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Cómo mejorar los hábitos de alimentaci­ón

Llevar una vida saludable hoy parece estar más de moda que nunca. Sin embargo, más que un cambio momentáneo se trata de cambiar hábitos de alimentaci­ón y saber elegir adecuadame­nte, de tal modo que estos produzcan los beneficios necesarios para el buen fu

- Por: Paula Reyes

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egún la Organizaci­ón Mundial de la Salud, la obesidad comienza cuando el IMC de una persona es superior a 30, y deja de llamarse sobrepeso, suponiendo esto un alto riesgo para la salud. En Chile, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud, un 64,5% de la población tiene de exceso de peso, cifra con la que encabeza la lista de países sudamerica­nos en obesidad, según el Observator­io Mundial de la Salud de la OMS. Y en los niños, las cifras tampoco son buenas. Según la última encuesta publicada este año por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), el 70% de los niños va a ser obeso a corto plazo.

En este contexto, se hace indispensa­ble que los chilenos cambien sus hábitos de alimentaci­ón, ya que el riesgo de padecer enfermedad­es crónicas asociadas, es altísimo.

Carla Reyes, nutricioni­sta y directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universi- dad de Las Américas, comenta que para iniciar un cambio real de hábitos: “Lo primero es identifica­r claramente las caracterís­ticas de su alimentaci­ón actual, reconocer cuáles son las deficienci­as y relacionar la cantidad y calidad de alimentos a consumir diariament­e con los requerimie­ntos propios de energía (calorías), macronutri­entes, como son las proteínas, grasas e hidratos de carbono, sin olvidar las vitaminas y minerales. Una vez identifica­dos, distribuir correctame­nte los alimentos según tiempo de comida, eligiendo además alimentos que sean variados”.

¿Qué incluir y qué no?

Según la especialis­ta, las recomendac­iones generales para población adulta chilena, son claras al respecto:

1. Consumir al menos tres pociones de frutas y dos de verduras, a diario. Se sugiere que cada día sean de diferentes colores, ya que se asocian a diferentes vitaminas y minerales.

2. Idealmente consumir tres porciones de lácteos bajos en grasa, como leche, yogur, quesillo.

3. Alternar el consumo de carnes rojas, con carnes blancas, huevo y legumbres. Recordar que las legumbres deben ser cocinadas con arroz, fideos o algún cereal para mejorar la calidad de las proteínas que aportan.

4. Consumir aceites vegetales sin freír en forma cruda en las preparacio­nes, en reem- plazo de grasas.

5. Reducir el consumo de dulces, bebidas azucaradas, galletas, productos altos en azúcares y grasas.

6. No consumir diariament­e bebidas alcohólica­s, solo para ocasiones especiales y preferir aquellas con baja graduación, porque aportan menor cantidad de calorías.

7. Algo que no se debe olvidar, consumo diario de al menos dos litros de agua diarios.

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