Diego Aramburo encara el proyecto más arriesgado de su carrera artística
Proyecto. El director de teatro y dramaturgo está llevando a cabo su Proyecto Genero, un performance en el que ha cambiado su identidad de género mediante la Ley 807. El propósito es cuestionar la violencia y cómo se hace esta construcción social.
Diego Aramburo es dramaturgo y director de teatro, su compañía se llama Kiknteatr y su trabajo generalmente causa polémica. El miércoles pasado, después de meses de proceso, salió a la luz su proyecto “Genero”, uno de los ganadores del Fondo Iberescena en Bolivia. La propuesta consiste en el cambio de identidad de género de Aramburo, quien ahora es mujer a través de la Ley 807, promulgada en 2016.
A días de que “Genero” se hizo público, la polémica no se ha he- cho esperar. En el mismo debate, que fue parte de la presentación del proyecto, parte de la comunidad “trans” ha expresado su opinión y miedo sobre que este performance o documento escénico signifique un retroceso en la lucha por la Ley de Identidad de Género. Sin embargo, Aramburo aseguró que esa no es su intención, ya que lo que quiere es cuestionar la forma binaria y cerrada con la que se concibe la identidad de género. El dramaturgo se considera actualmente “en tránsito” y esto no significa que haya un cambio en su sexualidad.
Apoyo
También existen posiciones de apoyo, tal es el caso de la co- municadora cruceña y activista de derechos humanos, Beiby Vaca Parada, quien asegura que las etiquetas son producidas por el lenguaje para reconocer estas otras maneras en las que históricamente los grupos de la población se han organizado y reconocido. Pero, dice, son producto cultural y por lo tanto pueden destruirse y reinventarse.
Una etiqueta no puede devenir en una prisión para un ser humano, considerando además su particularidad y riqueza producida por el pensamiento complejo, según sostiene.
También menciona que el derecho a ser quienes descubramos que somos, es lo que toca defender y lo que propone también el proyecto “Genero”, que pretende cuestionar las relaciones de poder y abrir un debate crítico para comprender la diferencia entre sexo y género, que al final de cuentas son sólo un contrato social impuesto, como nos lo recuerda Paul B. Preciado.
Por su parte, Juan Carlos Arévalo, una de las cabezas de Proyecto Border , laboratorio de investigación para la escena, de La Paz, asegura que es interesante pensar en la desestabilización ontológica del sujeto Diego, con este tránsito de Aramburo a través de lo legal.
“Me parece muy valorable presentar un documento escénico, como lo propone Diego ( Aramburo), para desestabilizar esta idea de entretenimiento en el teatro, me parece muy rico ver algo de otra naturaleza”. Arévalo también destaca la propuesta transgresora con el lenguaje teatral en “Genero”, además que el proyecto no se limita a las presentaciones y debates, sino que este trabajo continuará por un lapso de más o menos tres años.