Rodrigo Hasbún habla de la reedición de “El lugar del cuerpo” .
La novela “El lugar del cuerpo” se lanzó en una nueva edición en la pasada Feria Alternativa Tinta Quemada
Quien ha leído algo o mucho de la producción literaria de Rodrigo Hasbún ( Cochabamba, 1981) sabe que se encuentra con un escritor meticuloso, cuyo trabajo posee una carga emotiva capaz de llegar a las fibras más íntimas del lector.
La Editorial El Cuervo acaba de sacar reedición de su primera novela, “El lugar del cuerpo”, con la que ganó el Premio Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra ( 2007), además acaba de participar en el panel sobre literatura “La Voz Latina - Six Literary Stars of the Americas”, realizado en Washington, Estados Unidos. En esta entrevista con Lecturas & Arte habla sobre “El lugar del cuerpo”, sobre lo que está leyendo y en lo que está trabajando actualmente.
- En una entrevista que te hicieron cuando ganaste el premio de novela con “El lugar del cuerpo”, un titular que te citaba, decía: “Quiero hacer novelas significativas”, ¿ aún quieres eso?, ¿ cómo es una novela significativa?
- No recuerdo qué tenía en mente entonces, pero ahora mismo te diría que los libros significativos son aquellos que siguen diciéndote cosas después de que terminas de leerlos. Son los libros que te hacen sentir menos solo, los que te acompañan y en cierta medida se vuelven parte de ti. Me gustaría creer que todos los escritores aspiramos a escribir libros así.
- ¿ Qué significan los premios para ti?
- Significan, sobre todo, la posibilidad de llegar a más lectores. Y si vienen acompañados de algo de dinero, significan también un alivio económico en un ámbito poco remunerado, en el que los escritores están obligados a buscarse la vida haciendo mil otras cosas, sin poder dedicarse a tiempo completo a su vocación. Por último, para los escritores que están recién comenzando, significan la oportunidad de hacer visible su trabajo.
- ¿ Cómo sitúas “El lugar del cuerpo” dentro de tu proce- so de escritura?, de alguna manera, ¿ marcó un camino?
- La sensación que a mí me queda es que después de años entrenándome a solas, publicar “El lugar del cuerpo” ( y los cuentos de “Cinco” poco antes) fue como salir a jugar a la calle, ahí donde estás expuesto a la mirada de los otros. Las primeras novelas suelen traer inscrito el ADN del escritor. Más allá de cuán logradas o fallidas sean, más allá de su madurez o ingenuidad, despliegan de manera bastante evidente una sensibilidad y una forma de mirar. En cierta medida ya contienen y adelantan mucho de lo que vendrá.
- ¿ Cómo se relacionan la ficción y no ficción en tu trabajo?
- En el reino difuso de la literatura, me parece que esas fronteras están desdibujadas y son engañosas. Lo más personal y lo más ajeno, los sueños y todas las versiones posibles de la realidad, los recuerdos verdaderos o inventados, la memoria y la imaginación y las grietas que las atraviesan, todo se amalgama en una mezcla incierta y feliz. Fuera del reino de la literatura, digamos en el ámbito de la política, exigimos una distinción más clara entre eso que llaman la verdad y la mentira, entre el hecho y su interpretación. Pero esas distinciones me parece que importan poco en una novela o en un libro de cuentos, donde no se sabe bien de dónde viene qué. Lo que importa es el efecto que producen, cuánto logran conmover o intrigar.
- ¿ Tienes un diario?, ¿ cómo aporta a tu trabajo?
- Sí, llevo un diario hace casi 20 años, pero he empezado a sentir que fue un error haberlo mencionado en algunas entrevistas anteriores, no haberlo guardado en secreto. Al hablar de él traiciono la naturaleza de ese tipo de escritura, que suele suceder a espaldas de la demás gente. Para mí es un espacio de alivio y experimentación y, sobre todo, el lugar donde intento preservar las pequeñas aventuras del día a día, y de la vida que ganamos o perdemos todo el tiempo. Con pequeñas aventuras me refiero a una conversación cualquiera, a algo interesante que oí en la calle, a noticias de familiares o amigos. También a rabias y recuerdos inesperados, y a secretos pro- pios y ajenos. Si no las dejara anotadas en el diario, olvidaría casi al instante la mayoría de esas cosas. Las anoto para que duren un poco más.
- Acabas de participar en eventos en Dinamarca y Washington, ¿ qué es lo que más te interesa de este tipo de encuentros?
- Al igual que los premios, los eventos de escritores son una instancia que te permite encontrar nuevos lectores en lugares donde tu trabajo se conoce poco. Por lo general esos eventos vienen acompañados de alguna entrevista, o de conversatorios, y todo eso eventualmente puede ayudar a que alguien se interese en tus libros y se anime a leerte. Lo otro que te permiten es conocer a gente que se dedica a lo mismo que a ti, escritores a los que en algunos casos vienes leyendo hace mucho y de los que tienes mucho que aprender.
- ¿ Qué estás leyendo?
- Estoy releyendo algunas novelas de ( Juan Carlos) Onetti, que frase a frase escribe mejor que nadie. Adentrarme en su mundo cuando tenía 18 o 19 fue fundamental para mí, pero siento que sólo ahora estoy en posibilidades de entenderlo mejor. También disfruté mucho hace algunos días de “El día de todos los santos”, la primera novela de Fabiola Morales Franco. Me parece que hace ahí una exploración muy fina de la experiencia del que se ha ido de su lugar de origen, del que vive lejos pero no sabe cómo desprenderse de lo que dejó atrás.
- ¿ En qué estás trabajando?
- Estoy armando un libro de artículos y textos de ocasión, que se publicará dentro de unos meses y que por ahora lleva el título de “Las palabras”. Y acabo de terminar una nueva novela.
“Llevo un diario hace casi 20 años, pero he empezado a sentir que fue un error haberlo mencionado en algunas entrevistas anteriores, no haberlo guardado en secreto. Al hablar de él traiciono su naturaleza”