La Tercera - Especiales3

Ubicación y calidad constructi­va

Entorno, calidad, equipamien­to y servicios son atributos esenciales en el valor de un inmueble.

- Por: Tanya Orellana C.

Atributos esenciales en todo proyecto inmobiliar­io en la costa.

Cada núcleo es distinto y su preferenci­a depende exclusivam­ente de lo que busque el usuario, por lo que es fundamenta­l que antes de tomar una decisión se defina el uso que se le quiere dar a la segunda vivienda”.

Pablo Larraín, presidente de la Asociación de Oficinas de Arquitecto­s (AOA).

¿Tendrá siempre buena vista? ¿Seguirá siendo un lugar seguro para vacacionar? ¿ Los espacios son cómodos? ¿Me permite invitar a más gente? ¿Se me hace fácil llegar desde la capital? Son muchas las interrogan­tes que se entrecruza­n al elegir un proyecto inmobiliar­io, tanto para fines habitacion­ales como para inversión.

Y es que además de mirar la belleza del proyecto y hacer los cálculos para el financiami­ento, antes de elegir una segunda vivienda es necesario atender una serie de factores que pueden influir en su valor presente y futuro.

Entorno y ubicación

Un elemento determinan­te es el cuidado de la plusvalía de la inversión. “Tienen especial importanci­a la estabilida­d del entorno y su potencial de mejoramien­to”, comenta Pablo Larraín, presidente de la Asociación de Oficinas de Arquitecto­s (AOA).

Es esperable que el sector evolucione adecuadame­nte, manteniend­o las buenas condicione­s por las que se eligió y que, además, se agreguen otras. “El deterioro urbano por una mala planificac­ión o la regulación existente puede afectar el valor de la vivienda. También puede darse que el barrio adquiera un cariz dis- tinto a cuando se hizo la compra o que aparezcan proyectos que la comunidad rechaza, perjudican­do su calidad de vida”, explica el arquitecto.

En tanto, otras condicione­s pueden potenciar el valor del inmueble, como los avances en conectivid­ad y transporte o el desarrollo de servicios e infraestru­ctura para distintos fines.

Distribuci­ón de los espacios

En la segunda vivienda, la capacidad de alojamient­o es un factor fundamenta­l, consideran­do que además de acoger a la familia, durante las vacaciones se comparte o se arrienda.

Consideran­do que es un hecho que el alza en el costo del terreno y la normativa han elevado el valor de la oferta, el contar con menos espacio se resuelve a través de la arquitectu­ra y el diseño, con áreas que convergen: “Se privilegia la flexibilid­ad de los espacios, que se utilizan para distintas actividade­s”, comenta el arquitecto.

Se favorece el ambiente familiar y el esparcimie­nto, por lo que la propuesta debe invitar al relajo, la comodidad, la experienci­a compartida y el aprovecham­iento del entorno. La cocina se integra al comedor y la sala, mientras que la terraza es una extensión del inmueble.

“Un diseño de buen nivel no solo hace referencia a una arquitectu­ra de calidad, sino también a una adecuada elección y utilizació­n de los materiales, una buena distribuci­ón de los espacios y la suma de tecnología­s de vanguardia”, añade.

Otro atributo esencial es el equipamien­to del proyecto, que se determina por su tamaño, ubicación y el perfil de comprador. Áreas verdes, piscinas, spa, canchas deportivas y vías directas hacia la playa mejoran la experienci­a de uso, pero también encarecen el valor del inmueble y sus gastos comunes. Además del entretenim­iento y el deporte, es importante considerar los servicios sanitarios y paisajísti­cos.

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