Weekend

Una aventura con todo incluido.

Cómo disfrutar en familia de este mágico lugar ubicado muy cerca de Salvador de Bahía, donde todo está resuelto para pasarla bien.

- Por Patricia Mogni.

Cómo disfrutar en familia de Praia do Forte, un mágico lugar ubicado muy cerca de Salvador de Bahía, donde todo está resuelto para pasarla bien.

Al noroeste de Salvador de Bahía se extienden largas playas de aguas cristalina­s, pespuntead­as por un extenso cordón de palmeras en donde se encuentra el pintoresco pueblo de Praia do Forte. El clima es agradable todo el año y durante el verano prevalecen los días soleados, ya que las lluvias suelen darse entre los meses de mayo a julio.

La calle principal de Praia do Forte se transita a pie, los autos quedan en las afueras, lo que lo hace tranquilo e ideal para

el paseo. A lo largo de la calle principal, rodeada por coloridos negocios, las santa ritas f lorecen de todos los colores en que podamos imaginarla­s. Casitas bajas de pescadores son ahora coloridas tiendas que conservan el espíritu del lugar. La gente sonríe, se encuentra, comparte una cerveza o caipirinha debajo de un frondoso árbol en medio de la calle. Aquí nadie parece saber qué es el estrés. “El sol sale para todos, pero la sombra solo para pocos”, dice Roberto, nuestro guía. Y aquí la festejan con encuentros. O descansand­o.

Simpáticos bares y restaurant­es forman parte de la alegre vida cotidiana. No faltan los puestos en donde beber agua de coco o variados jugos de fruta. Al final de la calle hay numerosos puestos de artesanía y una blanca capilla frente al mar, desde donde se ven los barquitos coloridos de los pescadores. Entre los meses de julio y noviembre es posible observar las ballenas de la especie jubarte,

también llamada jorobada, que se acerca a estas aguas cálidas para aparearse y tener sus crías. Durante la marea baja se forman piletones en la barrera de coral, que son ideales para la práctica de snorkel y poder observar la diversidad del fondo marino y sus peces. Además de múltiples actividade­s acuáticas que se pueden realizar en estas costas.

Al finalizar la calle principal se encuentra la sede nacional del Proyecto Tamar, para la protec- ción de tortugas marinas. Es un centro de interpreta­ción ideal para visitar con toda la familia y aprender sobre las tortugas. En el mundo hay siete especies de tortugas marinas y cinco de ellas ponen sus huevos en la inmensa costa de Brasil, siendo este sector uno de los más frecuentad­os. En el centro de visitantes se pueden observar a varias de ellas en sus diferentes etapas de crecimient­o. Son traídas hasta este lugar, porque están en riesgo. Aquí se las rehabilita y luego son devueltas a su hábitat natural. Además de las tortugas, se pueden ver cangrejos, rayas, tiburones y otros peces. Hay visitas guiadas.

Una ciudad para vacacionar

A 7 km de Praia do Forte y a 60 km del aeropuerto de Bahía se encuentra el complejo hotelero Iberostar, que alberga el hotel Praia do Forte y el Bahía. Desde el aeropuerto se llega por la Estrada do Coco, que transita por zonas de área ambiental protegida. Llaman la atención numerosos puentes colgantes bastante angostos que atraviesan la carretera. Los hicieron para que algunos animales, como monos o perezosos, puedan cruzar.

Una calle franqueada por altísimas paredes de cañas de bambú dan la bienvenida a esta ciudadela hotelera. En la recepción, el sonido del agua provenient­e de numerosas cascadas y fuentes transporta a un estado de placer y relax. Eso indica que estamos cambiando al modo vacaciones. Siempre me pregunté cómo sería estar de vacaciones en un lugar

en donde todo está resuelto. Era mi primera vez en un all inclusive. Acostumbra­da a los viajes de aventura, este, para mí, era una aventura en sí mismo.

Desde luego, uno se acostumbra muy pronto a no tener que pensar en nada más que en disfrutar. El Iberostar es como una ciudad bellísima. Los senderos que conectan parques, piscinas, restaurant­es y los edificios con las habitacion­es están rodeados de jardines. Numerosas palmeras y orquídeas son las protagonis­tas en cada rincón. Los espejos de agua, de fuentes y piscinas acompañan el contexto del mar. La playa es amplia, extensa y tranquila, especial para largas caminatas. Hay diferentes restaurant­es temáticos, con variada gastronomí­a; actividade­s para elegir durante todo el día, campo de golf, canchas de vóley, tenis, squash, juegos, parque acuático para niños, piscinas cálidas con agua salada... También carritos para bebé y todo lo necesario para ellos, como club de niños y niñeras, mientras los adultos aprovechan el gimnasio y un pase completo al spa pensado para el reláx absoluto.

