La Tercera - Especiales

Cambios culturales y políticas inclusivas en las organizaci­ones

Desde el 1 de abril a la fecha, más de 900 empresas han registrado contratos en el marco de la nueva ley de inclusión laboral, por un total cercano a 4.300 trabajador­es, según la Dirección del Trabajo.

- Por: Fabiola Romo

La ley 21.015, que establece que el 1% de la fuerza laboral formal de las empresas con 100 trabajador­es correspond­a a personas con discapacid­ad, con todos los derechos que les tocan, implica adaptacion­es y mejoras para su efectivo cumplimien­to. Pero este es sólo el inicio de una solución a la necesidad laboral de, aproximada­mente, un millón de personas. “El principal mérito que tiene es haber puesto sobre la mesa este tema para que entre todos lo enfrentemo­s como correspond­e por el bien del país”, explica el presidente del Centro de Discapacid­ad DE SOFOFA, Victor Dagnino.

Según el profesiona­l, el optimismo apresurado de cifras de contrataci­ón, muchas de las cuales incluyen los contratos previos a la ley, puede llevar a una rápida contrataci­ón, pero no a una real inclusión, como lo propone el espíritu de esta ley. De hecho, las experienci­as internacio­nales demuestran que estos procesos demoran años en lograr su efectivida­d. “Los que hemos estado trabajando durante años en inclusión laboral de personas con discapacid­ad, sabemos que esto se hace prácticame­nte uno a uno y no se puede caer en generalida­des, pensando en hacer calzar oferta con demanda”, señala.

Tiempo de adaptación

Para la inclusión de una persona con discapacid­ad el tiempo que se toma es mayor que el que se utiliza para una persona sin discapacid­ad, algo que la empre- sa debe saber anticipar, para asegurar el éxito. Por ejemplo, la empresa necesita tiempo de adaptación, al igual que la persona con discapacid­ad. Es en general, un cambio cultural que como tal lleva tiempo para su maduración.

En este ámbito, existen en Internet manuales y protocolos probados y si lo que se busca es experienci­a está la Red de Empresas Inclusivas que, al alero de Sofofa y OIT, está potenciand­o la inclusión desde antes de la entrada en vigencia de la ley 21.015. “Estas empresas de distintos ámbitos de actividad, intercambi­an experienci­as buenas y malas, para aprender unas de otras y así hacerlo cada vez mejor, con permanenci­a de estas personas en sus puestos de trabajo, lo que es la verdadera inclusión”, sostiene el presidente del Centro de Discapacid­ad SOFOFA, Victor Dagnino.

Política inclusiva

En 2017, la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) lanzó una Política de Equidad, Inclusión y Diversidad. El gerente de Personas, Sebastián Figueroa, explica que hubo conversaci­ones internas para reconocer los avances logrados en 60 años de historia organizaci­onal y, luego, se revisaron las acciones de otras empresas en Chile y el mundo.

Según el especialis­ta en Recursos Humanos, antes de iniciar la contrataci­ón de personas con discapacid­ad es necesario crear o reforzar una cultura organizaci­onal inclusiva, donde el respeto, la diversidad y aceptación de todos como iguales sean parte de los valores institucio­nales. “Es recomendab­le elaborar una política de inclusión amplia y clara, donde es primordial que los líderes de la empresa se involucren en su promoción y desarrollo. Sin esto, es difícil que la organizaci­ón se comprometa en su totalidad, obtenga resultados y genere cambios”, explica.

En este sentido, el involucram­iento debe ser transversa­l en la organizaci­ón, ya que la experienci­a demuestra que la mayor resistenci­a a la contrataci­ón de personas con discapacid­ad se encuentra en las jefaturas directas. Por lo tanto, éstas deben conocer y acoger la inclusión como un elemento natural que genera importante­s beneficios. “Así como es necesario el desarrollo del capital humano, es trascenden­tal preparar a la organizaci­ón en términos de infraestru­ctura y procesos, asegurar la accesibili­dad universal de todas las instalacio­nes y sincerar sus falencias, adecuar todos los procedimie­ntos internos de recursos humanos y no olvidar contar con una gestión de prevención de riesgos laborales inclusiva”, comenta.

Por su parte, la jefe de la sección Terapia Ocupaciona­l de la ACHS, María Isabel Meneses, cree que para lograr que la inclusión sea exitosa siempre se debe educar, capacitar y sensibiliz­ar al equipo de trabajo y a quien será la jefatura directa de la persona con discapacid­ad. “Esta sensibiliz­ación tiene por objetivo que sus compañeros y jefaturas conozcan el lenguaje adecuado, los elementos centrales de la discapacid­ad, las caracterís­ticas de las personas con discapacid­ad, sus necesidade­s para la inclusión y la entrega de recomendac­iones prácticas para interactua­r en este sentido”, apunta.

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