Quita parte de la desfachatez de la original inglesa.
La versión local de
RR quitarle parte de la desfachatez explícita al personaje principal, una de las claves de la producción.
Porque en la original, la protagonista ejerce la prostitución con gusto y convicción y se la muestra, en el primer episodio inglés, atendiendo a un cliente poco agraciado que le dobla en edad y al que le practica sexo oral, mientras que en la adaptación local, al rol a cargo de Fer- nanda Urrejola se la ve únicamente con clientes jóvenes y de buen físico, y se sugiere sólo una escena de cama convencional, como si el sexo no fuera algo tan fundamental para su oficio. Así, pesa más “Javiera” que su alter ego “Angela”, tiene más importancia su entorno familiar que lo bien que lo pasa en su “trabajo” y parece más atribulada con su doble vida que satisfecha, el punto más contro- vertido y llamativo de la serie Secret diary of a call girl.
Como ocurre por estos días con Reserva de familia, adaptación de una serie española, a lo menos es discutible que algunos realizadores locales subestimen a la audiencia: en la teleserie nocturna, por ejemplo, las escenas largas han sido sustituidas por un ritmo veloz, sacrificando la profundidad del material, por miedo -tal vez- a que la gente se aburra. Diario secreto de una profesional, al menos, opera bajo esa lógica: los chilenos, se supone, son más conservadores, y por tanto, les chocaría una mujer tan desprejuiciada, con una familia lejana y teniendo sexo con hombres gordos y feos. A cambio, se les ofrece una prostituta sofisticada, casi inalcanzable, en la línea de lo que hizo Disney con Mujer bonita.
En ese papel, Fernanda Urrejola calza bien: guapísima, incluso, a pesar de la desafortunada iluminación de la serie (hay escenas en que se le notan todos los poros de la cara por el exceso de luz), secundada por un efectivo contingente de secundarios, liderado por Patricia Guzmán. Una apuesta a medio camino, efectiva y graciosa, pero sin el atractivo ADN de su original.