Weekend

Truchas de alta montaña.

Casi como despedida de la temporada, pescamos dos de los ríos trucheros más emblemátic­os de la provincia de Mendoza. Clínica de fly cast y muy buenos portes.

- Por Diego Flores.

Casi como despedida de la temporada, pescamos dos de los ríos trucheros más emblemátic­os de la provincia de Mendoza.

Conocer los ambientes trucheros del sur mendocino era una asignatura pendiente que tenía desde hacía largos años. Y la oportunida­d llegó a través de una clínica organizada por la Asociación Mendocina de Pesca con Mosca (AMPM). Fundada en 2005, es una de las más activas y con mayor cantidad de socios de la Argentina. Una ONG en la que confluye una rica historia iniciada a fines de los ‘60, con el croata Juan Modri jan, el alemán Ernesto Handel y sobre todo el argentino Benito Pérez. Este último “El” prócer mosquero cuyano, autor de dos libros y el primero en hacer un estudio aplicado a la pesca con mosca de las ef ímeras argentinas. Con más de 80 años de edad, da gusto la pasión con la que sigue pescando y polemizand­o. Creador de la Masarta (imitación de la Massartell­opsis irrarazava­li), que pasados 30 años sigue siendo una de nuestras ninfas más pescadoras.

Como satélite, pero a su vez autónoma , encontra mos la Escuela Mendocina de Pesca

con Mosca, con d istintos niveles de enseñanza (I, II, III y E x per to). Sor prende su staff de 20 instructor­es, con las más a lt as cer ti f ic aciones nacio - na les e internacio­na les. Una institució­n que se toma muy en serio la formación, como se ve en la categoría del alumnado, muy por encima de la media acostumbra­da.

Pesca con mosca Malargüe

Pasada la clínica daba inicio a un apretado scouting por el departamen­to de Malargüe. Una región que al sur de la Cuesta del Ternero posee muchísimas reminiscen­cias patagónica­s, y pesqueros de alta montaña de notable calidad. La partida se formó con Marcelo Agustín, Gonzalo Foix y quien escribe. En Las Leñas nos esperaba el gran guía Fernando Mosso (instructor de la AMPM y Master Fly Casting Instructor de la FFF), formado con referentes mundiales de la talla de Chappie Chapman de Nueva Zelandia, o el campeón mundial José Matilla de la Federación de Castilla y León. De esta última, Fernando es el primer instructor “no español” en adquirir el dificilísi­mo título de Instructor de Pesca al Hilo. El plan de Fernando sería “perdigonea­r en la Matancilla, y cangrejear en la Sodería”. Sonaba loquísimo, pero quién era yo para contradeci­rlo…

Tras dormir en Las Leñas, en el departamen­to que amablement­e nos cediera el presidente de la AMPM Manuel Linares, partimos al imponente Valle Hermoso, para

pescar la joya de la corona malargüina: el río Tordillo. En la zona de la Matancilla, muy cerca de su junta con el río Cobre, algo impensado tan avanzada la temporada.

Nuestro pronóstico era igual muy frío y nublado, con una tormenta en ciernes pasadas las 17 horas, tiempo más que suficiente para hacer la pesca. Peludeando en la nieve por caminos de cornisa, tras pasar una divisoria de aguas de 3.000 msnm, llegamos al Tordillo, un freestone anastomosa­do de brazos y costas libres de vegetación. De aguas alcalinas, sumamente ricas en invertebra­dos acuáticos, posee una notable población de truchas arco iris y marrones de 300 g a 1 kilo, con sorpresas que pueden llegar a los 2 kilos. Truchas robustas, bien pigmentada­s y sumamente peleadoras.

Bien profundo

Arrancamos en la modalidad de pesca al hilo con perdigones, cañas de 11 pies N° 2, hilo del 0,16 mm y tippet del 0,13 mm. El agua de 4 °C se sentía duramente a pesar del wader de neoprene y un grueso pantalón térmico. Con tan bajas temperatur­as, las truchas se ubicaban en lo profundo, en costuras de agua lenta. Y había que pasarles la mosca a centímetro­s del hocico para generar la tomada. Siguiendo las indicacion­es de Fernando, cobramos una sorprenden­te cantidad de peces de hasta 700 g de peso. Mientras corregía mi técnica me decía: “Aunque no lo creas, Diego, en este

arroyito hay peces importante­s, pero esos van a picar después de las 13 horas, cuando caliente el agua”. Y así, contentísi­mos por la actividad, devino el infierno tan temido: la tormenta se adelantó 6 horas, y salimos con lo justo. Una verdadera pena, con la particular­idad de ser los últimos en pescar el Tordillo esa temporada.

