Nuestras raíces
Historias del campo chileno y fiestas tradicionales.
La celebración del 18 de Septiembre ya está cerca. Se vienen las Fiestas Patrias y las tradicionales ramadas. Sin embargo, no solo esta fecha permite constatar la chilenidad. Hay innumerables ocasiones en que desde el campo se transmiten las costumbres propias del país.
Tan características son, que están arraigadas en nuestro folclore. Quién no ha escuchado repetidamente al son de las guitarras “En el rodeo e’ Los Andes, comadre Lola, le pegaron su puñete al Guatón Loyola”… Sí, porque la Fonda del Guatón Loyola, famosa fiesta de Los Andes es una de las que representa fielmente la cultura tradicional chilena.
Este es un “lugar que convoca mucha gente, donde se puede disfrutar de juegos típicos de las ramadas (tiro al blanco, pesca milagrosa, tiro del aro a las botellas con billetes, el conejo que ingresa a la caseta con tu número, entre otras), además de grupos de cueca en vivo y productos gastronómicos que no pueden faltar: algodones de azúcar, churros, empanadas, anticuchos, terremoto, chicha, choripanes y tantos otros”, describe Giorgio Gnecco, director de las carreras de Turismo de Duoc UC Sede Valparaíso.
Y esta celebración corresponde solo al 18 de Septiembre, “pero en la zona central, por dar unos ejemplos, hay muchas más: la Vendimia en Casablanca, Cruz de Mayo, Fiesta de las 40 Horas, Cuasimodo, La Quema del Judas, Celebración San Pedro, etc.”, comenta Gnecco.
“Arréglate Juana Rosa / Que llevo una invitación / Mañana trilla una yegua / En la casa e´ l’asunción”… se escucha la voz de Violeta Parra en la tonada Juana Rosa, refiriéndose a la Trilla a Yegua Suelta, en localidades como San Esteban, San Javier o Florida.
Y es que “son muchas las historias asociadas al campo chileno, las que son parte de la identidad y de la idiosincrasia de nuestro país”, comenta Cristian Fuentes, director de las carreras de Recursos Naturales de Duoc UC Sede Valparaíso. Por ejemplo, en la Quinta Región, destaca la celebración del 8 de diciembre, “donde agricultores de Limache y Olmué van a agradecer al Niño Dios de las Palmas la primera cosecha de tomates Limachinos de la temporada, los que se cultivan desde octubre para que en diciembre, se obtenga la primera cosecha”, cuenta Fuentes.
Esta es una tradición que se realiza hace 55 años aproximadamente en la zona. “Con esto los productores aseguraban una buena temporada y éxito en el cultivo que se desarrollaba en tutorado con coligues al aire libre y trabajado con la enseñanza de los colonos italianos llegados entre 1940 y 1960 a Chile”, añade el académico de Duoc UC Sede Valparaíso.
“Canta el vino su profunda sed / Ha pasado el tiempo, no es lo mismo / Solo espejismos de aquella mujer / Que trepó a la copa del olvido…”, versa la canción de Nano Acevedo “La vendimia del amor”, que habla de una fiesta en torno a la recolección o cosecha de uvas, que servirán para la producción de vino y otros licores. Esta se realiza en distintas zonas del país, entre febrero y abril de cada año, dependiendo de los tiempos de cosecha.
El Dieciocho
La fiesta más tradicional que celebramos hasta hoy es el 18 de Septiembre. “Data desde el establecimiento de la primera celebración pública de Chile tras la Independencia y tiene un origen más bien urbano (no rural)”, afirma Fernanda Valenzuela, docente del Instituto Profesional Culinary y fundadora de Instante de Vinos. Así, ésta y otras de corte nacional y republicano dieron reemplazo a las festividades reales, que se llevaban a cabo durante la Colonia.
Sobre las tradicionales ramadas, “la historia señala que en Santiago constituían locales de diversión, desde el día 19 de septiembre, que se autorizaban y se instalaban en llanos, al principio al sur de la Cañada (cerca del centro urbano) y luego en lo que es hoy el Parque O’Higgins”, complementa Valenzuela.
Con el paso de los años, los núcleos urbanos fueron acogiendo llanos como lugares oficiales de festejo. “Un ejemplo es el Parque de Playa Ancha para Valparaíso, Parque Municipal para Valdivia y la Pampilla de Coquimbo. Las ventas eran infaltables en estas reuniones y a ellas concurrían tanto familias que se trasladaban de zonas rurales cercanas como miembros de la élite”, dice la docente del IP Culinary.