Envejecimiento
La investigación ayudaría a mejorar el conocimiento sobre el proceso de envejecimiento, pero también el desempeño de los profesionales que buscan mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.
Chile es un país envejecido. En general, el envejecimiento se asocia a mayores prestaciones en salud, reconoce el vicepresidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, doctor Gerardo Fasce.
Según el profesional, la toma de decisiones se basa en la experiencia clínica y en la utilización de herramientas como la medicina basada en evidencia (MBE). “Si bien es cierto, los postulados básicos de la MBE y la epidemiología clínica incorporan a esta diada experiencia evidencia, los valores y opiniones del paciente, no son siempre considerados y el grupo de las personas mayores no está ajeno a esta exclusión”, señala. En ese contexto, al doctor Fasce le parece más complejo resolver problemas, pues la toma de decisiones se ha basado eminentemente en la experiencia de los profesionales. “Las particularidades del envejecimiento, la alta carga de enfermedad y su heterogeneidad como grupo, dificultarían en teoría el poder realizar procesos muy estandarizados que se exigen en la investigación tradicional”, dice.
Pero esto ha ido cambiando, con espacios, donde se incentiva la participación. En Chile, por ejemplo, CONICYT ha destinado fondos de investigación para tratar temas de envejecimiento, algo que también le preocupa al Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), según el profesional. “Recientemente, se han llevado a cabo concursos incorporando la innovación y nuevas tecnologías con la colaboración de CORFO, la empresa privada e inclusive la Dirección Sociocultutural de la Moneda, a través de una de sus fundaciones, Chile Enter”, afirma. Además, el doctor Fasce destaca nuevos diseños en epidemiología, que van más allá de los ensayos clínicos controlados y que permiten incorporar realidades más diversas y particularidades propias de grupos poblacionales específicos. Esto habría revalorizado los estudios cualitativos y las metodologías complejas. “Lo más innovador e interesante es el hecho de como hoy para algunas publicaciones se exige que en el desarrollo de un estudio hayan participado los pacientes o el público en general (Patient and Public Involvment o PPI), explica.