Las habilidades que hay que desarrollar en esta nueva etapa
Comprensión lectora, manejo y uso de tecnologías, pensamiento crítico, y la capacidad de formar grupos son algunas de las competencias que los estudiantes de educación superior deberían manejar.
La irrupción de la tecnología ha hecho que la sociedad cambie y se adapte, así también la manera de aprender. Estas nuevas formas de relacionarse también repercuten en los diversos niveles de enseñanza, tanto en Chile, como en el extranjero. Sebastián Scheuch, psicólogo clínico infanto juvenil dice que la gran cantidad de información disponible en línea conlleva un gran desafío para la formación profesional tradicional. “Por ejemplo, actualmente es más relevante saber dónde buscar investigaciones de calidad, analizarlas críticamente y tomar una postura en torno a lo ofrecido versus retener y repetir de memoria conceptos, palabras, fórmulas, etcétera”, comenta el especialista. Asimismo, se han posicionado los modelos colaborativos por sobre los competitivos, es decir, la pertenencia a un grupo de estudio ayudaría a potenciar y sobrellevar de mejor forma los retos que implica la educación superior.
Dentro de las competencias esperadas para la educación superior estarían una adecuada comprensión lectora, pensamiento crítico, manejo y uso de tecnologías relacionadas con la carrera y la capacidad de formar grupos o equipos.
Tipos de habilidades
Para Valeria Mandakovic, psicóloga y fundadora del Centro Alama existen tres tipos de habilidades: las cognitivas, las interpersonales y las trascendentales. En las primeras está el construir redes de apoyo, escuchar activamente, y comunicación efectiva para hablar son otras personas y en público. Como habilidades emprendedoras se encuentra la proactividad, buscar soluciones cuando existe un obstáculo y saber “venderse” frente a profesores y compañeros (marketing personal), entre otras. En el caso de las habilidades trascendentales se cuenta la capacidad para proponerse metas y conseguirlas, para conectarse con la pasión y la vocación y para construir un alto sentido de auto-valoración.
De acuerdo a esta experta las habilidades interpersonales y emprendedoras son las que hacen la diferencia, ya que permiten transformarse en un ser humano empoderado, diligente, resolutor de problemas, con ideas claras hacia donde va, con metas a futuro, apasionado y con alta autoestima. “De estas habilidades va a depender, por ejemplo, que un estudiante que le cuesta un ramo lo apruebe, que consiga hacer las ayudantías u obtener las prácticas profesionales que desea, que decida qué asignaturas optativas va a tomar en función del
futuro profesional que desea, etc”, destaca Mandakovic.
Como reforzar los hábitos
“El sistema escolar se caracteriza por ser más directivo y funciona en base a objetivos y premios. Por su lado, la educación superior forma parte de una elección personal en torno a un proyecto de vida. Por lo mismo, hay una mayor autogestión y responsabilidad asociada a los estudios, trabajos, ensayos y pruebas”, reflexiona Scheuch. Para impulsar las habilidades al máximo es prioritario generar hábitos de estudio en un ambiente que propicie la tranquilidad. También para rendir bien es fundamental descansar y ser constante.
“En este paso a la educación superior, el estudiante debe tomar conciencia que es él o ella quien dispone y gestiona su tiempo, sus actividades, su manera de relacionarse con los demás y, más aún, su visión de vida. En este sentido, esta etapa constituye para muchos un paso previo a experimentar la vida adulta en su totalidad”, subraya la fundadora de Centro Alama. Aunque hay estudiantes que viven este proceso con anterioridad, pues trabajan, viven solos y/o tienen familia.
Uno de los cambios más significativos es la mayor libertad y autogestión que exige la educación superior a sus estudiantes. Además de tener la capacidad de hacerse responsable de los propios actos y resultados, se debe tener un manejo adecuado de la frustración, ya que los contenidos de por sí son más complejos.