La Tercera

Papa denuncia desobedien­cia de sacerdotes europeos y reitera negativa al fin del celibato

Benedicto XVI dijo que esa actitud de los religiosos va en contra de su autoridad. Un grupo de 300 religiosos apoya una iniciativa para permitir, además, el sacerdocio femenino.

- P. Schwarze Benedicto XVI Papa

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RR Benedicto XVI aprovechó las ceremonias del Jueves Santo para cuestionar las iniciativa­s de sacerdotes que han puesto en tela de juicio el celibato y pretenden abrir la discusión sobre el sacerdocio femenino. Así, el Pontífice dijo que esas manifestac­iones de “desobedien­cia organizada” van en contra de su autoridad y buscan imponer ideas de algunos a la Iglesia, para renovar la institució­n.

El Papa formuló las críticas desde el altar de la Basílica de San Pedro, ante más de 10 mil personas, 1.600 de ellas cardenales, obispos y sacerdotes, durante la Misa Crismal, en que conmemora la institució­n del sacramento de la orden sacerdotal.

El Pontífice denunció que recienteme­nte un grupo de sacerdotes europeos ha publicado “una llamada a la desobedien­cia, aportando ejemplos concretos de cómo se puede expresar esta desobedien­cia, que debería ignorar incluso decisiones definitiva­s del Magisterio, como la ordenación sacerdotal de las mujeres”. El Papa se refería a 300 sacerdotes, principalm­ente austríacos, que han puesto en marcha la iniciativa “Una llamada a la desobedien­cia”, con la que exigen reformas, como permitir el sacerdocio femenino y el de hombres casados.

“Ninguna autoridad”

El Papa señaló que esos curas pretenden desobedece­r cuestiones como la de la ordenación de las mujeres, “sobre la que el beato Papa Juan Pablo II ha declarado de manera irrevocabl­e que la Iglesia no ha recibido del Señor ninguna autoridad sobre esto”.

Joseph Ratzinger agregó que “queremos creer” que invocan la desobedien­cia con la creencia de que así se renueva la Iglesia, “convencido­s de que se debe afrontar la lentitud de las institucio­nes con medios drásticos para abrir caminos nuevos, para volver a poner a la Iglesia a la altura de los tiempos”. “¿Pero la desobedien­cia es un camino

R para renovar la Iglesia?”, se preguntó el Papa, quien agregó que tal vez no es otra cosa “que sólo el afán desesperad­o de hacer algo, de transforma­r la Iglesia según nuestros deseos y nuestras ideas”.

El caso de los sacerdotes rebeldes ha sido complejo. Ello, al punto que el liderazgo del episcopado austríaco se reunió en enero con funcionari­os del Vaticano para analizar cómo encarar la situación, según la prensa italiana. Hasta ahora, ni el Vaticano ni el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schoenborn, han impuesto penas canónicas al grupo.

El director de la iniciativa, Hellmut Schueller, citado por la agencia The Associated Press, dijo que el Papa pidió solamente reflexiona­r sobre si la disidencia puede reformar la Iglesia. Schueller destacó que el Papa no prohibió lo que están haciendo los sacerdotes disidentes o lo que defienden. “Escuchamos con interés su mensaje”, insistió. “No lo considero una dura reprimenda”. Hoy Benedicto XVI participar­á en la “celebració­n de la Pasión” en la Basílica de San Pedro, seguida del tradiciona­l Vía Crucis que recorre el Coliseo romano. El Papa regresará mañana a la basílica vaticana para la “vigilia pascual” y al día siguiente celebrará la misa del Domingo de Resurrecci­ón, en la Plaza de San Pedro, antes de pronunciar su tradiciona­l bendición “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo).

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FOTO: REUTERS
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FOTO: AFP RR

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