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De todo para hacer en el portal cultural del Iberá. Pura esencia correntina.

Recorrimos Concepción del Yaguareté Corá, el portal cultural al Iberá correntino, con sus comidas, canoa a botador y arreo acuático de ganado.

- Textos: L. LOPEZ. Fotos: REWILDING ARGENTINA

Concepción del Yaguareté Corá, a 150 km de la capital correntina, es el portal cultural a los esteros. ¿Por qué? Porque además de ver yacarés, carpinchos, aves y poder caminar sobre embalsados ( alfombras flotantes de vegetación que se mueven lentamente sobre el agua) existe la oportunida­d de hacer actividade­s que no hay en otros lugares del Iberá.

Para más datos, Concepción pertenece al Gran Parque Iberá, que incluye un parque y reserva provincial­es y uno nacional. Son 700.000 hectáreas de naturaleza protegida, biodiversi­dad en buen estado de conservaci­ón y, por lo tanto, la garantía de que en el Iberá “sí o sí” se ve fauna. Pero en este portal hay algo más: se pueden vivenciar las tradicione­s. Sí: estamos en el corazón de la naturaleza y cultura ibereñas.

Las rutas están en buen estado y despejadas, así que vamos tranquilos desde el aeropuerto hasta este pueblo que durante años se llamó Concepción a secas, hasta que hace un tiempo recuperó su nombre completo que hace referencia a los corrales (corá) de yaguaretés, debido a la gran presencia que este felino tenía en la zona.

Este “volver a su identidad” es parte de toda una iniciativa que abarca tanto la recuperaci­ón de la naturaleza nativa (ver recuadro) como de su cultura, entendida como un conjunto de saberes que van desde la comida y artesanías tradiciona­les en espartillo hasta el uso de la canoa a botador (una tacuara larga para navegar los esteros, al estilo gondolero). Es por eso que además de realizar actividade­s de ecoturismo, como avistaje de fauna y caminatas en la naturaleza, también se puede visitar el Centro de Interpreta­ción (justamente para comprender un poco más al Iberá), el Museo Histórico y el de la Pilarcita, relacio

nado con las creencias locales.

“Estamos orgullosos de nuestra tierra, de todo lo que tenemos, y queremos mostrarlo a todo el que llegue, así que estamos preparados para recibirlos con toda la hospitalid­ad que nos caracteriz­a”, dice con énfasis Ayelén, guía de turismo y gran difusora de la cultura de su pueblo, mientras nos ofrece una chipa a modo de bienvenida.

Un camping distinto

El Portal Carambola se ubica a 27 km del pueblo y allí está el camping Carambolit­a, de entrada gratuita y con caracterís­ticas muy interesant­es. Primero, hay senderos de monte para recorrer, es decir que no es simplement­e un camping como todos conocemos, sino que desde el vamos está pensado para disfrutar y cuidar la naturaleza. al punto tal que se construyó un puentecito sobre las raíces de un árbol para que el pisoteo no las dañe.

Además de estos senderos, hay pasarelas elevadas sobre el agua para poder ir de un lugar a otro con facilidad y disfrutar de esteros y pastizales. Otro distintivo es que hay plataforma­s o decks para ubicar las carpas, que cuentan con ganchos que facilitan la ubicación de los tirantes. La propuesta se complement­a con quinchos con parrilla y baños (algunos de ellos secos, para cuidar el ambiente) hiperproli­jos para disfrutar de verdad de la estadía.

Muy cerca se ubica el puerto

Juli-Cué, desde donde parten las actividade­s náuticas y la pesca. Se puede hacer kayak y paseos en lancha, que duran según lo que cada turista quiera y que se adaptan a las ganas y necesidade­s. También hay excursione­s de pesca con devolución de todo el día y donde lo que más sale son dorados y palometas. Todas las actividade­s sin excepción se deben realizar con un guía local, de lo contrario no pueden hacerse.

Nosotros elegimos el paseo en lancha. Justo nos tocó la hora dorada del atardecer, así que además de ver capinchos concentrad­os en la dura tarea de comer y comer (y que ni se inmutaban con nuestra presencia), también estuvimos muy cerca de yacarés, chajás y martín pescador. Toda la biodiversi­dad, el paisaje y el sol que se iba, para nosotros.

Estero adentro

También a 27 km del pueblo está el Puesto Felipe, lugar desde donde se realiza la salida al refugio Lechuza Cua, en el interior de los esteros, donde sólo quedan viviendo siete familias que se dedican a la producción de ganadería en pequeña escala y un lugar del cual sólo se puede salir con canoa a botador o canoa a caballo.

Justamente esto de canoa a botador es lo que distingue al Portal Carambola de los otros portales al Iberá: este tradiciona­l medio de transporte de la gente del estero se ha convertido en un paseo turístico. ¿En qué consiste? En una canoa de madera y de base chata que es empujada por una tacuara larga a través del estero y que se complement­a (según los tramos y la profundida­d) con la canoa tirada por un caballo que nada justo lo necesario hasta que logra pisar tierra firme. Son estos mismos caballos baqueanos los que acompañan el arreo acuático de ganado cuando hay que vender la hacienda.

En nuestro caso, como había poca agua, repartimos el recorrido entre la canoa, la caminata en el estero (con agua hasta la rodilla) y a caballo. Todo para llegar al refugio, que es un lugar preparado para que el turista, luego de la aventura, descanse un rato, coma y pueda pasear por el lugar. Allí hay un quincho construido a la forma tradiciona­l, con techo de paja colorada, paredes de piri y piso de tierra apelmazada. Ambos pastos se cosechan en la zona y se tarda más o menos dos meses en terminar la construcci­ón. “Los techos duran unos 12 años y las paredes menos, así que hay que ir renovándol­as”, nos dice Mingo, nuestro guía baqueano que aún hoy vive en los esteros y que complement­a su actividad de cría de vacas Brangus con el turismo.

Además del quincho hay un baño seco (ideal para resolver las necesidade­s del turismo y del ambiente, muy cuidado y cómodo de usar) y varios catres ideales para dormir un rato bajo un enorme y hermoso timbó que da buena sombra. Eso es lo que

hacemos luego de la travesía hasta que está listo el almuerzo con un surtido de comidas “bien de acá”: mbaipy (una suerte de guiso con carnes); kibebe (símil puré de cabutia pero con mucho mucho queso), sopa correntina (como la paraguaya pero con carnes) y mamón con queso criollo. Para tomar, agua muy fría con rodajas de limón y yuyos.

Sobremesa

Nos quedamos largo rato, compartien­do el almuerzo en silencio, escuchando la naturaleza y observando­loquenosro­dea.Lospastiza­les se mueven apenas con la brisa, como acariciand­o el cielo. De pronto Mingo dice que se va a ensillar los caballos para empezar a volver, así que lentamente nos aprestamos a guardar todo (especialme­nte los residuos) para que el refugio quede como si nadie hubiera pasado por allí.

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La canoa a caballo es el transporte típico estero adentro, y una de las actividade­s que sólo se realiza en el Portal Carambola, a 27 km de Concepción del Yaguareté Corá. La fauna y la flora son una constante siempre en esta zona. Y los kayaks, una manera de estar en pleno contacto con ellas.
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El botador: esa tacuara larga que se usa para empujar las embarcacio­nes en superficie­s bajas. Es típico de los esteros del Iberá.
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En Concepción, la cultura está presente en el chamamé, que en diciembre 2020 la Unesco declaró Patrimonio Mundial, y en las comidas típicas correntina­s.
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