Ingreso policial a sede universitaria
FECTIVOS DE Carabineros entraron el jueves a la Universidad de Santiago para detener a un grupo de encapuchados que se refugió es esa casa de estudios tras protagonizar, previamente, incidentes en las afueras del recinto y enfrentarse a los uniformados, acción que dejó como saldo 52 detenidos. El hecho provocó la molestia del rector del plantel, autoridad que exigió explicaciones a la institución policial y al gobierno, porque el ingreso se realizó sin su autorización.
Llama la atención el reclamo de la autoridad universitaria. Por un lado, Carabineros cuenta con la facultad legal para ingresar a cualquier lugar cuando se encontrare en actual persecución de un individuo que debe detener, sin que requiera orden judicial o autorización del dueño, para efectos de aprehenderlo, como parece haber ocurrido en este caso, con manifestantes que alteraban el orden público. El que las universidades se encuentren en recintos privados que cuentan con autonomía académica muchas veces es aprovechado por quienes realizan vandalismo para ocultarse en ellas y así evitar la acción policial. Sin ir más lejos, en días previos, un grupo de individuos, también encapuchados, incendió un bus del Transantiago en las afueras del ex Pedagógico, recinto en el que posteriormente se escondieron algunos de los que habrían estado involucrados en el ataque.
Por otra parte, tampoco se entiende que el rector parezca más preocupado de criticar la actuación de Carabineros que de condenar el hecho de que encapuchados usen las dependencias de la Usach como refugio. Con esa actitud no sólo corre el riesgo de aparecer ante la opinión pública amparando conductas violentas, sino, además, parece avalar episodios que significan un daño importante a la imagen de la universidad que dirige, ya que entorpecen su normal funcionamiento. Por el contrario, hubiera sido esperable que manifestara un frontal rechazo a estos actos de violencia y a quienes los protagonizan.