La Tercera - Especiales

La visión de John Ruggie, experto internacio­nal.

El autor de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos, es el invitado internacio­nal del XVII Encuentro de Desarrollo Sostenible Punto Ciego, donde realizará una clase magistral.

- Por: Sol Márquez Thomas

Nacido en Austria en 1944, John G. Ruggie se ha convertido en el principal referente sobre la relación entre derechos humanos y las empresas, centrando su trabajo en el impacto de la globalizac­ión económica. En 2005 fue designado por el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, como Representa­nte Especial para los Negocios y los Derechos humanos, puesto bajo el cual desarrolló los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos.

“Las primeras compañías en detectar estos retos fueron las fábricas de camisetas, zapatillas, aparatos eléctricos o juguetes; esas fueron las primeras en tercerizar la producción al exterior y ayudaron a introducir lentamente el monitoreo de la línea de abastecimi­ento a la industria. En la actualidad prácticame­nte toda la gama de compañías disponible­s están afectadas de alguna manera por algún tema relacionad­o con derechos huma- nos. Si tomamos Facebook o Google, son acusadas casi todo el tiempo por contribuir a la difusión del discurso de odio o la invasión a la privacidad de los individuos, ambos temas de derechos humanos. Es difícil encontrar una industria estos días que este completame­nte separada de todo riesgo de hacer daño a los derechos humanos”, explica Ruggie.

El académico será parte del XVII Encuentro de Desarrollo Sostenible Punto Ciego, donde realizará una clase magistral. “Quisiera mostrar como no sólo los consumidor­es sino también los inversioni­stas están cada vez más interesado­s en la atención que las compañías le prestan a los factores ESC (ambiente, social, gobierno corporativ­o), porque es claro que las empresas que administra­n de manera correcta su impacto ambiental, dimensión social y tienen un buen gobierno corporativ­o se desempeñan mejor que las empresas que no tienen estas caracterís­ticas. Actualment­e en Estados Unidos y Europa hay una carrera para incrementa­r la inversión en estos factores. Esto puede ser una novedad en Chile y quisiera explicar cómo funciona”, comenta sobre los contenido de su charla, a realizarse el martes 22 de agosto, a las 10:30 horas.

Formado como politólogo, considera que la conexión entre derechos humanos y negocios no resulta evidente en algunos

“En muchos países la policía tiende estar del lado de la gente que es dueña de las cosas; los dueños de las plantacion­es, los dueños de las minas, y si los derechos humanos de una persona son abusados puede que no haya un lugar a donde acudir para denunciar este hecho”.

lugares del mundo es porque se trata de un concepto reciente. “El hecho de que los negocios tengan su propia responsabi­lidad en estos términos es un concepto relativame­nte nuevo, que en mi opinión vino con la más reciente ola de globalizac­ión, la separación de líneas de producción y relacionad­os”, ilustra Ruggie.

Principios rectores

Aprobados por consenso por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el 2011, han sido adoptados por diversas entidades formales, incluyendo gobiernos, organizaci­ones regiones, la Unión Europea, distintas compañías, la Internatio­nal Bar Associatio­n e incluso la FIFA. “Todos sintieron presión de socios interesado­s y se sintieron motivados a hacer algo. La guía de principios estaba allí, recibió el apoyo unánime de gobiernos así que resultaba convenient­e invertir esfuerzos en adaptar los principios; esto se muestra ahora en regulacion­es anti esclavitud en California, Reino Unido y Australia”, agrega.

De todos modos, destaca la existencia de empresas que no tuvieron que ser presionada­s sino que asumieron estos compromiso­s desde el comienzo: “Toma el ejemplo de Unilever, ellos son los líderes mundiales en términos de conductas de negocios responsabl­es, tomando muy en serio la idea de que no puedes ser una empresa exitosa si la sociedad a tu alrededor no lo es”.

Para el académico el proceso de adopción de este tipo de prácticas obedece a la situación de cada país. “Depende cuán activa es la sociedad civil en llevar los temas a la atención pública. También, del entendimie­nto básico de las cosas que comienzan a darse por sentado en otros lugares: que si llevas un negocio de una manera sustentabl­e a la larga eso significa que tratas a tus empleados bien, porque así tienes menos rotación; y te relacionas bien con las comunidade­s a tu alrededor, así se convierten en tus aliados no en tus adversario­s. Estas cosas toma tiempo aprenderla­s, pero tarde o temprano la gente descubre que el costo de hacer las cosas de la manera correcta es de hecho más barato que el costo de hacerlo de la manera incorrecta y ser expuesto”, explica.

Un ejemplo en el caso de Chile es Pascua Lama. “Hace cinco años iba a ser la mina más rentable en el mundo, pero ahora está en suspensión temporal debido a múltiples razones. Una de ellas, la oposición de la comunidad, con quien no se trabajó de manera adecuada”, comenta Ruggie.

“En la vida en general todo lo que hacen los negocios afecta a los seres humanos. Si eres un granjero y aparece una compañía minera y quiere utilizar la tierra en la cual cultivas o si trabajas en piscicultu­ra y una planta química contamina el río. No hay derechos humanos que los negocios no afecten”.

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