La Tercera

Misa Flamenca regresa al Teatro Nescafé luego de exitoso paso el 2011

- Jorge Letelier Roberto Careaga C.

Se puede pensar que en Chile el flamenco es un arte para iniciados. Ya sea como baile o canto, lo seguirían audiencias muy específica­s, conocedora­s de esta manifestac­ión típicament­e española.

Pero dos datos pueden hacer cambiar esta percepción: hace una semana, el espectácul­o Acuérdate de mí ...Lola acabó sus funciones a tablero vuelto en el GAM y, hace justo un año, Misa flamenca, los gitanos le cantan a Dios, del guitarrist­a español Tito Losada, tuvo cuatro presentaci­ones con sala llena en el Teatro Nescafé, donde destacó la participac­ión especial del reputado bailaor Antonio Canales.

“Estoy agradecido por acogernos así ” , recuerda Losada sobre la experienci­a de debutar en Chile para Semana Santa del 2011. Lo dice pocos días antes de reg r e s a r a l T e a t r o Nes c a f é para nuevas presentaci­ones de esta pieza, del jueves al domingo. La obra ha recorrido cerca de 10 países, y en ella el músico gitano da cuenta de su devoción religiosa, en una creación musical con más de 50 personas en escena, entre músicos, cantantes y bailaores.

Se trata de una composició­n basada literalmen­te en la liturgia católica, con nueve movimiento­s que reproducen las partes de una misa: están el Gloria a Dios, el Padre Nuestro, el Cordero y el Kyrie, entre otros, interpreta­dos a base de fandangos, jaleos, tangos y martinetes. “No me gusta hacer apología de la misa, porque la gente lo puede malinterpr­etar”, dice.

En su caso, se trató de un e ncuentro per s onal : “Yo era ateo cien por cien, y tuve un grave problema en mi familia. Pero comprobé que los milagros existen, y por agradecimi­ento compuse la obra, para manifestar mi fe”, cuenta.

Misa flamenca, los gitanos le cantan a Dios es la única obra musical inspi- rada en esta liturgia con orquesta, coro y baile, la que en su nueva presentaci­ón en Santiago estará a c o mpañada p o r l a Or - questa y Coro de la Usach. Losada la c o mp u s o en 2007, luego de tres años de trabajo junto a sus hijos, y se ha presentado en variados teatros de España y Europa, además de iglesias, como la Metropolit­ana de México DF, la Catedral de la Almudena, en Madrid, y la famosa Iglesia de San Patricio, de Nueva York. En la Plaza Simón Bolívar de Bogotá, Colombia, tuvo una asistencia de 20.000 personas.

“La misa se puede realizar en teatros, plazas al aire libre, polideport­ivos, pero es en iglesias o catedrales donde el ambiente te toca en el corazón”, finaliza Losada. La obra, con el bailaor Rafael Martos, estará entre el jueves 5 y sábado 7 de abril (20 horas), y domingo 8, 19 horas. Desde $ 15.000 a $ 50.000.

RR Iba a escribir una novela sobre los años 20. Personajes inventados, pura ficción. Pero en la investigac­ión de época, Jean Echenoz (1947) se dio cuenta de que la vida de una persona real de esos años era más interesant­e que cualquier cosa que él pudiera inventar: la vida del pianista Maurice Ravel. Después de más de 20 años, Echenoz encontró una nueva veta literaria y luego de Ravel (2006) escribió toda una “suite” de novelas biográfica­s, formadas, además, por Correr (2008), sobre la vida del maratonist­a Emil Zátopek, y Relámpagos (2010), inspirada en la biografía de ingeniero y electricis­ta Nikola Tesla.

Ya fue suficiente, terminó con las biografías. “No quiero seguir escribiend­o sobre vidas reales. Prefiero hoy en día volver a la ficción”, dijo hace poco el escritor francés, que adelantó que está trabajando en una novela sobre el pasado. Y no quiso decir nada más. Quizás en ocho meses pueda contarnos algo, cuando lo tengamos en Chile: a fines de noviembre, Echenoz visitará el país para participar en el seminario La Ciudad y las Palabras, del doctorado en Arquitectu­ra de la Universida­d Católica y apoyado por La Tercera.

Ganador de los premios Médicis ( Cherokee, 1983) y Goncourt ( Me voy, 1999), l os principale­s de las letras galas, Echenoz se suma a una célebre lista de invitados al ciclo que sólo el año pasado tuvo como conferenci­stas a Jonathan Franzen, Mario Vargas Llosa, Orhan Pamuk y J.M. Coetzee. Antes, también participar­on Richard Ford, Ian Mcewan y Javier Marías.

Autor de novelas que no siempre superan las 100 páginas, la prosa precisa, despojada y sugerente de Echenoz ha logrado la difícil ecuación de buenas ventas y aplausos de la crítica. Compañero de generación de Pierre Michon y mayor que Michel Houellebec­q, Echenoz inició su carrera a fines de los 70, con El meridiano de Greenwich, cuando el grupo de la Noveau Roman daba sus últimos respiros. En 1998, al recibir el Premio Gutenberg, es calificado como “la mayor esperanza de las letras francesas”.

Hijo de un siquiatra y una pianista, Echenoz ha contado que las técnicas de la no ficción no sólo están presentes en su última trilogía biográfica. Tanto para la novela voy y Al piano hizo entrevista­s a potenciale­s personajes: para la primera, habló con artistas, galeristas y coleccioni­stas de arte. Para la segunda, entrevistó largamente a un pianista francés. “No creo en la inspiració­n. No creo en la imaginació­n pura. Las novelas parten de cosas reales. Las últimas que escribí están centradas en personajes reales”, ha dicho.

Autor de una despedida al editor del sello Les Éditions de Minui t , J é r ô me L i ndon (2001), Echenoz consolidó su popularida­d con la trilogía de Ravel, Zátopek y Tesla. Una “suite” en torno a hombres solos. “Su punto en común es la soledad. El hecho de dedicar su vida a una obra y que esta obra les robe la vida”, dijo el autor. Novela sobre Nikola Tesla, final de trilogía biográfica de Jean Echenoz. Ed. Anagrama, $ 22.000

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