Hacia una cultura inclusiva en la organización
El compromiso de las empresas tiene que contemplar un plan estratégico hacia una cultura inclusiva. Los trabajadores que ingresan al mundo laboral, por su parte, cuentan con herramientas que les pueden ser útiles en este camino. Por: Jorge Aliaga S.
“¿El desarrollo del país es para todos o es para unos pocos?”, cuestiona María José López, directora ejecutiva de la Fundación Contrabajo. Esta organización que nació en 2009, se dedica a asesorar a empresas y personas con discapacidad en procesos de inclusión laboral sostenible. Actualmente, reciben entre tres o cuatro llamados diarios, producto de la entrada en vigencia el 1 de abril de la Ley 21.015 de Inclusión Laboral.
Un aspecto relevante que las empresas deben tener en cuenta es la existencia de un ajuste razonable, lo que hace referencia a una adecuación de tipo físico u ambiental que no suponga una carga desmedida al empleador y que permita al trabajador con discapacidad trabajar y participar en igualdad de condiciones con los demás. La Ley 20.422, ya establecía la igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad, lo que recoge las políticas de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas. Por ejemplo, para una persona que utiliza el transporte público y que se moviliza en silla de ruedas un ajuste razonable que le daría la empresa es la flexibilización horaria. “Un caso sería que ese trabajador en vez de entrar a las 9:00 hrs. ingrese a las 10:00 hrs. y reciba el mismo salario que su compañero que entra a las 9:00 hrs. Así no tendría que levantarse tres horas antes, lo que afectaría su rendimiento laboral”, explica López. Agrega que las empresas tienen que ver el ajuste razonable como un derecho y no un privilegio.
Otra adecuación razonable es la disminución de los indicadores de productividad. A través de este concepto, el empleador es consciente de que puede que algunas personas con discapacidad tengan alguna condición que no les permita producir al mismo ritmo que el resto de los trabajadores. “No porque produzcan menos son menos valiosos”, dice con énfasis López. También es importante hacer transversal este proceso, ya que la inclusión no puede ser solo un programa aislado, sino que tiene que estar alineada con la estrategia global de la empresa, generando una cultura inclusiva. “Esto tiene que considerar desde el ingreso a la organización, hasta la evaluación de desempeño, la evacuación de emergencia, entre otros aspectos”, resume López.
“Aquellas empresas que puedan reportar como un valor la diversidad, van a ser premiadas por los consumidores y van a poder también mejorar su productividad”. María José López, directora ejecutiva de la Fundación con Trabajo.