Nuevos horizontes para quienes son parte del proceso
Esta es la voz de quienes están viviendo la experiencia de la inclusión en distintos ámbitos, y de quienes conocen el largo camino recorrido para avanzar en el proceso de la inclusión. Estas son sus metas, esperanzas y alegrías.
La ley 21.015 es un muy buen primer paso para promover la inclusión de personas con discapacidad, de acuerdo a Carola Rubia, directora ejecutiva de Fundación Descúbreme. La norma establece que las empresas de 100 o más trabajadores deberán contratar, o mantener contratados, según corresponda, al menos un 1% de personas con credencial de discapacidad o que sean asignatarias de pensión de invalidez de cualquier régimen previsional, en relación con el total de sus trabajadores. Un punto que exige la ley, es que las personas con discapacidad acrediten su condición a través del proceso de calificación y certificación que realiza el COMPIN.
Hasta ahora la experiencia de Fundación Descúbreme es positiva. “En general, hemos visto que a las empresas les preocupan temas operativos que son relevantes para ellos, como, por ejemplo, la dinámica con los demás colaboradores y que sus estándares de productividad no se vean afectados. De las inclusiones que hemos realizado, hemos visto que procesos de concientización y sensibilización ejecutados de manera previa, así como una buena cam- paña de comunicación en la empresa, apoya a los trabajadores a entender y familiarizarse con la discapacidad. Y en relación con la medición de los niveles de productividad, y ausentismo, por mencionar algunas, estos no se ven alterados y en varios casos se ven mejorados”, resalta Rubia.
Experiencia en Biobío
Hay iniciativas que se están desarrollando en regiones, como es el caso de la Red de Inclusión Biobío, la que nace desde la Oficina de Discapacidad e Inclusión de la comuna de San Pedro de la Paz. “Creemos en la necesidad de cambiar las culturas organizacionales y de implementar sistemas de seguimiento para una inclusión efectiva y exitosa”, dice Andrea Arpide, presidenta de la Red de Inclusión Biobío. En la red se realizan charlas de difusión en las empresas. Además, existe un trabajo sostenido con las familias de las personas con discapacidad.
“El desafío es enorme, considerando que nuestras empresas y organizaciones no han desarrollado una cultura de la inclusión, otorgando valor a la diversidad respetando el enfoque de derecho de cada persona. En nuestra organización, asesoramos y apoyamos la gestión empresarial inclusiva con un modelo desarrollado por Educo, que consiste en sensibilizar a la empresa, junto con analizar políticas internas de ésta, realizamos descriptores de cargo inclusivos, evaluamos accesibilidad universal, etc. Estos son pasos que la empresa debe cumplir para declararse inclusiva. Nuestra misión es contribuir a la formación de una sociedad más inclusiva enfocándonos en promover una cultura que valora la diversidad, y esto es lo que transmitimos a las empresas”, comenta Claudia Lodi, fundadora de Educo, una organización que forma parte de la Red de Inclusión Bíobío. Ella estuvo 10 años en EE. UU. trabajando en el tema de la discapacidad enfocada en el área laboral.
Un punto que exige la Ley 21.015, es que las personas con discapacidad acrediten su condición a través del proceso de calificación y certificación que realiza el COMPIN. Las empresas de 100 o más trabajadores deberán contratar, o mantener contratados, según corresponda, al menos un 1% de personas con credencial de discapacidad.