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Rinconcito­s jujeños: Hornaditas y Hornocal

Desde Humahuaca se visitan en excursione­s cortas estos dos paisajes muy singulares de Jujuy: coloridas serranías y un bosque de cardones gigantes.

- Textos: JULIAN VARSVSKY. Fotos: WALTER REINAGA, HERNAN PAGANINI Y J.V.

Salimos desde la ciudad de Humahuaca por la RN 9 hacia la comunidad kolla de Hornaditas –15 km– y estacionam­os frente a su blanca iglesia que parece desproporc­ionada para las 50 casas del lugar, casi todas de adobe y techo de cardón, desperdiga­das en 700 hectáreas. No están una junto a otra: son núcleos familiares, cada uno con dos o tres hectáreas donde siembran maíz, papas, habas, zapallitos, cayotes y frutas. El distanciam­iento social no es producto de la cuarentena en esta región.

Nos recibe Fabio Lamas, un miembro de la comunidad dedicado al turismo comunitari­o, bien organizado desde hace dos décadas. Salimos a caminar por un bosque de cardones gigantes como no hay otro en la provincia, mientras el guía cuenta que ellos se consideran kol l as, descend ient es t a nt o de diaguitas de la zona – que habl aba n ka ká n y no que - chua– como de los incas que los conquistar­on. Y deja traslucir cierto orgullo por ello.

Pulpos con espinas

Entramos al insólito bosque –en general los cardones crecen más distanciad­os– con 40 robust os t roncos espi nosos que se subdividen en brazos de pulpo, algunos dibujando cur vas insólitas. El más alto mide ocho metros y se le calculan cinco siglos de vida. Fabio agrega que “antes eran más altos pero se van achicando con los años, como las personas”. Los cardones crecen en las serranías a mediana altura. Cuando se secan dan una madera liviana y resistente. Sus espinas miden ocho centímetro­s y sus f lores blancas, amarillas o rojas –según la especie– duran apenas 24 horas.

Fabio nos invita a conocer la casa de sus padres Héctor y Clara –él tiene la suya– donde la pareja vive con su hija y tiene cuatro habitacion­es para a lqu i la r con un ba ño pa ra huéspedes –fuera de la casa– con agua caliente. La casa es de adobe y piso de tierra: la idea es v ivencia r la cotid ianeidad de la quebrada tal cual es, sin convertir al lugar en un

Cómo llegar:

hasta la Inca Cueva. Avanzamos a paso tranquilo por la montaña y a las cuatro horas llegamos a un alero sedimentar­io rojizo de 10 metros de alto por 40 de ancho, donde hay una cueva de 5 metros de profundida­d en el límite oriental de la Puna. Vemos centenares de pinturas rupestres de colores blanco, negro y rojo. Hay círculos concéntric­os y líneas de puntos y en zigzag. L as imágenes de cuerpos humanos son alargadas y sin piernas ni manos, pero con vistosos adornos: tienen siete mil años. Mientras que los grupos de llamas domesticad­as serían de 1.500 años atrás.

A la noche cenamos con los padres de Fabio. Nos cuentan que mañana, si queremos, podremos participar del semilleo del maíz o la cosecha de habas, salir a buscar al rebaño de un centenar de cabras en la montaña y llevarlas al corral con la ayuda de perros, cocinar pan en el horno de barro o preparar con Clara un guiso de quínoa y papa verde.

Trabajo inesperado

La idea de recibir turistas surgió por casualidad, cuando una tarde fría de 2002 Clara i nv it ó a u nos v i ajeros que esperaban un micro a tomar

mate cocido en su casa. Como se sintieron a gusto, se quedaron a dormir sobre cueros de oveja y a la mañana siguiente se fueron felices, sugiriéndo­le a Clara repetir la experienci­a y comenzar a cobrar.

A la mañana siguiente Fabio nos lleva hasta el cercano churqui –árbol de la familia del algarrobo– venerado por la comunidad: tiene 300 años. El segundo fin de semana de febrero se hace en Hornaditas la Fiesta Nacional del Cardón y el Churqui con grupos folklórico­s tocando erques y charangos, y copleros de toda la Puna y la Quebrada de Humahuaca.

Dejamos atrás el churqui y comenzamos a caminar una hora y media hasta El Antigal, una antigua fortaleza omaguaca que sigue dominando el paisaje desde lo alto de un cerro. Al llegar a la cima encontramo­s los restos de piedra de la fortificac­ión, más pinturas rupestres y tumbas con restos de huesos a la vista y vasijas rotas. El último día avanzamos hasta El Pintado, entre las cuadricula­s plantadas por la comunidad para ver otras pinturas rupestres en un paisaje más verde. Los visitantes suelen quedarse entre uno y tres días y son invitados a participan del ritual de corpachar la tierra – darle de comer–, pero solamente en la primera semana de agosto como lo indica la tradición, sin sobreactua­ciones y con respeto real a la Madre Tierra.

El cer ro Siete C olores en Purmamarca y la Paleta del pintor en Maimará son acaso los dos panoramas más conocidos de las montañas jujeñas, pero en lo últimos años han escalado entre las selfies las serranías del Hornocal: son si n duda más espec t ac u lares que las anteriores por el gigantismo de esas vetas de colores en zigzag a lo largo de una montaña completa. Salimos a visitarlas desde Hornaditas, aunque también es una excursión de mediodía desde la ciudad de Humahuaca.

Cerro de mil colores

El auto caracolea por el ripio de la RP 73 durante 45 minutos, hasta que vemos aparecer en la lejanía esa montaña sin vegetación, cubierta de líneas de colores desde los pies hasta la cima. Estas serranías son parte de la formación calcárea Yacoraite que se extiende en línea desde Perú bajando por Bolivia y la Quebrada de Humahuaca, para terminar en Salta. Estacionam­os para caminar unos pasos hasta un mirador donde vemos muy bien al Hornocal, aunque un poco lejos. Por eso caminamos un rato por un sendero que baja por el valle, acercándon­os un poco más a ese arco iris de piedra descomunal que, de a poco, se está convirtien­do en el ícono visual más impactante de la provincia de Jujuy.

 ??  ?? en Hornaditas la familia Lamas ofrece alojamient­o con excursione­s. Reservas: Tel.: +54 9 3875878190, +54 9 3874671604 (dejar mensaje por Whatsapp; la señal es irregular).
en el puente de La Banda –Humahuaca– siempre hay taxis colectivos esperando turistas. La distancia es 25 km. Desde Buenos Aires a Humahuaca hay unos 1.700 km por la RN 34 que atraviesa Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y Salta.
en Hornaditas la familia Lamas ofrece alojamient­o con excursione­s. Reservas: Tel.: +54 9 3875878190, +54 9 3874671604 (dejar mensaje por Whatsapp; la señal es irregular). en el puente de La Banda –Humahuaca– siempre hay taxis colectivos esperando turistas. La distancia es 25 km. Desde Buenos Aires a Humahuaca hay unos 1.700 km por la RN 34 que atraviesa Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y Salta.
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