Aventureros del futuro.
Un grupo de chicos se preparó durante semanas con miras a un desafío: hacer cumbre en el cerro Tres Picos, el más alto de Buenos Aires, de 1.239 msnm.
Un grupo de chicos se preparó durante semanas con miras a un desafío: hacer cumbre en el cerro Tres Picos, el más alto de Buenos Aires, de 1.239 msnm.
Desde hace tres años tiene lugar en Ecoterra Camping (ubicado en la ciudad bonaerense de Olavarría) el grupo de EcoAventura, formado por niños y niñas de 9 a 13 años. Profesores y chicos, basados en principios de educación viva, fueron planteando los objetivos y realizando las experiencias previas necesarias para afrontar con seguridad esta travesía al cerro Tres Picos, en Sierra de la Ventana.
Para ello realizaron: trekkings de variadas distancias en diferentes terrenos, campamentos y otras actividades de aventura en espacios naturales y artificiales (palestras), como búlder, escalada y rappel. Para dicha expedición, además, debieron llevar los insumos necesarios que le permitieran la supervivencia confortable durante dos días de aventura en la montaña (ver “Equipamiento”).
Bitacora de una aventura
Luego de que el viaje debiera ser pospuesto una semana por razones climáticas, llegamos a la estancia Funke el 28 de mayo. En la mesa de entrada nos recibió Gonzalo Rodríguez, encargado del refugio que permite el paso al cerro. Él nos confirmó que ese fin de semana tendríamos un clima ideal, sin nubes, aunque con frío. Luego de registrar a los 17 integrantes del grupo (3 profesores, 3 padres y 11 chicos), seguimos nuestro viaje en combi hasta el puesto Glorieta, último punto donde se puede acceder con vehículo.
Nos bajamos, revisamos el equipaje, redistribuimos el peso de las mochilas para que resultaran más ergonómicas, y repartimos las viandas de comidas y colaciones. El ascenso comenzó a las 11:30 hs, atravesando el arroyo cargado de agua por las lluvias de los días anteriores, lo que anunciaba que contaríamos con líquido suficiente para recargar una vez llegados al destino de nuestro primer día de trekking.
En poco menos de una hora recorrimos el valle que lleva al pie del cordón serrano. Este llano nos ayudó a acomodar la ropa para caminar más frescos, ya que tuvimos la compañía del sol durante todo el recorrido.
Comienza la subida
El ascenso, paulatino al principio, se realiza entre pinos, y cuando la pendiente se acrecienta ya se comienza a mirar la imponente pared que acompaña
a la derecha. Cada uno se detiene a recuperar su respiración, entre el sonido del agua que choca con las piedras y las aves que cantan.
Rumbo a la cumbre
Al montarse al filo de la montaña ya se puede ver el puesto Glorieta a lo lejos, y se comienza a dimensionar el recorrido realizado. El ansiado almuerzo llegó al cruzar un paso dinamitado: una arcada de 2 m en plena sierra que sirve de punto de referencia para los caminos al cerro Napostá, a la Cueva de los Guanacos y a la cumbre del Tres Picos, pasadas las dos de la tarde.
Una leve pendiente descendiente nos ayudó a retomar la marcha cruzando los corrales, otros de los puntos de referencia en el camino hacia la cumbre. Un nuevo ascenso nos esperó para llegar al techo de la Cueva de los Guanacos, la que superamos para retomar el camino hacia la derecha y poder ingresar para armar el campamento: carpas y cocinas improvisadas cada cuatro personas. Es momento de disfrutar del entorno y la imagen del Tres Picos con el recorte de la entrada de la cueva, paisaje ideal para descansar y so- ñar con la cumbre más alta de la provincia de Buenos Aires.
El segundo día inició a las 8 con la búsqueda de agua para preparar el desayuno individual (embolsado previamente: leche en polvo, cacao, azúcar, cereales y frutos secos). Luego se organizó el equipo que nos aguardó en la
cueva para evitar el ascenso con peso extra. Cruzar desde la cueva al Tres Picos nos enseña las distintas caras de la montaña, porque permite observar las formaciones y las eras de las que estas piedras fueron parte y testigo.
Al cabo de poco más de una hora la pendiente se acrecienta: estamos en la precumbre. En ciertos pasos necesitamos la ayuda de las manos para escalar, y antes del mediodía los 17 integrantes de la expedición podemos disfrutar de una vista única. ¡Llegamos! Con una visibilidad ideal dejamos volar nuestra mirada hacia los cuatro puntos cardinales, y en esa sensa- ción de plenitud nos tomamos un tiempo para agradecer a todos los que hicieron posible esta experiencia. Respiramos hondo e hicimos la foto grupal y testimonial en la cumbre. Abrazos y festejos por el logro y a descansar para la vuelta.
Recuerdos y anécdotas van siendo recapitulados, mientras nuestra memoria va atesorando esos instantes que serán eternos para estos niños, los pequeños aventureros del futuro.
CONTACTO: ecoterra.camping@gmail.com. Facebook: ecoterra camping. Coordinadores: José Antonio Pianciola, Tel.: (02284) 688614; María Verónica Pianciola, Tel.: (02284) 215935.