George R. R. Martin, el autor de la saga fantástica que conquista al mundo
Llega Choque de reyes, el segundo tomo de la serie que ha vendido más de 15 millones de copias. Apodado el Tolkien del siglo XXI, la obra de Martin inspira la serie de HBO Games of thrones.
R En 1971, George R. R. Martin (1948) asistió a su primera convención de ciencia ficción, en Washington. Había publicado su primer cuento en una revista, pero sobre todo, era un fanático de los cómics y las novelas fantásticas. Nunca dejaría las convenciones. En una de ellas, en Nashville, en 1975, conoció a la mujer de su vida. En muchas otras, vendió sus libros al viejo estilo de los escritores anónimos: organizaba una fiesta en la pieza del hotel donde se hospedaba, llenaba de latas de cervezas la tina del baño y, en una esquina, ponía a la venta ejemplares de sus novelas. Nunca recuperó el dinero que gastó en las cervezas.
Durante al menos dos décadas, los 70 y 80, Martin se movió por los subterráneos de la ciencia ficción norteamericana. No importa que ganara los premios Nebula y Hugo, los más importantes del género, era otro nerd escribiendo sobre planetas de otras galaxias y universos paralelos, que coleccionaba figuritas de caballeros medievales. Hacia fines de los 80, también era un escritor de series de televisión, al que sus productores siempre le pedían lo mismo: menos.
Movido por un ambición de pocos límites, las ideas de Martin para series como Dimensión desconocida y La bella y la bestia, siempre se salían de presupuesto. De-
R bía cortar, cortar y cortar. Tanto, que incluso dejó la literatura de lado. Intentó con un proyecto propio: Doorways (1992), una serie sobre un mundo alternativo dominado por aliens. Cuando fue rechazada, Martin tiró la toalla y abandonó Hollywood con una promesa: “Voy a escribir un libro fantástico y será enorme. Tendrá todos los personajes y guerras que se me ocurran”.
Hablaba en serio. Y en 1996 lo demostró publicando Juego de tronos, el primer volumen de La canción de hielo y fuego, una saga fantástica de ecos medievales, sobre la lucha por el reinado de Poniente. Batallas, intrigas políticas, traiciones y sangre. Después de cinco tomos, Martin ha escrito más de cuatro mil páginas y seguido las vidas de, al menos, 17 personajes centrales. Las guerras, las muertes, ya nadie las cuenta. Antes de publicar el libro quinto, A dance with dragons (2011), la serie había vendido 15 millones de copias. Y Martin ya no era un anónimo.
Entonces sucedió. El proyecto que Martin creía “imposible de filmar”, saltó a la pantalla de HBO. Estrenada en 2011, la serie Game of thrones fue una de las más populares y exitosas del año pasado, disparando aún más alto la popularidad del escritor. Hoy, el apodo se repite allá y acá: le dicen el Tolkien del siglo XXI.
Mientras en HBO se estre- na la segunda temporada de la serie ( ver página 53), a Chile llega el tomo dos de la saga, Choque de reyes. El caos se profundiza en Poniente: después de la muerte del monarca de los Siete Reinos, Robert Baratheon, el trono es reclamado por las casas reales Stark, Lannister, Baratheon y Greyjoy. Es decir, guerras, guerras y más guerras.
Un mundo nuevo
La llegada de un cuervo blanco anuncia que el invierno, probablemente, durará 10 años. En el cielo, el trazo rojo de un cometa luce como el aliento de un dragón. “Un presagio de sangre que augura un asesinato”, lee el maestre Cressee, c o ns e j e r o d e l a c a s a Ba - ratheon. Está viejo y ya no t i e ne poder: S t a nni s Baratheon lo destituye para escuchar a la hechicera Melisandre de Asshai, quien le plantea atacar a su hermano.
Es el arranque Choque de reyes y sucede en Rocadragón, una isla ubicada en el oriente de Poniente. Mucho antes, fue una zona de los antiguos Valyrios, que construyen un castillo de piedra con dragones y gárgolas talladas. Luego fue terreno de la dinastía Targaryen, reyes durante 300 años, hasta que la casa Baratheon los envió al exilio. Ese tejido de histo- rias y dinastías es la base de La canción de hielo y fuego.
Inspirada en El señor de los anillos, la saga es también la creación de un universo. Martin tomó elementos de la Guerra de las Dos Rosas (la violenta pugna por el trono en Inglaterra en el siglo XV), usó un escenario similar a la Europa medieval, le sumó algunos pocos elementos de fantasía (magia, dragones) y echó a andar una intriga shakespereana por el poder de los Siete Reinos. Es el eco de una imaginación prodigiosa que Martin desarrolló en su niñez.
Hijo de un estibador, creció en la península de Bayonne, New Jersey, y hasta entrada la adolescencia, su mundo eran cinco cuadras, novelas fantásticas y cómics. “Soñaba con viajar y tener aventuras exóticas. Quería conocerlo todo. Añoraba un mundo más grande”, contó. Estudió periodismo, se ganó la vida como relacionador público, profesor y árbitro de partidos de ajedrez en los 70. La televisión lo mantuvo en los 80. En los 90, la literatura lo convertiría en una celebridad. No cambiaría tanto: cuando se casó, en 2011, usó anillos con artesanía celta. En su casa guarda pequeños tesoros: los primeros números de los cómics de El hombre araña y Los cuatro fantásticos.