Tiziana (5) y Zoe (9) llegaron junto a sus padres, que encontra-

ron aquí una nueva manera de vacacionar en familia. Tiziana se hizo fanática del parque acuático especial para niños, al igual que su hermana Zoe, aunque ella estaba encantada aprendiend­o a bailar al ritmo de las coreografí­as de la música brasileña. Sus padres se hicieron habitués del bar acuático. Por las noches podían elegir entre los diferentes retaurante­s temáticos de cocina internacio­nal o probar la exquisita gastronomí­a local, para más tarde asistir a los variados shows en el teatro. Las niñas estaban fascinadas con la “camita china”, que tenían en el balcón de su habitación, y que se trata de una hamaca paraguaya. Me contaron, también, que hay unos monos chiquitos y simpáticos, que si te descuidás se toman el jugo.

En ritmo de capoeira

Los tambores suenan en sonidos afro en Salvador de Bahía. Es que aquí se concentra la mayor cantidad de población negra fuera de Africa. Con la explotació­n del azúcar se trajeron miles de esclavos desde el continente africano, en épocas de la colonizaci­ón portuguesa. En las playas nunca falta un picadito de fútbol. Desde el puerto, se eleva abruptamen­te el terreno para dar paso a la ciudad histórica.

Al barrio Pelourinho se puede acceder por medio de un elevador público, que trepa unos 72 m de altura: se trata del elevador Lacerda, que fuera construido en 1873 y actualment­e modernizad­o. Cuenta con cuatro cabinas con capacidad para 20 personas. Desde la altura se tiene la mejor vista de la Bahía de Todos los Santos.

Ya en el Pelourinho, las casas coloniales de coloridos frentes bordea n las a ngost as ca l les empedradas. Miles de ventanas se asoman al sonido de los tambores. Las negras bahianas de amplísimas polleras con miriñaque y escotes de volados con multitud de collares se acercan para hacerse fotos o para invitar a los turistas a los negocios. De amplia sonrisa y brillantes ojos negros, lucen escultóric­os turbantes sobre sus cabezas. Roberto, el guía, comenta: “Aquí la gente, cuando no está de fiesta, está ensayando”. Y cuando ven a alguien corriendo o haciendo gimnasia dicen que se está preparando para el carnaval. Eso describe el espíritu alegre y festivo del pueblo.

Ricas iglesias

Las iglesias son protagonis­tas en el casco histórico. Hay muchas, y una más exuberante que la otra. En estilo barroco, llama la atención la de San Francisco, que fue inaugurada en 1713 y pertenece a la primera etapa de este estilo. Está repleta de tallas de madera revestidas en láminas de oro. Su interior es absolutame­nte abrumador y totalmente dorado. Al entrar es imposible no dejar soltar una expresión de asombro.

Por la geografía, la historia, las playas, la naturaleza y la infraestru­ctura de los modernos complejos hoteleros, Praia do Forte es un destino soñado para las vacaciones en familia, más cuando viene con todo incluido y todo resuelto para que disfruten chicos y grandes.

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 ??  ?? Foto familiar en la sede del Proyecto Tamar, para la conservaci­ón de las tortugas. Abajo: vista de las piscinas del Iberostar Praia do Forte. Parque acuático para niños, cascadas en las piscinas y gimnasio ubicado en el sector de spa.
Foto familiar en la sede del Proyecto Tamar, para la conservaci­ón de las tortugas. Abajo: vista de las piscinas del Iberostar Praia do Forte. Parque acuático para niños, cascadas en las piscinas y gimnasio ubicado en el sector de spa.
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 ??  ?? Habitación del Iberostar Bahía con balcón y vista al mar. Los pequeños monos del bosque suelen acercarse cuando algún jugo queda sin dueño a la vista. Es posible pedir tragos en la piscina. Abajo: restaurant­e temático.
Habitación del Iberostar Bahía con balcón y vista al mar. Los pequeños monos del bosque suelen acercarse cuando algún jugo queda sin dueño a la vista. Es posible pedir tragos en la piscina. Abajo: restaurant­e temático.
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 ??  ?? Capilla De Todos los Santos en Praia do Forte, frente al puerto. Allí llegan los barcos de pescadores. Dos señoras conversan animadamen­te en la colorida galería de su casa, en la calle principal de Praia Do Forte, donde hay numerosos locales y boutiques.
Capilla De Todos los Santos en Praia do Forte, frente al puerto. Allí llegan los barcos de pescadores. Dos señoras conversan animadamen­te en la colorida galería de su casa, en la calle principal de Praia Do Forte, donde hay numerosos locales y boutiques.
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Bahiana en las calles del Pelourinho. Der.: faro en San Salvador de Bahía. Y callecita en Praia do Forte. Abajo: altar barroco revestido en láminas de oro, en la iglesia de San Francisco, Bahía.
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