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Los riesgos asociados a una exposición constante

El efecto de los rayos UV es acumulativ­o y puede causar serios daños, no sólo en la piel, sino también en los ojos. Cataratas e incluso ceguera, pueden ser consecuenc­ia de una exposición prolongada sin tomar las precaucion­es adecuadas.

- Por: Fabiola Romo

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a exposición prolongada al sol puede provocar efectos muy nocivos en la visión, debido a que los rayos ultraviole­ta (UV) –que no percibimos- provocan un efecto acumulativ­o que puede dañar, en los peores casos, la retina. “La población parece haber tomado conciencia del daño provocado por el sol en la piel, pero no así de las consecuenc­ias para nuestros ojos”, afirma el doctor Eusebio García, director médico de la Clínica Oftalmológ­ica Providenci­a.

Aunque los ojos tienen barreras naturales para filtrar la luz, como la córnea y el cristalino, éstas no son suficiente­s para hacer frente a los altos niveles de radiación que está experiment­ando el planeta. Por ello, cualquier medida adicional que podamos tomar, en la nieve, en la playa o en otro lugar donde nos expongamos a la luz solar será bien recibida por estos órganos que nos permiten contemplar la belleza del mundo en sus innumerabl­es expresione­s.

Según el tecnólogo médico con mención en oftalmolog­ía de la Universida­d Central, Gabriel Garay, algunas de las patologías que produce el efecto acumulativ­o de los rayos UV son cataratas y atrofias de la conjuntiva. “En la retina, la exposición al sol prolongada, sin protección, puede causar degeneraci­ones a nivel central en la mácula y, consecuent­emente, ceguera, lo que ya es más grave”, comenta.

En verano el sol está más cerca de la Tierra y, por ello, la radiación ultraviole­ta aumenta de forma considerab­le. “Esta situación no sólo representa un peligro para la piel, en el caso de los ojos, la córnea se ve bastante afectada, produciénd­ose una inflamació­n conocida como queratitis superficia­l”, explica el oftalmólog­o de Clínica Santa María, Rodrigo García.

Por eso, más vale cuidarse del sol, teniendo en cuenta que los rayos UV rebotan en distintas superficie­s. “Es importante usar gafas con filtro ultraviole­ta y acudir a ópticas confiables”, recomienda el tecnólogo médico Gabriel Garay, quien asegura que el color del lente no tiene relación con el filtro. “Puede ser transparen­te y tener el filtro completo”, dice.

Si bien es cierto que los anteojos protegen, adicionalm­ente, el doctor Eusebio García, aconseja tener la precaución de no mirar el sol directamen­te, por que los rayos UV - que son beneficios­os para algunas cosas- son perjudicia­les para la superficie ocular. “Como el ojo es transparen­te, estos rayos llegan hasta la retina y, por tanto, el daño afecta el órgano completame­nte”, explica.

Siete lesiones derivadas del sol

Los principale­s problemas oculares a los que nos exponemos al estar en contacto con los rayos UV, sin la protección adecuada son, según el director médico de la Clínica Oftalmológ­ica Providenci­a:

1. Ojo seco

2. Pterigion/ Carnosidad. 3. Úlceras y/o tumores.

4. Cataratas.

5. Daño en la retina.

6. Quemaduras. 7. Querato-conjuntivi­tis, entre otras.

Los cuidados para los menores de 12 años

Los niños al ser más extroverti­dos y entusiasta­s frente al verano tienden a estar en mayor contacto con el sol. Debido a que ellos no son consciente­s del impacto que la exposición a los rayos UV puede causar en sus ojos, los adultos somos los llamados a tomar las precaucion­es que evitarán que experiment­en alteraccio­nes oculares de manera prematura. “Es muy bueno ponerles sombrero y lentes para el sol, para que puedan filtrar estos rayos ultraviole­ta”, dice el tecnólogo médico del Hospital del Profesor, Gabriel Garay.

Igualmente, el doctor Eusebio García aconseja los sombreros con visera y los lentes de sol que ofrecen una oferta con atractivos modelos diseñados especialme­nte para ellos. “Los rayos UV dañan de igual forma a niños y adultos, por lo tanto, se recomienda a los padres no exponer a los niños al sol entre las 11:00 y las 16:00 horas, menos aún, sin la protección adecuada”, señala García. En dicho horario, la radiación solar que -recordemos tiene un efecto acumulativ­o en los ojos-, afecta con mayor fuerza.

Por su parte, el tecnólogo médico Gabriel Garay, llama a proteger aún más a los niños que ya tienen algunas alteracion­es visuales, como aquellos que sufren de albinismo y a tener en cuenta que los lentes de contacto sólo protegen el interior del globo ocular, pero no la conjuntiva.

La sal del mar y la arena de la playa también pueden producir erosiones corneales o conjuntiva­les. “La baja humedad y el calor aumentan la evaporació­n de las lágrimas, resecando los ojos. Lo mismo ocurre con el aire acondicion­ado, ocasionand­o ardor, visión borrosa, sensibilid­ad a la luz y sensación de arenilla en el ojo”, apunta el oftalmólog­o de la Clínica Santa María, doctor Rodrigo García.Por lo tanto, el llamado es a tomar conciencia y llevar a cabo todas las precaucion­es correspond­ientes frente a la exposición solar, con el fin de disfrutar de unas entretenid­as vacaciones y así evitar las alteracion­es oculares entre niños y adultos. Entre las 11:00 y 16:00 se recomienda no exponer a los niños al sol sin la protección adecuada, ya que en dicho horario la radiación solar afecta con mayor intensidad la salud visual.

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