Alejandra Alarcón expone en el Museo Nacional.
La serie se compone de 30 acuarelas, cuatro videos, una animación y varios objetos intervenidos
Los libros de la sangre y de la leche son la muestra individual de la artista cochabambina Alejandra Alarcón. La exposición la componen 30 acuarelas, cuatro videos, una animación y objetos intervenidos.
La exhibición está en el Museo Nacional de Arte de Bolivia, en La Paz, y permanecerá abierta hasta el 26 de agosto en el marco de celebración del 52 aniversario de dicho museo.
“El ‘ Libro de la leche’ trata sobre este primer proceso de desintegración y reconfiguración identitaria que viven la madre y el hijo. El ‘ Libro de la
sangre’ trata so-
“En esta nueva reelectura que hago del mito. Perséfone no es víctima de Hades, lo masculino; sino más bien, un personaje o entidad activa”.
bre la reproducción, el aborto ( voluntario o no), la menstruación o pérdida de la virginidad y la apertura o conexión con el mundo telúrico, hacia el vértice donde se unen la vida y la muerte. La insondable relación que tenemos con la naturaleza”, asegura la destacada artista y comenta que para este trabajo hizo una re
electura del mito de Perséfo- ne, mito trabajado ampliamente en la pintura en Occidente, pero desde una visión masculina. La historia habla de una joven doncella que fue raptada por Hades ( rey del inframundo) y que la obliga a casarse con él para que se convierta en la reina del inframundo, además de una diosa.
“En esta nueva reelectura que hago del mito, Perséfone no es víctima de Hades, lo masculino; sino más bien, un personaje o entidad activa. Seduce al Hades ( que en mi serie es una parte de ella misma que integrará), es un acto decidido de la naturaleza en busca de continuidad, en la que la unificación y desborde no respetan las determinaciones culturales. Perséfone seduce al Hades con la granada que es a su vez su útero corazón, cuando la granada se desgrana o es probada, ella se convierte en él o él es integrado en un nuevo ser, a través del cual se efectúa la conexión con el inframundo o lo telúrico”, afirma Alarcón.