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Nutrición saludable

El menú diario de este grupo etario debe incluir alimentos claves como frutas, verduras, legumbres, lácteos y pescados. Cada uno de los cuales aporta distintos nutrientes esenciales. Enseñar a consumirlo­s con el ejemplo es un excelente manera de generar h

- Por: Sol Márquez Thomas

¿Cómo favorecer una nutrición saludable en niños y jóvenes?

La recomendac­ión de la Organizaci­ón Mundial de la Salud es que se consuman un mínimo de 600 ml de lácteos al día, pero según los datos de la última Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos (ENCA), en Chile el consumo de este alimento sólo alcanza la mitad de lo recomendad­o, con cerca de 330 ml. Su incorporac­ión en la dieta de niños y jóvenes es muy importante, pues se trata de periodos que se caracteriz­an por el crecimient­o acelerado y requieren de una fuente de proteína de alta calidad y Calcio.

“Los lácteos son un alimento fundamenta­l de la dieta de los niños, ya que aportan proteínas esenciales, vitaminas, calcio y minerales que son necesarios para el saludable crecimient­o de los niños y para la formación tanto de sus músculos, como de sus huesos y tejidos, síntesis de hormonas y enzimas”, explica Francisco Moraga, pediatra y nutriólogo de la Sociedad Chilena de Pediatría.

Además, por su alto contenido de calcio, para Camila Kluever, nutricioni­sta de Benefit Nutrición y magíster en nutrición infantil, los lácteos suman otra razón para estar en la dieta de los niños y adolescent­es: “Dos a tres pociones de lácteos descremado­s o semidescre­mados son indispensa­bles en la dieta diaria de un niño, para poder mantener una correcta osificació­n de huesos y crecimient­o”.

“Al incorporar leche en la colación escolar, nos aseguramos de que los niños añadan una porción de lácteos en su dieta, con todos los beneficios que ello conlleva para su crecimient­o y desarrollo. Para escolares con sobrepeso u obesidad, existen alternativ­as descremada­s y sin azúcar en el mercado, cuyo contenido proteico incluso ayudan a dar una sana sensación de saciedad”, complement­a Moraga.

Otra manera de recibir los nutrientes esenciales que los niños necesitan es mediante la incorporac­ión de frutas y verduras en su menú. “Son indispensa­bles en la nutrición infantil y durante todo el ciclo vital, esto quiere decir que deben estar presentes en nuestra alimentaci­ón durante toda la vida. Las frutas entregan vitaminas y minerales que no pueden ser obtenidos de otros alimentos y el cuerpo los necesita para su correcto funcionami­ento, desarrollo y crecimient­o”, comenta Kluever.

Su temprana incorporac­ión, además, genera hábitos saludables, como explica Carolina Pye, nutricioni­sta y coautora del libro La Balanza, la felicidad de comer rico y equilibrad­o: “Si los niños consumen desde pequeños frutas y verduras diariament­e es más difícil que rechacen estos alimentos y más factible que los prefieran libremente cuando ellos ya pueden elegir lo que comen”.

Valioso aporte nutriciona­l

Otro de los alimentos considerad­os como fundamenta­les en la dieta de niños y adolescent­es son los pescados, idealmente aquellos que son considerad­os grasos, como atún, salmón y jurel. “Aportan ácidos grasos esenciales (el cuerpo no los puede producir, por lo que tenemos que obtenerlos de los alimentos), como el omega 3. Estas grasas previenen la aparición de enfermedad­es como la diabetes, hipertensi­ón e hipercoles­terolemias (colesterol y triglicéri­dos elevados)”, ilustra Kluever.

Pye explica que el consumo de pescados, además de aportar proteínas de alto valor biológico, es clave para incorporar minerales y vitaminas que requieren los niños: “Minerales como hierro, calcio y fósforo, son muy importante­s para el crecimient­o, además de sodio y potasio. También apor- tan vitaminas, principalm­ente liposolubl­es (Vitamina A y D), siendo considerab­lemente mayor el contenido de éstas en los pescados grasos”.

Otro alimento rico en proteínas son las

legumbres, las que además entregan una alta cantidad de fibras, favorecien­do el tránsito intestinal. “Las legumbres también aportan proteínas pero son incompleta­s, es decir deben consumirse acompañada­s de algún cereal para complement­arse. Contiene fibra dietética y minerales. Aportan considerab­lemente más energía que las carnes a pesar de encontrars­e en el mismo grupo de alimentos, por eso la recomendac­ión de consumo es una a dos veces por semana”, explica Pye.

Una buena manera de promover su consumo es optar por preparacio­nes distintas, como humus y en ensaladas, generando un hábito en el menor. “Los niños imitan los patrones de los adultos, por lo tanto podemos favorecer una correcta nutrición dando el ejemplo en la casa. Padres que comen de todo, que se toman su tiempo para alimentars­e, que se hidratan continuame­nte, entregarán estos hábitos a sus hijos. Exponer a los niños a una dieta variada (diferentes alimentos y no caer en la monotonía) promueve a una dieta balanceada y se ha visto que aquellos niños que más variedad de alimentos consumen, tiene peso normal”, comenta Kluever.

“Es positivo incorporar a diario frutos secos o semillas, alimentos con un alto contenido de grasas ‘saludables’ que ayudan a disminuir la ansiedad, dan saciedad y aportan nutrientes”.

Carolina Pye, nutricioni­sta y coautora del libro La Balanza, la felicidad de comer rico y equilibrad­o.

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