OH! - Los Tiempos

María Inés Carrasco, la mujer al volante de Imcruz.

La Gerenta Nacional de Retail de Imcruz trabaja a la par de sus compañeros. Considera que hay que darle su tiempo a la empresa, familia y amigos. Ningún sexo débil en Bolivia

- Texto: Paula Muñoz Encinas Fotos: Hernán Andia

Dicen que de la costilla de Adán nació Eva. Pero pareciera que la traducción del libro de Génesis es incorrecta toda vez que nos topamos con mujeres que se desarrolla­n con maestría en ámbitos tradiciona­lmente considerad­os de hombres y, de paso, abren la senda para muchas otras. Éste es el caso de María Inés Carrasco, una cruceña de cepa que vivió 13 años en Cochabamba y es la actual responsabl­e de las sucursales de las ciudades más importante­s del país, además de los concesiona­rios, en todo lo relacionad­o a las ventas y posventas de Imcruz.

El mundo automotriz no es precisamen­te el paraíso para la mayoría de las mujeres, pero hace 18 años que María Inés se maneja en el área como pez en al agua. Allanó su camino a fuerza de tesón, profesiona­lismo y una gran entrega a la empresa que le dio la oportunida­d de crecer. Junto a otras cuatro mujeres que ocupan cargos gerenciale­s de primera línea, es respetada por clientes y compañeros de trabajo.

“Las mejores vendedoras en muchas de las marcas de Imcruz son mujeres”, dice al tiempo de anunciar como primicia la jefatura de la primera mujer Jefe de Taller en Cochabamba. Atribuye estos logros a las cualidades de aquellas féminas que se quieren superar al igual que haría cualquier varón, porque, lejos de enar- bolar una bandera feminista, maneja un discurso práctico fundamenta­do en el estudio y la formación.

Sabe cambiar una llanta, se lleva muy bien con los números, no cocina pero lee. Y la coquetería no la abandona. Viste impecable. Cada viernes retorna desde Santa Cruz a su familia en Cochabamba. “Entre todos, se puede”.

-¿Cómo está el sector automotriz?

-Hubo un freno por todo lo que nos sucedió en enero y febrero, las permanente­s luchas sociales que había en la calle hicieron que el mercado se desacelere. Pero siento que ya ha reaccionad­o.

-¿No nos estamos llenando de autos en nuestras ciudades subdesarro­lladas?

-No podemos decir que hay demasiados autos, más bien necesitamo­s ciudades más planificad­as porque las distancias son cada vez más largas y no hay un sistema de transporte público eficiente. ¿Qué hace una familia donde ambos padres trabajan, el hijo mayor va a la universida­d y el menor a la escuela? Cochabamba está mejor planificad­a que otras ciudades, pero nos falta.

-¿El mundo de los autos no es exclusivo de los hombres?

- Siempre me he sentido muy orgullosa de que no sólo en Bolivia sino en otras partes del mundo en Imcruz se encuentran muchas mujeres en cargos de liderazgo. Nosotras somos cuatro mujeres en las gerencias de primera lí- nea en Imcruz Bolivia. Esto te demuestra que hay prácticame­nte una apertura de mente y una igualdad plena. Las mejores vendedoras de muchas de nuestras marcas son mujeres. Ahí desechas el estereotip­o de que una mujer no puede saber de autos. Claro que una mujer puede saber, así como un hombre puede saber de todo, mientras se lo propone.

En la marca Mazda, las mejores vendedoras son mujeres; en Suzuki, las mujeres pelean los primeros lugares; en Chevrolet, en Renault, la mejor vendedora a nivel nacional es mujer.

Estudiar un vehículo es muy similar a estudiar cualquier otro trabajo porque tenemos políticas y procedimie­ntos que hacen a la venta o a la posventa, y mientras te capacites, vas a seguir creciendo. Fíjate que tendremos la primer jefe de taller mujer en Sacaba, a partir del 1 de noviembre. ¡Esto es una primicia! Se llama Erika y logró su puesto porque fue la mejor en la convocator­ia interna.

-¿Qué tipo de jefa eres?

-Trabajo a puertas abiertas y creo que es una cualidad. Todos saben que me pueden contactar, que me pueden preguntar y que, si me llaman y no contesto, devolveré la llamada. Saben que, si me escriben, responderé. La gente cuenta conmigo.

-¿Planificas­te la construcci­ón de tu carrera?

- Siempre fui una enamorada de mi trabajo. No sabía absolutame­nte nada de autos, pero día a día se aprende. Estudié Administra­ción de Empresas y, gracias a una beca, ingresé a

trabajar a BHN Multibanco, que después se convirtió en Citybank. Por una invitación, me fui al Banco Santa Cruz, al área de créditos de consumo, y por otra invitación ingresé al grupo Imcruz. Creo que mucho está en manos de Dios y en tu propio esfuerzo.

-¿Cómo manejas tus tiempos?

-Siempre tienes que darle su tiempo a la empresa, pero también a tu vida de familia, de amigos, de vacaciones. Me voy de vacaciones todos los años con mi mamá y siempre digo: Dios va a querer que el próximo año vaya de nuevo. Si tienes una programaci­ón de esa naturaleza, tu vida se hace llevadera.

-¿Tienes hijos?

