La directora de excelencia que quiere que su escuela sea la mejor de Chile
Piuzzi, directora de un colegio rural en Putaendo, fue una de las becadas del plan del Mineduc para formar directivos líderes. Capacitará a los padres, los docentes serán los responsables del rendimiento y llenará las salas de libros escogidos por los niñ
R Cecilia Era la primera vez que Cecilia Piuzzi (51), directora de la escuela municipal Alegría Catán Dabiké, de Putaendo, visitaba un colegio en el extranjero.
Se trataba de la escuela George Syme Community de Toronto, que atiende a alumnos vulnerables. Un establecimiento similar al que ella dirige en la Quinta Región, por lo que de inmediato se imaginó profesores que luchan por mantener el orden, alumnos desmotivados y apoderados que interrumpen las clases. No fue así.
“Quedé sorprendida, pensé que hacer clases en esa escuela debía ser difícil y más aún lograr aprendizajes significativos. A eso súmale las barreras culturales entre los alumnos quienes, en su mayoría, eran hijos de inmigrantes ilegales. Sin embargo, era una de las escuelas con mejores resultados”, dice Piuzzi.
La visita fue parte de una pasantía en Canadá que la directora realizó como parte de la beca Directores de Excelencia, programa del Mineduc que busca formar profesionales líderes que dirijan las escuelas. Diversos estudios señalan que un directivo que ejerce el liderazgo administrativo y pedagógico es clave para lograr que los niños aprendan, aun en contextos de pobreza.
Ese era el caso de Cecilia Piuzzi, que si bien ya poseía
R dos magíster, tenía intenciones de seguir mejorando.
¿Su objetivo? Convertir a su escuela, que ya era la mejor de la comuna, en la número uno del país. “Mientras más sabe el profesor, más saben los alumnos”, dice. Además agrega que “quería saber cómo lo hacían en Canadá para tener alumnos motivados, sin que el profesor esté obligándolos”.
La escuela que dirige hace cinco años se ubica a 13 kilómetros de San Felipe y atiende a unos 60 alumnos, la mayoría hijos de temporeros. “Quiero que mis alumnos tengan las mismas oportunidades de acceder a estudios superiores que yo, porque tienen las capacidades y habilidades”, agrega la do- cente, quien es hija de un obrero y de una empleada doméstica.
Por eso, la primera medida que tomó al regresar de Canadá fue reunir a los profesores y contarles la clave que los llevaría al éxito: “Hay que enseñar a los padres a crear hábitos de estudio en sus hijos y a los profesores enfatizarles su rol: si el alumno no aprende, es mayoritariamente responsabilidad del docente. Al alumno le compete mantener la disciplina”, les dijo.
Desde el primer día fiscalizó las clases en las aulas. Se sentaba al fondo de la sala a escuchar al docente y la reacción de los alumnos. “Al principio, los profesores desconfiaban, porque creían que los