Nada es permanente, excepto el cambio
¿Cuáles son las principales transformaciones de la sociedad que no estamos asumiendo? Ya no somos los mismos: nuestras familias están cambiando, los adultos mayores pronto llegarán a equipararse con el segmento de los jóvenes, los consumidores mayoritaria
Nada es permanente, excepto el cambio. Y sin embargo, nos cuesta tanto. Anticiparlo, leerlo, entenderlo. Los chilenos tendemos a resistirnos a los cambios hasta que terminan explotándonos en la cara. Como investigadores, tenemos la suerte de poder estar observando estos cambios todo el tiempo. Pero también nos damos cuenta de la gran resistencia que éstos suelen generar, sobre todo en una sociedad tan conversadora como la nuestra.
Los chilenos ya no somos los mismos de antes. Nuestras familias han cambiado: van en retirada las familias “tradicionales” (mamá, papá e hijos) mientras que aumentan los hogares monoparentales, los con hijo único, los de parejas y los unipersonales.
Ya ni siquiera vivimos en los mismos lugares que antes. Si bien hasta hace 10 años podíamos identificar claramente barrios de “clase alta, media o baja”, hoy estamos constatando un nuevo orden. El ABC1, por ejemplo, impulsado principalmente por los grupos más jóvenes, deja los suburbios de la zona oriente y empieza a “tomarse” la ciudad, mientras que el C3 hoy busca vivir cada vez más cerca de su lugar de trabajo y/o estudios.
Nuestra pirámide poblacional se está invirtiendo: si bien lo “joven” es lo que está de moda, lo cierto es que estamos cada vez más viejos. En 15 años más, los adultos mayores superarán en número a los tan populares millennials. Es más, podemos proyectar que en el 2026, serán dos segmentos “equivalentes” en cantidad en nuestro país. ¿Por qué insistimos en hablarles solo a los jóvenes? ¿Quién está atendiendo, realmente, a nuestros adultos mayores, un segmento de la población cada vez más relevante y que tiene tanto que aportar?
¡Y están los nuevos chilenos! Porque, aunque a algunos les moleste, chilenos somos todos los que vivimos en esta larga y angosta franja de tierra y no sólo los que hemos nacido en ella. Es impresionante cómo en tan poco tiempo ese grupo de personas que ha llegado a nuestro país en búsqueda de su futuro esplendor ha ido enriqueciendo nuestra cultura con sus nuevas costumbres, hábitos y valores.
Estamos en un momento clave en el cual es importante que como investigadores volvamos a hacernos las preguntas necesarias y relevantes para entendernos mejor. Es el momento de ponernos a escuchar, más que a hablar.
Creemos que las 35 marcas más valoradas por los chilenos, si bien a simple vista pareciera que tienen poco en común, comparten un mismo espíritu: han logrado leer mejor estos cambios y en algunos casos, incluso han sido capaces de adelantarse a ellos. Y con quién se va a conectar mejor un chileno, ¿con una marca que le habla con un contenido que ya no lo representa o una que logra empatizar con él porque lo entiende y es capaz de hacer que se vea reflejado en su comunicación?
Algo está pasando. Los chilenos han cambiado. Y lo seguiremos haciendo. Cada vez a mayor velocidad. ¿Estamos listos?
“¿Por qué insistimos en hablarle solo a los jóvenes? ¿Quién está atendiendo, realmente, a nuestros adultos mayores, un segmento de la población cada vez más relevante y que tiene tanto que aportar?” Catalina Correia, directora de Marketing de GfK.
Sólo el 32% de los chilenos siente cariño por alguna marca.