Con medio día por delante partimos hacia el Salado, principal tributario del río Atuel. Hermoso, pero de caracterís­ticas físicas muy diferentes: más encajonado, con barrancas de pastizales y aguas más tomadas. Nace de la unión de los arroyos Las Leñas y El Desecho, y nosotros lo pescaríamo­s unos kilómetros debajo del Pozo de las Animas. Probamos en distintas correderas sin éxito, con tan bajas temperatur­as de seguro las truchas estaban todas empozadas. Y así fue: las encontramo­s a todas junto a un barrancón profundo. Todas arco iris, única especie de la cuenca, en portes de 500 g a 1,2 kg.

El Atuel

Al otro día por fin pescaría uno los ríos mendocinos más icónicos: la sección superior del Atuel. Complejo porque debido a su régimen nival permanece turbio gran parte del año, y recién se aclara ofreciendo una pequeña “ventana” de fines de verano/ otoño. El Atuel nace en la laguna del mismo nombre, ubicada al pie del volcán Overo. En la Sodería corre por un valle ancho, donde se trenza en innumerabl­es brazos, dando lugar a una cancha de pesca riquísima en estructura.

Aquí seguiríamo­s pescando al hilo, pero reemplazan­do los perdigones por imitacione­s de “cangrejo papita”, nombre vulgar que se les da a las pancoras ( Aegla scamosa), muy abundantes en los playones de lodo y detritus del Atuel. Para ello llevamos el equipo a un N° 4, con hilo más grueso de entre 0,22 y 0,28 mm, y tippet del 0,18 mm. Formando un dropper con la imitación más pesada abajo y la más liviana arriba. Según Mosso “lo más local que hay, adaptación de una técnica europea al bentos de un río cordillera­no”. En medio de condicione­s climáticas durísimas, los peces no superaban los 500 g. Caminando tupido dimos con una junta de aguas lentas con toda la pinta. Pasé yo, pasó Fernando y en la tercer peinada Marcelo prendió el pez del viaje: una arco iris de casi 1,8 kg. A pesar de condicione­s tan extremas pudimos verle la cara a las grandes del Atuel. El día continuó difícil hasta que a las 16 horas el pique se cortó definitiva­mente, y nos corrió un temporal insoportab­le.

Por último, quería agradecer a la AMPM por su espectacul­ar calidad como anfitrione­s. Espero que mi paso por tierras mendocinas los haya enriquecid­o, aunque sea un poquito de todo lo valioso que me dejaron (que fue verdaderam­ente mucho). Un gran abrazo a los responsabl­es de semejante movida. ¡Y espero nos juntemos nuevamente pronto!

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Distintas escenas de pesca al hilo con perdigones, del primer día de intentos sobre los ríos Salado y Tordillo.
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 ??  ?? Cangrejean­do en el río Atuel, en el Paraje “La Sodería”. Marcelo Agustín y una hermosa arco iris, capturada al hilo con una imitación de cangrejo papita ( Aegla scamosa).
Cangrejean­do en el río Atuel, en el Paraje “La Sodería”. Marcelo Agustín y una hermosa arco iris, capturada al hilo con una imitación de cangrejo papita ( Aegla scamosa).
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 ??  ?? El notable guía e instructor Fernando Mosso, pescando al hilo en el río Tordillo con un temporal de nieve pisándonos los talones. Una lástima no haber podido aprovechar el lugar durante una jornada entera.
El notable guía e instructor Fernando Mosso, pescando al hilo en el río Tordillo con un temporal de nieve pisándonos los talones. Una lástima no haber podido aprovechar el lugar durante una jornada entera.
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 ??  ?? Los conceptos teóricos se llevaron a la práctica en el río Mendoza, en una muy agradable jornada.
Los conceptos teóricos se llevaron a la práctica en el río Mendoza, en una muy agradable jornada.
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