Perspectivas
La evolución de la acreditación en Chile.
Un notable incremento ha tenido el número de instituciones de Educación Superior que se han sometido al proceso de acreditación en el país en los últimos años. Según datos entregados por Mifuturo.cl, portal perteneciente al Ministerio de Educación, el 100% de las universidades tradicionales están acreditadas institucionalmente hoy en día y el 85% de las universidades privadas autónomas también lo está. En el caso de los IP y CFT el porcentaje de acreditación es inferior a 50%.
El profesor Ernesto Treviño, reconocido investigador de política educativa, señala que “a lo largo del tiempo la acreditación se fue masificando por dos temas. En primer lugar, porque la acreditación fue vista al principio como una manera de mostrar a los estudiantes la seriedad de la institución y, por lo tanto, era una especie de sello o garantía de calidad. Sin embargo, a medida que fue avanzando el proceso de implementación de la política de acreditación, se fue tornando en un requisito para recibir fondos públicos. Por lo tanto, la lógica cambia y ahí la gran mayoría de las instituciones lo que busca es acreditarse.”
El futuro de la acreditación
La Comisión Nacional de Acreditación publicó recientemente una investigación que plantea varios desafíos que se desprenden, con miras a perfeccionar los procesos de acreditación de carreras y programas. Uno de ellos es la necesidad de especificar con mayor detalle los criterios e indicadores para la acreditación de carreras.
Otro desafío es la necesidad de fortalecer la confianza y legitimidad de los sistemas de educación superior, a través de dispositivos de evaluación externa. Y, junto con ello, el desafío del aseguramiento de la calidad, de perfeccionar su funcionamiento y crecer en sus niveles de confiabilidad y credibilidad.
El aseguramiento de la calidad tiene una doble función. Por una parte, controlar la calidad, estableciendo criterios básicos y garantizando un nivel de cumplimiento mínimo por parte de las instituciones y programas. Y, por otra, promover la calidad, fomentando los más altos estándares y mejores prácticas destinadas al mejoramiento continuo.
La Comisión Nacional de Acreditación explica que, durante los últimos años en el país, las universidades han debido incorporar en sus procesos el uso de los indicadores para dar cuenta del logro de una variedad de objetivos, los que resultan mucho más complejos que las tradicionales medidas empresariales o el sólo análisis contable de una institución. Esto ha significado una importante evolución hacia el aseguramiento de la calidad de las instituciones de educación superior.