Como los pájaros
El paratrike es una actividad que crece cada vez más en la Argentina, sumando adeptos por su contacto único con la naturaleza.
Volar es una aventura que muchos en la Argentina elegimos vivir a bordo de un paratrike. No es más que una actividad derivada del paramotor, que a su vez nació del parapente, mejor conocido como vuelo libre. La única diferencia es la picardía y gracia de motorizarlo, ponerle ruedas, para tener mayor independencia y seguridad.
Sin entrar en detalles técnicos, un paratrike se conforma por un parapente, un trike (carro) con el motor y un paracaídas de emergencia, además de los diversos accesorios como radio, casco, altímetro y GPS, entre otros.
Un parapente es una areonave hecha sólo con tela y cuerdas, sin estructuras rígidas, descendiente de un paracaídas de exhibición de planta cuadrada o rectangular, formado por dos capas de tela, con limitado coeficiente de planeo.
Actividad en plena evolución
Los nuevos materiales llevaron a que esta actividad creciera a niveles insospechados, abaratando los costos y haciéndola más accesible. Los parapentes tienen superficies de 20 a 42 m2, con tasas de planeo antes impensadas y velocidades de hasta 65 km/h. En el caso de los trike biplaza, soportan hasta 380 kg y su performance está muy por encima de los modelos iniciales. Se podría decir que en la actualidad existe un tipo de parapen-