Patrimonio y arte
Conservación de patrimonios en madera y creación ebanista.
En la riqueza cultural, paisajística y arquitectónica que tiene la Isla Grande de Chiloé, sus iglesias tienen un significativo valor. Por ello, entre 2000 y 2001, Unesco confirió a un total de 16 de estas edificaciones de madera la categoría de Patrimonio de la Humanidad, en virtud a su valor patrimonial de características únicas en el mundo.
Por ello, su antigüedad y fragilidad exigen la conservación y mantención periódica, de acuerdo a criterios de intervención regulados por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). Macarena Almonacid es una arquitecto chilena que ha participado en numerosos proyectos de restauración de iglesias de Chiloé, incluidas aquellas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su esfuerzo se ha centrado en la puesta en valor de este patrimonio en madera a través de un trabajo técnico que incluye la inspección, estudio y diagnóstico de los materiales para luego recuperarlos y conservarlos.
Junto a Katerine Araya y a Olivia Medina, formó el Taller de Patrimonio y Restauro, que tiene la misión de poner en valor el patrimonio arquitectónico de Chile. Desde su taller explica cómo se lleva a cabo un proceso de restauración y de qué manera se pone en valor la madera. “En general, lo primero es conocer el estado de conservación de los inmuebles a restaurar. En el caso de Chiloé, las iglesias poseen un sistema constructivo a base de ensambles y empalmes de madera, valioso sistema fruto del sincretismo entre la cultura chilota y la europea”.
Y agrega: “Posteriormente, se debe desarrollar un proyecto de intervención patrimonial (PIP) el cual debe rescatar dicho sistema constructivo, tratando de conservar la mayor cantidad de elementos que componen cada edificio. Lamentablemente, hay una serie de patologías que afectan la madera, asociadas principalmente a la acción de agentes como la lluvia o la humedad que provocan distintos tipos de pudrición. Si bien este tipo de deterioro está asociado a la falta de mantención periódica de los inmuebles, también está asociado a la dificultad que presenta realizar inspecciones técnicas en estos antiguos edificios, sumado al abandono de la técnica constructiva a través del tiempo, la cual desde un período se dejó de utilizar en Chiloé y en Chile”, dice Macarena Almonacid.
Centenaria técnica
La técnica constructiva es un sistema de armado en base a ensambles y empalmes, es decir, las piezas estructurales solo se vinculan entre sí mediante uniones de la misma madera, las que en algunos casos son reforzados con tarugos, también de madera, existiendo en Chiloé algunas manifestaciones particulares. Esta técnica constructiva se presenta en varios lugares del mundo en algún tiempo de la historia. En Chiloé se dejó de utilizar probablemente desde el terremoto del 60, condicionado por factores principalmente económicos.
“Si bien existió un declive en el conocimiento de esta técnica constructiva, a medida que se han restaurado iglesias, esta técnica se va recuperando. En Chiloé, el conocimiento de la madera y la carpintería tradicional es un oficio de gran legado”, dice esta arquitecto y restauradora.
En el caso de las iglesias del patrimonio mundial, debido a sus inmensos valores arquitectónicos, constructivos, sociales e históricos, éstas deben ser preservadas, por lo que según su estado de conservación se debe determinar cómo serán restauradas.
Por otra parte, en Chiloé existe un conjunto de más de 60 iglesias de madera que no están protegidas por ley y que poseen el mismo valor de las que sí están protegidas,
Entre 2000 y 2001, Unesco confirió a un total de 16 de iglesias chilotas de madera la categoría de Patrimonio de la Humanidad, en virtud a su valor patrimonial de características únicas en el mundo.
“En el caso de Chiloé, las iglesias poseen un sistema constructivo a base de ensambles y empalmes de madera, valioso sistema fruto del sincretismo entre la cultura chilota y la europea”.
Macarena Almonacid, arquitecto y restauradora de iglesias de Chiloé.
“Es necesario proteger por ley mucho patrimonio en madera en Chile, ya que son vestigios materiales de distintos acontecimientos históricos en el país”.
Macarena Almonacid.
muchas de ellas requieren urgente restauración. “Por lo anterior, es necesario proteger por ley mucho patrimonio en madera en Chile, ya que son vestigios materiales de distintos acontecimientos históricos en el país. Una vez relevados los valores patrimoniales de un inmueble, se debe abordar caso a caso la manera de conservar o restaurar”, indica Macarena Almonacid.
Tecnología de apoyo
En las iglesias de Chiloé se realizan trabajos de inspección que son manuales, como destapes para realizar inspecciones visuales y toma de muestras, apoyadas por herramientas como punzón y formón. La información levantada por expertos, da como resultado un levantamiento crítico, que permite determinar deformaciones, patologías y desaplomes, entre otros. En las últimas restauraciones integrales de las Iglesias de Dalcahue y Chelín, se implementaron levantamientos con scanner, que permitían corroborar deformaciones y asentamientos. “En el proceso de desarme, todos los elementos son etiquetados y almacenados ordenadamente para permitir su correcta reutilización. Para asegurar el correcto diagnóstico de las piezas, estas son evaluadas mediante una herramienta cuantitativa denominada ‘Fichas de diagnóstico, clasificación y destino de piezas’, con el fin de determinar desde ya la reintegración de piezas estructurales, de revestimientos exteriores e interiores considerando su estado de conservación, las especies madereras, los tipos de defectos etc.”, precisa la experta.
Las 16 iglesias del Archipiélago de Chiloé que tienen la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por parte de Unesco son: Achao, Aldachildo, Caguach, Castro, Chelín, Chonchi, Colo, Dalcahue, Detif, Ichuac, Nercón, Quinchao, Rilán, San Juan, Tenaún y Vilupulli.