El frío llegó más temprano.
Relevamos la laguna Las Tablillas, un ámbito con buenos pejerreyes aún en días de calor, lo que augura una gran temporada invernal.
Relevamos la laguna Las Tablillas, un ámbito con buenos pejerreyes aún en días de calor, lo que augura una gran temporada invernal.
De la mano de un amigo pescamos pejerreyes en lugares poco frecuentados de Las Encadenadas, con resultados más que aceptables, aunque no es la única especie que puede logra rse en el luga r: ta mbién hay carpas, bagres y tarariras. Dentro de este marco de sitios cercanos elegimos la laguna Las Tablillas, a la que nos decidimos por comentarios de los buenos servicios que ofrece y por su pesca rendidora, debido a que en este último tiempo ingresó mucho caudal de agua a causa de las precipitaciones.
Allí nos juntamos con nuestro guía experimentado, Marcelo Travasio, quien –barbijo mediante– a su vez nos presentó a los nuevos concesionarios del viejo pesquero El Portugués: Matías Letornau y su socio Guillermo Jorajuria, con quienes compartimos una charla y algunos mates según la regla del coronavirus: cada uno con su mate y bombilla.
Lugares elegidos
Minutos después, en compañía de Alberto Frontoni y Marcelo Méndez Encina, partimos desde el muelle del pesquero en una prolija embarcacion trucker de 7 m de eslora equipada con motor de 40 HP. El día se presentaba diáfano y con una brisa de viento suave, especial para realizar un gareteo y dejar derivar las boyas a las 9:40 de la mañana.
El sitio al que nos llevó Marcelo a realizar los primeros lances fue la zona de El Galpón, una franja de los Manantiales de Iriarte, donde predominan callejones de juncos cerrados.
Allí el pejerrey se pesca raneando, técnica que consiste en poner la embarcación encima de los juncos y lanzar hacia los lugares donde hay claros de agua utilizando aparejos de tres boyas de tamaños chicos, cargados con un puntero de 30 gramos para hacer tiros certeros. El guía había estado pescando días anteriores en esta zona con resultados más que óptimos, ya que en una jornada había sacado ejemplares que superaban el kilogramo de peso. La primera captura de la mañana rondó los 30 cm y fue lograda a una profundidad de solo 10 cm.
En este sector todas las cañas obtuvieron entre 10 y 15 piezas en apenas tres horas de pesca. Así que ya siendo la 1 de la tarde decidimos hacer un alto por las altas temperaturas
y porque Matías nos estaba esperando para agasajarnos en el pesquero con un rico asado, para que la jornada fuera más agradable. Al mediodía nos comentaba que con el incremento de la temperatura, se corta la frecuencia de pique.
Después del almuerzo y algunos minutos más de descanso, nos dirigimos a un bajo denominado La Barranca de Atilio, sitio ocasionalmente frecuentado por algunas lisas que pasan por las compuertas, pero donde en donde en verano se concentran gran cantidad ya que se trata de una zona de baja profundidad. Allì también se ocultan pejerreyes de grandes portes. Por regla, todos probamos con líneas de tres boyas de tamaño mediano, ya que se pesca gareteando por los claros sin vegetación emergente.
El mejor ejemplar que obtuvimos rondó los 37 cm, y el promedio fue de 35. Con una cuota cumplida de 20 pejerreyes robustos y peleadores, siendo las 5 de la tarde abandonamos el ámbito.
Síntesis
A modo de conclusión, bastaron solo seis horas de pesca para hacer una cosecha satisfactoria y observar las bondades de este ámbito muy bien poblado de flechas de plata, que con el pasar de los días y cuando se aproximen las bajas temperaturas invernales, seguramente –y al igual que los de los alrededores– se irá afianzando con portes de mayor peso.
Las Tablillas siempre nos ha brindado grandes alegrías, y el 2021 viene muy prometedor, así que vale la pena tenerlo en cuenta en nuestra bitácora, más aún cuando buscamos alternativas a solo 150 km de la Capital Federal, más precisamente en el límite entre las localidades de Chascomús y Lezama. Vale recordar que se trata de es un espejo de más de 200 hectáreas con curvas y tejamares, comunicado mediante arroyos linderos con las lagunas Chis Chis y Las Barrancas, en el cual fallar es casi imposible, tanto embarcado como desde costa.