El ministro del Minvu plantea los desafíos hacia la integración de las ciudades.
La Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNUD) promulgada por el Presidente Sebastián Piñera el 4 de marzo de 2014, al filo de su primer mandato, es clara en este sentido: Integración social es el objetivo central número uno de este documento, donde se dibujaron los lineamientos para el futuro urbano del país, pero también, para el futuro de nuestras ciudades, de nuestra felicidad.
Marcela y Claudia son vecinas. Marcela vive en el segundo piso, Marcela, en el primero. Son amigas, desde hace aproximadamente un año. El mismo espacio de tiempo que transcurrió desde que se inauguró la quinta y última etapa del proyecto de integración social Las Condesas, en la comuna de Las Condes. Entre Marcela y Claudia no hay diferencias aparentes. Residen desde siempre en la comuna, han trabajado, nunca les ha sobrado nada. Nunca les han regalado nada. Y ambas viven en departamentos similares, del mismo tamaño. La única diferencia es que Marcela paga un dividendo, el más alto del condominio, porque tiene estacionamiento. Recibió un subsidio de sectores medios. Mientras que Claudia accedió a su departamento gracias al Fondo Solidario de Elección de Vivienda, es decir, la vivienda sin deuda. Claudia y su marido no tienen trabajo. Eso, quizás, también es una diferencia.
Hace un par de semanas desayuné con ambas. No noté diferencia alguna entre ellas. Más bien, fui testigo de una vida en común bien desarrollada, armónica, feliz.
Nos contaban que el condominio está tan bien ubicado que uno de los dirigentes es el inspector del colegio que está a la vuelta de la esquina. Es decir, ¡tiene la pega a un par de cuadras! Y que la mayoría de los niños del barrio asisten a ese colegio. Podría enumerar aún más hechos, pero la historia de Marcela y Claudia es suficiente para ilustrar las razones que me empujaron, como ministro de Vivienda y Urbanismo, a apostar por convertir la integración social en mucho más que uno de nuestros programas habitacionales. Convertirlo en una política social de gobierno. Y esto no es un capricho. Tampoco es efectismo comunicacional. La Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNUD) promulgada por el Presidente Sebastián Piñera el 4 de marzo de 2014, al filo de su primer mandato, es clara en este sentido: Integración social es el objetivo central número uno de este documento, donde se dibujaron los lineamientos para el futuro urbano del país, pero también, para el futuro de nuestras ciudades, de nuestra felicidad.
Cuando el alcalde Lavín nos mostró su proyecto de viviendas de integración social en la rotonda Atenas, sabíamos que algo iba a cambiar. Había llegado el momento en que este exitoso programa, aún alejado de las prioridades y más aún de las primeras planas, pasaría a las grandes ligas. El Presidente Piñera ha tomado nota de esta nueva realidad y me ha pedido que trabajemos en un proyecto de ley para asegurar, desde el Estado, la debida integración de nuestras ciudades, nuestros barrios, nuestra vida.
Como principal conductor del Ministerio de Vivienda y Urbanismo estoy consciente de que la reducción del déficit de viviendas es una de mis tareas centrales, como lo es también terminar con los campamentos o disminuir el número de allegados y el hacinamiento. Pero, más central que eso, es democratizar el acceso a la ciudad. Tomar cada pieza, como si fuera un rompecabezas, de estas ciudades desintegradas y fragmentadas que vivimos hoy.
La ciudad no puede esperar. La ciudad se planifica, se trabaja, se vive, se une. Por eso, decimos, fuerte y claro, que el Minvu une a la ciudad.
Como principal conductor del Ministerio de Vivienda y Urbanismo estoy consciente de que la reducción del déficit de viviendas es una de mis tareas centrales, como lo es también terminar con los campamentos o disminuir el número de allegados y el hacinamiento. Pero, más central que eso, es democratizar el acceso a la ciudad. Tomar cada pieza, como si fuera un rompecabezas, de estas ciudades desintegradas y fragmentadas que vivimos hoy”.