Al igual que los egresados de IV medio, ya somos mayores de edad
Este año cumplimos 18 años midiendo la calidad de las universidades chilenas, una cifra no menor para un
ranking. Partimos en 1999 reflejando la opinión de más de mil empleadores, queríamos conocer qué nota le ponían a cada universidad, en esa época hablábamos de “prestigio”, pero con los años y en línea con la discusión país sobre la calidad de la educación superior —sólo en 2006 se promulgó la Ley de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior que dio origen al sistema de acreditación actual—, fuimos perfeccionando el instrumento de medición, conociendo lo que significaba “calidad” para los empleadores.
A lo largo de estos años hemos hecho varios ajustes, siendo el más importante el de 2013, cuando optamos por una metodología con un
mix cualitativo y cuantitativo. Junto con dar a conocer la opinión del mercado laboral sobre la calidad de los planteles, nuestro core, medimos la calidad de la gestión de las universidades, de los alumnos, de los docentes y de los niveles de investigación que desarrollan las casas de estudio. Para la elaboración del ranking utilizamos indicadores de libre acceso, los que son extraídos de las bases de datos del portal Mifuturo.cl, del Mineduc, de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) y del Ranking Iberoamericano de Instituciones de Educación Superior 2017 —que calcula la actividad científica de 1.607 instituciones de países de Iberoamérica—, que es elaborado por SCImago Research Group, entidad que se dedica al análisis del desarrollo de la investigación a nivel mundial.
Para ingresar al ranking, las universidades tienen que registrar la información en Mifuturo.cl, contar con acreditación, y este año agregamos la variable n° de publicaciones en una ventana de cinco años. La razón para medir sólo a estas universidades es que utilizamos datos públicos, por lo que la información debe estar validada por el Mineduc. En segundo lugar, consideramos que contar con la certificación de calidad que otorga la CNA, aunque sea voluntaria, es el punto de partida para asegurar la calidad de una institución. Y, por último, creemos que la investigación es una pieza fundamental del quehacer universitario, por lo que las casas de estudio que tienen menos de 50 publicaciones indexadas a la base Scopus entre 2011 y 2015 no son medidas, pues no computan los datos para esta dimensión del ranking.