Culpan a staff de Foo Fighters por problemas de sonido en su show de Lollapalooza
La empresa a cargo del audio, Spectra, responsabiliza al sonidista de la banda estadounidense. Los encargados de amplificar en el escenario de Movistar Arena acusan “falta de equipamiento”. Indiscutidamente, esta versión del festival estuvo mejor organiza
R Las dos jornadas de Lollapalooza reunieron a casi 120 mil personas, según cifras de la productora Lotus -a cargo del evento-, y el evento supo mejorar varias deficiencias de su versión 2011, además de mostrar el domingo el mejor cartel que se haya presentado hasta el minuto del festival en Chile. Sin embargo, el sonido fue un factor que dejó un sinsabor a parte de los asistentes y que fue evidente en el au- dio deficitario y de baja potencia que tuvo el show de Foo Fighters.
Los estadounidenses cerraron la segunda jornada con una actuación que presenciaron más de 40 mil personas, pero que sólo pudieron escuchar con claridad quienes estaban más cerca del escenario ClaroLG. Para la gente que se ubicó en los costados o atrás de la torre de sonido fue difícil oír los temas de Dave Grohl y su banda, tal como manifestaron varios asistentes
R durante el show -con gritos de l t i po “s uban e l v o l umen”- y a través de las redes sociales.
Maximiliano del Río, director de marketing de Lotus, reconoce estos inconvenientes y asegura que para la versión 2013 de Lollapalooza, “lo que tenemos que hacer es poner más sonido”. Según él, uno de los factores que influyó tuvo que ver con la mayor cantidad de público que llegó este año al Parque O’higgins en comparación con 2011, “entonces, la gente que estaba más atrás estaba bien atrás y no podía escuchar bien”.
Pero a la hora de encontrar responsabilidades, los encargados locales apuntan principalmente a los sonidistas que trajo cada grupo. “No es que haya faltado algo, no es responsabilidad de la compañía, es de los sonidistas, tal como ocurrió con Luis Miguel en el Festival de Viña”, comenta Nicolás Pérez de Castro, de Spectra, la empresa a cargo del sonido de las dos ediciones de Lolla- Y luego, tras la mesa de sonido, se montan generosas torres con más amplificación, mientras las pantallas gigantes transmiten con un milimétrico desfase, para que esa porción de la asistencia, que no ve al artista a 100 metros, pueda seguir el show en perfecta sincronía de imagen y sonido.
Son todas medidas estudiadas para garantizar calidad en el espectáculo y del servicio, consonante con el precio de la entrada. O sea, si te esforzarte por ver a tu estrella favorita de cerca, el volumen y la definición están garantizados. Pero si no alcanzas y quedas atrás, la experiencia sólo sacrifica -relati- palooza.
“Nosotros entregamos el sonido configurado y en el caso de Björk, por ejemplo, sonó muy bien, pero en el de Foo Fighters fue el sonidista de la banda que nos cambió la configuración durante el show, algo que no había visto antes”, agrega Pérez de Castro, que junto a su firma ha trabajado también en el audio del festival Maquinaria y en el recital de Shakira en el Estadio Nacional de marzo de 2011, entre otros espectáculos en vivo.
Una opinión distinta tiene Cristián Olavarría, sonidista histórico del Festival de Viña y de megaeventos locales como U2 y Madonna, además de haberse encargado este año del llamado Perry’s Stage de Lollapalooza, en Movistar Arena. Según él, los inconvenientes en el audio pasaron por falta de equipamiento. “Yo entregué un presupuesto con el triple de equipos, pero (los o r g a ni z a d o r e s ) no me la aceptaron”, cuenta, y agrega que “el equipo que pusieron era absolutamente deficiente para lo que significaba un grupo c o mo Foo vamente- la posibilidad de mirar a pocos metros al artista. Esos detalles cruciales aún no se asientan en los dos escenarios principales de esta versión chilena de Lollapalooza. Tanto en 2011 como ahora, quien quedó Fighters”.
El hombre detrás de la empresa Olavarría Sonido asegura que trabajó con cerca del doble de equipos para los shows en Movistar Arena de Lollapalooza y que en esta versión del festival se ocuparon menos parlantes que en 2011. “Yo cuando hago un (concierto) en el Nacional, pongo 100 ó 120 cajas, aquí había 11 cajas por escenario”.
Spectra, en tanto, asegura que se ocuparon más de 100 cajas de sonido para cada uno de los dos escenarios principales. “Equipamiento había de sobra, cada escenario tenía lo que se monta para cualquier recital en el Estadio Nacional, por ejemplo”, afirma Pérez de Castro. Pero agrega otra variable que, según explica, es part e de la normativa de la marca Lollapalooza: la ausencia de parlantes a los costados de cada escenario. “Lo que pasa es que no se ocupan equipos laterales, y ya estamos hablando de cosas que vienen desde Estados Unidos. Yo habría puesto, pero no dependía de mí”, reconoce. detrás del sector donde los ingenieros manipulan el sonido y las luces, pudo conversar tranquilo porque el volumen resultó casi incidental.
Indiscutidamente, esta versión del festival estuvo mejor organizada, con una distribución del espacio más inteligente, aspecto que revela un trabajo en progreso bien encaminado. Pero la calidad y el volumen del audio no son transables en lo absoluto en un tipo de evento basado en la música en directo. Es como si el público de un partido de fútbol profesional dejara pasar que la pelota esté un poco desinflada, total igual puede rodar. Sencillamente inaceptable.