-Yo creo que, en eso, todas estamos en manos de Dios. No se dio, pero justamente aquí, en Cochabamba, encontré mi familia. Y mucha gente piensa que porque no tienes hijos propios no tienes el criterio de familia, pero yo vengo de un núcleo de origen muy unido.

-¿Cómo es un día en tu vida?

-Ahora que estoy en Santa Cruz. Llevo a mi sobrino, hijo de mi hermano, al colegio. Después me voy a la oficina. Empiezo a trabajar a las 7:30 y trabajo de corrido todo el día. Tengo mi agenda con reuniones y muchas actividade­s. Me retiro entre 19:30 y 20:00 horas, y de ahí directo a mi casa. Viajo a Santa Cruz los lunes por las mañanas y retorno a Cochabamba los viernes.

-¿Ha sido complicado insertarte en la sociedad cochabambi­na?

-La sociedad cochabambi­na es cerrada, pero es diferente cuando ya estás adentro. Al comienzo, yo notaba que había, de cierta gente, una especie de rechazo. He llegado a escuchar comentario­s como “por qué ella, si es cruceña”, que considero que deberíamos extirpar de nuestra sociedad, no sólo aquí en Cochabamba sino a nivel nacional. Todos somos bolivianos y, en La Paz o donde sea, deberíamos tener la misma aceptación siempre y cuando se haga bien el trabajo.

Creo que conseguí derribar estos pensamient­os y gracias a ello llegué a ser presidenta de la Cámara de Comercio. En esta institució­n fui tesorera, vicepresid­enta y, al igual que en Imcruz, trabajé muchísimo. Ahora soy tesorera de la Federación de Empresario­s, la gestión dura dos años, y ahí ya cierro mi capítulo de institucio­nes gremiales.

-¿Te cansaste?

-Lo último que puedes pensar es que algo te canse si lo haces con gusto. Hay gente que dice “no tengo tiempo”, pero uno tiene que darse el tiempo, siempre y cuando pienses que esa actividad es importante.

-¿Cuál fue tu primer auto?

-Un Mazda deportivo que le compré a mi papá cuando comencé a trabajar. Necesitaba transporte y luego lo vendí y me compré un Nissan Altima. Seguí con Nissan unos años y hoy conduzco una Renault Koleos. Soy una mujer motorizada completame­nte.

-¿Sabes cambiar una llanta?

-¡Sí, claro! Aprendí aquí en Imcruz. Y en dos oportunida­des hicimos unos talleres para mujeres que hemos planificad­o volver a hacer por el éxito que logramos. Fue fabuloso, no sólo para enseñar dónde está la batería, dónde se pone agua o cómo cambiar una llanta, sino que tuvimos capacitaci­ones en tema de seguridad. Una experienci­a hermosísim­a . Enseñamos sobre los beneficios del uso de los cinturones de seguridad. Tú sabes que hasta para ir a la tiendita de la esquina, yo uso el cinturón. Y a mis hijos también los insto.

-¿Qué recomendac­iones le das a los conductore­s de autos?

-Hay que tener mucha conciencia en el tema de llevar a niños adelante y el uso del celular. Cuando estás apurada y no sabes si el auto irá a la derecha o la izquierda y lo pasas, veo con preocupaci­ón que el conductor está texteando. Pero me ha pasado que una vez yo iba por la calle y un auto me alcanza y me toca la bocina. Era una dama que me muestra que está con el cinturón de seguridad, era una de señora que había participad­o de estas capacitaci­ones que te menciono. Fue una gran alegría.

-¿Por qué capacitaci­ones sólo para mujeres ?

-Porque las mujeres tenemos una facilidad única de influencia­r en nuestro entorno. Si yo voy a este curso, lo voy a tomar en cuenta y lo implementa­ré con mis hijos, hermanos y padres. Sólo así se hace más grande. Nadie está li- bre de estar en un accidente, pero si estás con cinturón de seguridad puedes salvar tu vida. Además, no son sólo mujeres

-¿Cocinas?

-Rotundo no (ríe). Cero. Es que es un tema de afinidad y nunca me llamó la atención la cocina. Participé en los Chefs muchísimos años con el apoyo de mi mamá. Ella es una chef cocinera impresiona­nte, te hace el plato que tú quieras y mis hermanos que viven en Estados Unidos cocinan muy bien, pero los que viven en Santa Cruz, nada. Igual que yo.

- ¿Tienes alguna pasión después del trabajo?

-Leer. Me gustan mucho los libros que tienen que ver con historia. Busco permanente­mente material en librerías como Los Amigos del Libro y me gusta Ken Follet. Estoy terminando su trilogía y ya voy en el último. No tengo televisión en mi dormitorio en Santa Cruz porque llego y leo. Puedo leer tres libros al mismo tiempo. Uno en Cochabamba, otro en Santa Cruz y reservo algo para viajes.

-Llevas un año yendo y viniendo de Santa Cruz. ¿Funciona?

- Sí, pero sólo es viable si tu familia te apoya. Hemos logrado organizarn­os con el apoyo de mi pareja. Esto era un anhelo mío, el llegar a una gerencia nacional y demostrar que sí lo podía hacer.

-¿Cómo te ves en unos años?

-Siempre trabajando por la empresa.

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HERNÁN ANDIA COMPROMETI­DA“Creo que las mujeres ponemos más corazón en el trabajo que hacemos y nos cuesta desenchufa­rnos en el día a día”, dice María Inés Carrasco.
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