Crítica de arte en Bolivia ¿ Una práctica sin rigor ni fundamentos?
Artistas y reseñistas hablan de la necesidad de una crítica para las artes nacionales y de las falencias con las que se enfrentan desde ambas caras de la moneda.
Al estilo de los comentaristas del Show de los Muppets, Statler y Waldorf, la crítica de arte en nuestro país puede llegar a tener tintes burlescos y desatar contiendas que llegan a ser hasta infantiles en redes sociales e incluso entre medios de comunicación.
Quizás uno de los mayores problemas es que no existen verdaderos críticos, sólo comentaristas que se pueden dejar llevar por sus afectos y odios. Lecturas & Arte conversó con algunos artistas y “reseñistas” de nuestro medio para analizar esta escasa y necesaria práctica para el arte boliviano.
“Es importante tomar en cuenta que la crítica es fundamental en todo arte y que si bien puede manifestarse como un mecanismo reformador y represor, también puede presentar un componente latente de emancipación, inclusive para los mismos artistas al otorgarles los elementos teóricos para su despliegue”, explica Mireya Sánchez Echevarría, docente Investigadora del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Humanidades UMSS, quien además ha realizado estudios sobre crítica.
Pensar en una carrera de crítica en nuestro país se hace cada vez más difícil, teniendo en cuenta que apenas existen las carreras de arte, pero la práctica de la reseña se está haciendo popular y cada vez son más los medios que le dan un espacio a la opinión de “entendidos”, de alguna manera, en las artes.
Por su parte, el escritor Homero Carvalho dice que en Bolivia existe crítica literaria, sin embargo, es elitista y muy poco publicada.
“La Carrera de Literatura de la UMSA publica de vez en cuando un libro en la colección ‘ La crítica y el autor’ no es suficiente, tiene que ser más amplia e inclusiva, no solamente a sus amigos. Lo que nos hace falta son más reseñas literarias. La reseña, a diferencia de la crítica que es un ensayo y tiene que ser escrito por un experto, por lo general literatos, licenciados en literatura o filosofía y letras, es un texto breve que busca señalar los rasgos más destacados de una obra literaria, sin profundizar en el análisis de la estructura, las técnicas o buscar los errores que haya cometido el autor en la escritura de la misma”, comenta Carvalho. Además, indica que algunos confunden el análisis crítico de la obra con el ataque “ad hominem” al autor y para ello usan también las redes sociales y/ o los panfletos pasados de moda, en los que se las dan de discípulos de Charles Lynch, intentando linchar a sus supuestos enemigos que en la mayoría de los casos ni se dan por enterados.
Respecto a la crítica al arte contemporáneo, que normalmente despierta polémica por sus particularidades, Sánchez Echevarría comenta que “un crítico - cuya labor es distinta a la del historiador o al teórico del arteen la actualidad y dada la complejidad del arte debe manejarse con soltura en el campo de las diferentes disciplinas tales como la historia del arte, la estética, la semiótica, la antropología, la psicología, incorporando inclusive conocimientos de las nuevas técnicas y tecnologías usadas por los artistas que contribuyen a generar un discurso más rico y complejo. Tomando en consideración lo dicho, en el medio admiro en primera instancia la crítica de Ramiro Garavito y los esfuerzos de Alejandra Dorado y Rodrigo Rada en el trabajo de formación. Lamentablemente, por otro lado, percibo que abundan opiniones poco informadas que no llegan al estatuto de crítica, la
“Algunos confunden el análisis crítico de la obra con el ataque “ad hominem” al autor y para ello usan también las redes sociales”.
mayoría influenciadas por Avelina Lesper, que desahucian el arte posmoderno bajo preceptos del modernismo, descontextualizadas de las obras y bajo a un estilo superficial y virulento”.
Abrir el diálogo
Si bien uno de los críticos más honestos y decisivos para la obra de un artista es el mismo público, hay que tomar en cuenta que las artes están en constante desarrollo y tránsito, por lo tanto, la crítica puede tener un papel relevante como vínculo entre los que crean y los que consumen arte.
“Creo que somos un país que no quiere crítica, porque pensamos en ésta como si se pensara en un criticón, pero necesitamos una crítica que vaya más allá de lo personal y se haga con fundamentos. Pienso que el arte debe analizarse desde su época y contexto y que los artistas no pueden ser sólo repetidores de formas del pasado. El artista ahora es muy político y social, creo que la crítica debe existir a partir de eso”, dice la artista Alejandra Dorado, para quien es importante encontrar un diálogo entre los artistas y la crítica, para que ésta última logre leer la propuesta del artista y hacerle una retribución.
“Creo que en los medios de comunicación no existe crítica para nada, si ni siquiera tenemos periodismo cultural, hay muy pocas personas que puedan escribir sobre varios temas, en las universidades no tenemos especialidades en periodismo”, comenta Dorado y hace énfasis en que es muy importante formarse en teoría del arte.
Del otro lado del camino
Mijaíl Miranda hace reseñas con guiño de crítica a manifestaciones artísticas como el teatro y el cine, tiene un blog que se llama Bang Bang y también es publicado en medios impresos. Respec- to a si los artistas bolivianos están preparados para recibir críticas, asegura que “dependiendo de cuán favorable o desfavorable les sea la crítica ( risas). Es obvio que haya cierto utilitarismo en las críticas positivas, lo que no se entiende mucho es la virulencia con la que reaccionan los artistas ante las críticas negativas. Y no sólo ellos, sino todo su círculo inmediato que suelen ser referentes en el ámbito cultural, lo que propicia un cinturón de protección que invalida y juzga cualquier voz disidente”.
Miranda parafrasea a Bordieu y asegura que la crítica es un deporte de combate.
“Creo que hay artistas que sí saben recibir críticas, son un sector reducido, lastimosamente, pero existen. Es alucinante, porque promueven un diálogo a partir de sus creaciones, que es, finalmente, el objetivo que persigue cualquier expresión artística. El problema con el resto es que, al parecer, ejercen el oficio artístico con un ánimo de satisfacción personal, lo cual es completamente deleznable. A otros, por lo que he podido ver en este tiempo, les cuesta tanto acabar su obra que la tienen bien encarnada y defienden su trabajo como a un hijo”, dice.