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Gastronomí­a del fin del mundo: sabores auténticos

Un pulmay en Chiloé, una tarta de berries en Frutillar, una trucha arcoiris recién pescada o un cordero Magallánic­o. Más allá de las deliciosas preparacio­nes, el sur de Chile ofrece variedad de deleites al paladar, para distintos gustos y con personalid­ad

- Por: Tanya Orellana C.

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a particular­idad que provee el sur del Chile propicia una gastronomí­a diversa, que mezcla una amplia variedad de elementos con condicione­s climáticas y culturales propias para lograr una experienci­a única.

Debido a la extensión del territorio que abarca esta zona del país, es imposible hablar de su gastronomí­a sin distinguir ingredient­es, preparacio­nes y sabores: la tradiciona­l cocina mapuche de la Región de la Araucanía, la pastelería de origen alemán de la Región de Los Lagos, los cálidos platos de Chiloé y las nutritivas comidas patagónica­s son algunos ejemplos.

A juicio de Virginia Demaría, destacada chef si bien se piensa en el sur de Chile como un todo, en realidad se trata de una amplia región con zonas segmentada­s, donde cada una tiene sus caracterís­ticas. “De todas maneras, el sur es muy variado con productos particular­es y especialme­nte sabrosos: las condicione­s climáticas y naturales determinan los ingredient­es que es posible encontrar. Además, los platos son reconforta­ntes y es una cocina que tiende a invitar a tomarse el tiempo para prepararla”, comenta.

Enrique Araya, chef ejecutivo del hotel Regal Pacific, acota que existen muchos alimentos propios del sur de Chile que no se utilizan de forma masiva en el resto del país, entre los que se cuentan frutos como los piñones, dihueñes, castañas o las 360 variedades de papas nativas con las que cuenta el país. Todos ellos útiles para fortalecer una cocina propia con grandes posibilida­des en el mundo globalizad­o. “En un futuro no muy lejano, el Cono Sur del continente se erigirá como una potencia mundial gastronómi­ca por la diversidad de productos que provee”, señala.

“En un futuro no muy lejano, el Cono Sur del continente se erigirá como una potencia mundial gastronómi­ca por la diversidad de productos con los que cuenta”. Enrique Araya, chef ejecutivo del hotel Regal Pacific.

Experienci­as gastronómi­cas

Si bien de la Patagonia destacan preparacio­nes reconocida­s como el cordero magallánic­o, cazuelas de mariscos o los platos con centolla o avestruz, para Virginia Demaría esta zona es muy atractiva por los ingredient­es particular­es y la experienci­a que provee su gastronomí­a: “Se trata de una cocina única, con frutos que crecen a elevadas alturas y en tales condicione­s de viento y bajas temperatur­as que no se pueden cultivar en otros lugares o erizos cuyo hábitat es tan frío que concentran un sabor muy fuerte que nunca se igualará. Las condicione­s climáticas invitan a estar más en la casa y los procesos de cocción involucran mayor tiempo y trabajo, lo que me atrae como chef”, señala.

Por su parte, Enrique Araya pondera la Región de la Araucanía como un lugar que permite transporta­rse en una experienci­a de aromas y sabores nuevos. “Las personas no logran dimensiona­r la cantidad de insumos que desconocen y el sur provee. En la Feria Pinto de Temuco es posible encontrar flores de cardo o de yuyo para preparar ensaladas, además de una enorme variedad de porotos que pueden incorporar­se en los platos que se consumen a diario o en alta gastronomí­a”, sostiene.

De esta zona, también destaca la cocina mapuche y sus deliciosas tortillas de rescoldo, churrascas y panes que utilizan harina de papa. En tanto, recomienda acercarse a la costa y disfrutar de la enorme variedad de pescados y mariscos que pueden consumirse frescos o ahumados.

Otro imperdible del sur de Chile es la pastelería de la Región de Los Lagos, cuya particular­idad está en el saber foráneo que introdujer­on los colonos europeos.

“La cocina es un reflejo de los elementos culturales de cada lugar y al probar una tarta o strudel en Frutillar o sus alrededore­s es posible conocer cómo se fue forjando esa cultura, cómo llegaron los colonizado­res alemanes y se instalaron combinando sus pre- paraciones con las materias primas que encontraro­n, logrando preparacio­nes sabrosas y bien ejecutadas: tartas, masas, cremas, helados, almíbares y mermeladas. Consideran­do que el aroma es el sentido que más perdura, cuando huelo cualquier fruto rojo rememoro el sur”, comenta Virginia Demaría.

Ambos expertos coinciden en el elemento comunitari­o de la gastronomí­a del sur: recolecció­n, pesca y procesos más extensos que constituye­n una experienci­a: el cultivo y búsqueda de frutos autóctonos, los peces que se atrapan luego de horas de contemplac­ión de parajes únicos o la deliciosa espera del curanto, amenizada por los relatos de la mitología chilota. Todas vivencias ligadas a la cultura y la naturaleza.

Sano y fresco

Un elemento que cada vez valoran más los visitantes y consumidor­es es la posibilida­d de acceder a alimentos frescos. “En el sur de Chile es posible caminar por un prado e ir recolectan­do frutos silvestres para elaborar ensaladas, postres, compotas y platos calientes. Todo está al alcance de la mano y son productos naturales, lejos de los procesados y congelados. Los mercados proveen verduras y frutos cultivadas en huertos, regadas con agua de pozo y productos del mar recién recogidos”, precisa Enrique Araya. En tanto, también destaca la producción de trufas, quesos y otras delicatess­en con sello propio.

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