Formación, habilitación y certificación profesional.
Es imperiosa la necesidad de contar con un sistema de formación, certificación y habilitación profesional, mediante la creación de políticas públicas que conduzcan a la formación de ingenieros preparados para participar en la provisión de servicios de ing
Estas últimas dos décadas, nuestro país ha sido testigo de un crecimiento casi exponencial de la matrícula de educación superior, en que los programas de carreras de ingeniería civil también han crecido de forma vertiginosa, generando un aumento en el número de titulados que año a año salen al mercado laboral, y que actualmente bordean los 6.500 cada año.
En variados estudios nacionales es posible observar que los profesionales de las carreras de ingeniería se encuentran en los tramos de mejores rentas de mercado, en comparación con otras carreras. Ello incide en las expectativas de los jóvenes que ingresan a la educación superior, generando una alta demanda por las ingenierías, fomentando la creación de planes y programas de estudio en esa área, desconociendo su calidad y compromiso con la formación de ingenieros, en muchos de ellos.
Es clave recordar que en el caso de las ingenierías, su ejercicio profesional tiene directo impacto en el desarrollo, bienestar y calidad de vida de las personas. Por ello, es indispensable asegurar su calidad en la formación y en el ejercicio profesional, de forma permanente y periódica. En función de lo anterior, consideramos imperiosa la necesidad de contar con un Sistema de Formación, Certificación y Habilitación Profesional, mediante la creación de políticas públicas que conduzcan a la formación de ingenieros preparados para participar en la provisión de servicios de ingeniería de clase mundial, lo que implica garantía de calidad mediante la acreditación formal de las carreras de ingeniería y establecer un sistema de habilitación para el ejercicio profesional semejante al que tienen los países más desarrollados, donde se distinguen las capacidades iniciales del profesional, de las que se adquieren en el transcurso de su profesión, acreditadas por certificaciones otorgadas por sus pares.
En ese sentido, como Colegio de Ingenieros consideramos que un sistema como este, al menos, debe considerar dos partes: la formación de los ingenieros, y la certificación y habilitación profesional.
Formación inicial de ingenieros
En este ámbito es importante avanzar hacia el establecimiento completo del Marco Nacional de Cualificaciones, que defina una clara distinción entre profesionales de distintas áreas del conocimiento, y dentro de cada disciplina, como es el caso de la inge- niería de base científica o de base tecnológica, y que también imponga la obligación de nominar en forma distintiva los títulos, según los niveles y especialidades de formación en la educación superior.
Adicionalmente, se espera que establezca la obligatoriedad de que los programas de estudios de ingenierías de base científica estén acreditados por entidades especializadas y autónomas respecto del Estado, usando sistemas reconocidos en el extranjero que permitan el reconocimiento internacional de los títulos y la movilidad de los profesionales y de los estudiantes.
Certificación y habilitación profesional
En esta materia, es clave impulsar el trámite parlamentario del proyecto de ley que restituye el control de la ética profesional a los colegios profesionales, a través de tribunales de ética, como así también asignar a los colegios profesionales mantener un registro público de profesionales de cada colegio, sin la obligación de afiliación. En conjunto con el diseño del Sistema Nacional de Certificación y Habilitación Profesional, que considere como referencia los modelos más generalizados en el mundo.
Hoy nuestra ingeniería es reconocida por su calidad en el mundo, debemos transitar hacia su certificación profesional.
“En la formación inicial de los ingenieros es importante avanzar en el establecimiento completo del Marco Nacional de Cualificaciones, el cual defina una clara distinción entre profesionales de distintas áreas del conocimiento, y dentro de cada disciplina, como es el caso de la ingeniería de base científica o de base tecnológica”.