Gestión de calidad
Atributos para alcanzar la excelencia en la gestión y la atención.
Contar con un modelo de gestión centrado en la calidad de la atención y la seguridad asistencial validado con indicadores, así como desarrollar una cultura organizacional afín son algunos de los aspectos claves en este desafío. Para lograrlo, la acreditación de calidad de prestadores institucionales valida el cumplimento de estándares mínimos -como punto de partida- para avanzar hacia la excelencia.
Las necesidades de salud son tan complejas como infinitas, ante lo cual los hospitales, clínicas y centros médicos a cargo de satisfacerlas deben desarrollar una gestión tan eficiente como robusta, con la calidad y la excelencia como objetivos finales.
¿ Qué atributos implica este desafío, sobre todo para prestadores institucionales de medicina de mediana y alta complejidad?
“Un modelo de gestión clínica centrado en la calidad y seguridad asistencial implica desarrollar atributos positivos en diversos niveles. Lo primero es la mejora de la calidad de la atención y la seguridad asistencial, lo que se evidencia cuando la organización logra aumentar la efectividad clínica, a través de diversos indicadores que adoptan como propios; entre ellos, mitigar los riesgos asociados a la atención y fomentar la satisfacción de los pacientes, sus familias y el equipo de salud”, explica Fernando Nagano, especialista en gestión clínica de calidad y director Escuela de Enfermería de la Facultad de Ciencias para el Cuidado de la Salud de Universidad San Sebastián, en relación a la eficiencia operativa que debe alcanzar un recinto de salud.
Modelo y prestigio
Así también, el éxito del modelo de calidad y seguridad está asociado a la obtención de prestigio.
“Instaurar este modelo se traduce en una declaración, que hace la organización, de compromiso con la excelencia continua, mejorando la operación y reduciendo los costos asociados a la no calidad”, dice Fernando Nagano. Su desarrollo trae consigo una mayor comunicación interna, trabajo en equipo e incremento de la motivación y satisfacción del personal, “pues el modelo exige, para el éxito, el real compromiso de los niveles de operación estratégico y operativo, reconociendo y valorando las competencias de todos los integrantes de la organización. Con ello, se incrementa la satisfacción del paciente y del equipo”, precisa el especialista de la USS.
Además, la convicción de desarrollar una cultura organizacional de calidad y seguridad del paciente exige el compromiso de las autoridades y administradores de la organización para proveer condiciones de infraestructura, equipos, procesos, recursos financieros y humanos que la promuevan, “y la obligación del equipo sanitario y de apoyo por cumplirla”, destaca Nagano.
Acreditación de calidad
El proceso periódico de evaluación al cual se someten voluntariamente los prestadores institucionales de salud para obtener la acreditación de calidad ha sido un avance significativo para avanzar en este desafío.
Otro aspecto valorable ha sido la capacidad de autoevaluación de las instituciones, un factor relevante de reconocimiento de fortalezas y debilidades por la misma organización para su mejora continua.
“La acreditación de calidad ha provisto a las organizaciones de elementos estructurales y estandarizados para la medición sistemática de la calidad, se ha generado un observatorio de buenas prácticas asistenciales, disminuyendo brechas entre los distintos prestadores e incluso, al interior de una organización”, indica el docente de la USS. Sin embargo, advierte Fernando Nagano, la acreditación se debe entender como el cumplimento de estándares mínimos o el paso inicial para un proyecto a largo plazo que compromete un cambio en la cultura organizacional, “donde la calidad, la ética y la humanización del cuidado, son el eje de la atención a los usuarios”. Esto en el marco, de los diversos factores que se relacionan con esta materia tan amplia.