetas provenient­es de diferentes lugares del país, un contingent­e de más de 40 personas que disfrutaro­n a pleno de una conducción segura en el barro.

La convocator­ia fue temprano. A las 9 de la mañana nos encontramo­s en los jardines de la estancia. Mientras compartíam­os un desayuno campestre, aprovecham­os los primeros minutos para hacer una profunda charla técnica explicando a los participan­tes la dinámica de la travesía y los tips

más importante­s para una buena circulació­n en esta superficie.

Hacia el barro

Las 19 camionetas salimos en caravana rumbo a los circuitos elegidos para la jornada, siempre guiados por el capataz de la estancia, que con su caballo nos va mostrando los diferentes lugares de paso y los niveles de los vadeos. Y también nos acompañaro­n bomberos rescatista­s de Ibicuy, contratado­s especialme­nte en cada travesía para atender posibles accidentes. Afortunada­mente, en las 10 salidas ya realizadas sólo vinieron a pasear y a comer, nunca tuvimos que requerir sus servicios profesiona­les.

Cuando llegamos al primer circuito, los participan­tes quedaron atónitos. No podían creer a donde les estábamos proponiend­o que metieran sus camionetas: el lugar parecía una laguna, realmente intimidaba. Una vez que nos reunimos todos en el ingreso, les indiqué que yo entraría primero con mi Hilux y que siguieran fielmente mi huella. Que yo encabecera la caravana tranquiliz­ó un poco a los participan­tes y de a poco se fueron animando a entrar. Al comprobar que realmente se podía circular, fueron tomando confianza. Y a medida que transcurrí­a la jornada se iban convirtien­do en expertos manejando en el barro.

La conducción debe ser ágil, a un régimen de revolucion­es del motor constante, sin hacer maniobras violentas. Es importante entrar en el obstáculo moderando la velocidad, porque una ingreso fuerte puede romper partes de la 4x4. Una vez que las ruedas delanteras están en el barro, ahí sí hay que acelerar para que las ruedas giren rápidament­e y su fuerza centrífuga evacue el barro del dibujo del neumático. Es muy im- portante dosificar el acelerador, manteniend­o el régimen de revolucion­es pero sin perder el control del vehículo, lo que se logra acelerando y desacelera­ndo.

Al mediodía hicimos una parada para comer un gran picada, cuando ya el hambre se hacía sentir entre los participan­tes. Fue un buen momento de camaraderí­a, pero que a nuestro pesar duraría poco: el circuito continuaba y todos los presentes habían ido hasta ahí para conocer los secretos del oro negro.

La sorpresa final

Luego de la picada continuamo­s con los circuitos, ahora ya todos con más experienci­a y confianza. Nos dedicamos a hacer grandes tiradas de barro sin parar, para transpirar la camiseta y disfrutar de verdad todas las prestacion­es que nos ofrece este tipo de vehículos 4x4.

Antes de finalizar con la jornada de barro, la caravana llegó hasta la laguna, a orillas del Paraná Guazú, un lugar paradisíac­o dentro de los 5 kilómetros de costa de río que posee la estancia. Un ambiente ideal para tomar fotografía­s y sentir toda la energía que tiene uno de los ríos más importante­s que posee la Argentina

Cerramos el evento almorzando un espectacul­ar asado en los jardines de la estancia, donde se podían ver las sonrisas en las caras de los participan­tes. Es que lugares así, que nos den tanta satisfacci­ón, son difíciles de encontrar. La próxima salida a la zona será a fines de octubre, donde esperamos volver a ver a muchos de los amigos que se suman a estos viajes desde hace más de 21 años.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Arriba: la camioneta atravesand­o uno de los obstáculos de barro con agua, acelerando para no quedarse encajada. Arriba derecha: la caravana circulando por uno de los circuitos y la organizaci­ón realizando uno de los tantos rescates. Derecha: todos los...
Arriba: la camioneta atravesand­o uno de los obstáculos de barro con agua, acelerando para no quedarse encajada. Arriba derecha: la caravana circulando por uno de los circuitos y la organizaci­ón realizando uno de los tantos rescates. Derecha: todos los...
 ??  ??
 ??  ?? Arriba: superando uno de los vados del circuito. Arriba derecha: otro rescate, donde se ve el caballo que sirve de “testigo” en los vadeos. Derecha: los participan­tes observando y sacando fotografía­s en un obstáculo de barro.
Arriba: superando uno de los vados del circuito. Arriba derecha: otro rescate, donde se ve el caballo que sirve de “testigo” en los vadeos. Derecha: los participan­tes observando y sacando fotografía­s en un obstáculo de barro.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina