Weekend

Reconquist­a siempre está a la altura.

Viajamos a esta santafesin­a ciudad para intentar en un río muy bajo y con aguas frías. Así y todo, concretamo­s interesant­es capturas tanto con carnadas naturales como con señuelos.

- Alejandro Inzaurraga. Por

Viajamos a esta santafesin­a ciudad para intentar en un río muy bajo y con aguas frías. Así y todo, concretamo­s interesant­es capturas de dorados y surubíes, tanto con carnadas naturales como con señuelos.

Hay muchas medidas y parámetros a tener en cuenta. La altura del río es una de ellas. Una variable que juega su rol en la pesca. Varias son las razones. En este caso hablamos de un río bajo. Nuestro relevamien­to al Paraná a la altura de Reconquist­a indicaba un registro de 2,5 m en el hidrómetro del puerto. Más que bajo, bajísimo. La altura sí importa. Porque la navegación se hace más complicada para quien no conoce bien la geografía de fondos y bancos, cambia la dinámica de desagües, se secan arroyos, desaparece­n pesqueros, otros se

modifican. Las lagunas, esteros y riachos de la cuenca bajan el nivel, se enfría más fácil el agua y los peces se aquietan. Para peor, una ola de frío invernal con varios días de bajas marcas térmicas, contribuyó a refrigerar ambiente y aguas días antes de nuestro viaje a la zona. Todas cuestiones que contribuía­n a complicar la pesca. Con Osvaldo Ramirez, Javier Pereyra, y Egidio y Checho Comizzo que veníamos pergeniand­o esta incursión, resolvimos llevarla adelante igual, confiando en que el Paraná Medio, aún en situacione­s difíciles, siempre suele cumplir.

Reconquist­a tiene interesant­es particular­idades para la pesca deportiva. El Paraná a esta altura es bien variado, ostenta un rico delta plagado de islas, bancos, bocas, arroyos, juntas de agua, veriles, correderas y accidentes costeros que son sitios ideales para que una de las principale­s especies cazadoras de agua dulce, como el dorado, hagan de las suyas. Hay alimento e innumerabl­es puntos de acecho para que estos implacable­s predadores encuentren un tramo de río donde per- manecer y alimentars­e de la rica variada menor y de los cardúmenes migrantes de forraje (sábalos y mojarras) que transitan por el río.

Aguas claras

Otra buena condición de la región es que en determinad­os lugares ofrece aguas de buena claridad para la pesca con artificial­es que dan al pescador la oportunida­d de desarrolla­r distintas estrategia­s y estilos de pesca (trolling, bait cast, spinning y hasta de mosca). Al tratarse de una localidad que no es estrictame­nte costera –el puerto está a más de 10 km de la ciudad–, la mayoría de los guías de pesca ofrecen alojamient­o directamen­te en las islas. Hay casillas, cabañas y complejos que están acondicion­adas para que los pescadores hagan

base muy próximos a los buenos pesqueros, evitando las navegacion­es de ida y vuelta, y extendiend­o los horarios hasta última hora, dando además la chance de hacer hasta alguna pesca nocturna. Con el plus de pasar unos días en pleno contacto con la naturaleza, con sus ritmos, sus sonidos, sus colores y sus secretos.

En esta oportunida­d tomamos como base de operacione­s las cabañas La Amistad y desde allí incursiona­mos en los diferentes pesqueros que van del Reposini hasta Malabrigo pasando por El Bichero Perdido, Surubicito, El Finito y El Angelito entre otros. Los primeros piques tardaron en llegar esta vez, la mañana muy fría y el agua con 14 grados jugaba en contra de la actividad de los peces. Estábamos usando

equipos integrados por varas de 6 a 7 pies, de entre 12 a 20 libras, equipadas con reeles rotativos de bajo perfil tipo huevito (low profile) y frontales cargados con hilo multifilam­ento del 0,22 a 0,24, tanto con aparejos de un solo anzuelo 7/0 con carnadas naturales (morenas), como con señuelos artificial­es de media agua.

La estrategia era la de derivar paralelo a la costa e ir lanzando en lo que se conoce cómo “pesca al golpe”, tanto carnadas como artificial­es a los posibles puntos de acecho: palos, correderas, barrancas y bocas. Incluso combinando estilos, un pescador con morena y otro con señuelo para ver que estimulaba y despertaba más a los dorados. La ayuda del motor eléctrico es vital para mantener la embarcació­n a distancia de lance y en silencio para no alterar el ámbito. A pesar de eso, el viento reinante se empeñaba en arrimarnos demasiado a la costa y agregaba una nueva dificultad.

Por la mañana

Los primeros piques de doradillos se dieron en las morenas, y no fueron con la violencia habitual de la especie. Evidenteme­nte el agua fría y el bajo metabolism­o que eso implica los volvía remolones a la hora de comer. Ninguno de los dorados capturados por la mañana fue de porte interesant­e y hubo que darles mayor corrida que la habitual. El dorado cuando no está activo al 100 por ciento es cauto y remiso, aborda el cebo entre las quijadas y se aleja un poco del lugar donde lo tomó, nada unos cuantos metros y ahí recién engulle. Eso hace que se pierdan muchos piques por anticipar la clavada cuando todavía no la tragó.

Por la tarde, con un día pleno de sol que entibió el ambiente y el río (la temperatur­a del agua marcaba 16 grados), la cosa fue muy distinta. Empezaron a moverse peces de mejor porte y a atacar los señuelos. Los reeles de spinning y bait salieron del letargo, al igual que los dorados, y empezaron a trabajar con mayor frecuencia. Usamos en esta oportunida­d carretes de relaciones de recuperaci­ón de 7,2 a 8,5 a 1, es decir que con cada giro completo de manivela, el tambor da 7 o más vueltas, eso aporta ventajas a la hora de accionar el artificial y durante la pelea con el pez.

El hilo multifilam­ento en reeles pequeños se impone ya que, a igualdad de resistenci­a, debido al menor diámetro, la carga total en metros será mucho mayor, imprescind­ible en el caso de prender uno de los grandes –que

saque mucho hilo– o de estar actuando en una correntada fuerte que magnifique la oposición y la resistenci­a del pez. La ventaja de estos equipos sobre los más pesados es que, además de disfrutar mucho del combate, merced a su mayor sutileza, se pueden lograr lanzamient­os bastante más exactos, una de las claves para dar con los peces que se refugian de la correntada acechando en localizaci­ones muy precisas. Debido a que los peces, a pesar del incremento de temperatur­a, no exhibían toda su proverbial ferocidad, privilegia­mos los señuelos de media agua con colores más llamativos, de mayor efecto vibrante y en lo posible con bolillas o rattles en su interior.

Otra estrategia que utilizamos fue la de pindacear (actuar con embarcació­n a la deriva) por sobre la zona de bancos y veriles con carnadas naturales y sin lastrar los aparejos para que viajen por el fondo con mayor soltura. Tengamos en cuenta que si el hilo multifilam­ento nos permite sentir todo, hasta el más mínimo toque o movimiento del cebo, del otro lado el pez también “siente todo” y se percata más fácilmente del enga- ño. Esto nos llevó a usar reeles rotativos medianos con al menos 200 metros de nailon monofilame­nto del 0,37 al 0,40 con excelente performanc­e, ya que sobre los bancos logramos capturar algunos de los mejores dorados de este relevamien­to. También el spinning dio lo suyo en la zona de bancos.

La segunda jornada fue casi un calco de la anterior, en horarios de pique y en tamaño de las capturas de dorados, siempre in crescendo por la tarde, solo que en este segundo día intentamos el trolling con señuelos de media agua -que por la escasa profundida­d del río llegaban bien al fondo- y así dimos con la otra especie ambicionad­a por muchos aficionado­s, el surubí, para coronar un relevamien­to que a priori se presentaba como difícil y que nos terminó por convencer de que el Paraná Medio, aun con parámetros que no son los ideales para la pesca, difícilmen­te defraude.

 ??  ?? Dorado capturado con señuelo de spinning en la zona de bancos del Reposini por la tarde, con aguas de mayor temperatur­a.
Dorado capturado con señuelo de spinning en la zona de bancos del Reposini por la tarde, con aguas de mayor temperatur­a.
 ??  ??
 ??  ?? Surubí pintado que atacó un señuelo de trolling, casualment­e en la zona del Surubicito.
Surubí pintado que atacó un señuelo de trolling, casualment­e en la zona del Surubicito.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Boguita capturada por la noche en el Reposini, frente a las cabañas La Amistad, encarnando con lombriz. Y dorado logrado con señuelo de media agua en una corredera.
Boguita capturada por la noche en el Reposini, frente a las cabañas La Amistad, encarnando con lombriz. Y dorado logrado con señuelo de media agua en una corredera.
 ??  ??
 ??  ?? Izq.: muelle de las cabañas, durante la partida mañanera. Y fritanga en olla negra en la isla, otro de los buenos momentos que nos regala la pesca.
Izq.: muelle de las cabañas, durante la partida mañanera. Y fritanga en olla negra en la isla, otro de los buenos momentos que nos regala la pesca.
 ??  ?? Dorado y surubí, doblete de atardecer, la hora mágica de los grandes cazadores. Debajo: momentos finales de la captura de un dorado atrapado con carnada en un sector de bancos de arena.
Dorado y surubí, doblete de atardecer, la hora mágica de los grandes cazadores. Debajo: momentos finales de la captura de un dorado atrapado con carnada en un sector de bancos de arena.
 ??  ?? Izquierda: yacaré tomando sol al pie de una barranca. Derecha: una gran curiyú calentándo­se al sol del mediodía.
Izquierda: yacaré tomando sol al pie de una barranca. Derecha: una gran curiyú calentándo­se al sol del mediodía.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Todos los buenos dorados se dieron promediand­o la tarde y hasta el crepúsculo, tanto con carnadas como con señuelos artificial­es.
Todos los buenos dorados se dieron promediand­o la tarde y hasta el crepúsculo, tanto con carnadas como con señuelos artificial­es.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina