La experiencia infantil del duelo
Para los niños, la etapa del duelo suele ser un proceso en el que expresan su pena y ansiedad con cambios de conducta. Aunque no lloren al inicio, es posible que manifiesten su dolor a través de las siguientes conductas: • Vuelven a hablar como bebés, a dormir con los padres o a tener dificultades para retener esfínter.
• Irritabilidad, pataletas, terrores nocturnos, miedo a la separación.
• Juegos o dibujos con contenidos de muerte recurrentes. “A medida que se va conversando el tema, el niño va teniendo espacio para expresar sus emociones a través del juego y su propio lenguaje creativo, lo cual permite que pueda ir avanzando. Si luego de dos años, el niño sigue afectado emocionalmente por la muerte, no puede recordar a ea persona sin llorar, y mantiene alguna sintomatología, es recomendable recurrir a algún especialista para superar este duelo”, recomienda Mónica López.
La psicóloga del Instituto del Bienestar aconseja guiar a los niños en el proceso de despedida, apoyándolos en la realización de algún ritual que facilite esta transición, “como hacer un dibujo e írselo a dejar al cementerio, hablar de la persona en pasado mientras se ve fotos de ella o compartir recuerdos positivos que se mantendrán en la memoria. Todo esto puede ser de ayuda para mostrarle al niño que no solo hay tristeza en la muerte, sino también gratitud y buenos recuerdos por haber conocido y compartido con esa persona al menos un tiempo durante esta vida”.