Los riesgos que anticipa Nouriel Roubini para la economía global en 2012
Advierte que el avance del crudo es un factor que puede generar una desaceleración mundial. El economista expondrá en un seminario este próximo 17 de abril en Santiago.
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R En 10 días más, Nouriel Roubini presentará en Chile su visión sobre la economía global. El destacado economista y académico de la Universidad de Nueva York, que adquirió notoriedad al predecir la crisis financiera de 2008, ha lanzado recientemente duras advertencias sobre los peligros a los que se expone la economía mundial. No sólo alerta por el impacto de los altos precios del petróleo, sino que también por la difícil convivencia de los países de la zona euro.
Roubini, que expondrá el próximo 17 de abril en un s e mi n a r i o en Santiago, mantiene el pesimismo que hace años le valió el apodo de “Doctor Catástrofe”.
En sus últimas declaraciones, el economista analiza el panorama mundial desde una óptica crítica. A su juicio, la mayor amenaza que enfrenta la economía glo- bal hoy no es otro estallido de la crisis de la zona euro, ni una brusca desaceleración en China, o que la recuperación e c o n ó mi c a d e EEUU se diluya. Según Roubini, “no hay riesgo más grave que el planteado por un aumento de los precios del petróleo”.
“Si los tambores de guerra suenan cada vez más fuertes, los precios del petróleo podrían elevarse de tal manera que lo más probable es que provoquen una desaceleración del crecimiento global”, escribió hace un par de semanas en una columna.
Esto, considerando que el precio del barril de crudo Brent, que el año pasado estaba por debajo de US$ 100, ya alcanza los US$ 125. “La razón es el miedo. No sólo las provisiones de petróleo son abundantes, sino que la demanda europea y estadounidense han disminuido, debido al menor uso de automóviles en los últimos años y a un crecimiento dé- bil o negativo del PIB en EEUU y la eurozona. En pocas palabras, la creciente preocupación por un conflicto militar entre Israel e Irán ha creado una prima de miedo”, explica.
Roubini pone en evidencia también que las tres recesiones globales anteriores a la de 2008 se iniciaron por conflictos geopolíticos en Oriente, y llevaron los valores del petróleo a sus máximos. “Hay mucho que podría salir mal en Oriente próximo, y cualquier combinación de estos factores podría avivar la alarma en los mercados y llevar el petróleo mucho más alto”, advirtió recientemente.
Crisis de deuda
Con respecto de la situación en Europa, Roubini es tajante: Tal como un matrimonio que ya no funciona, la eurozona debería aceptar su destino y divorciarse, asegura. “Separarse puede resultar difícil, pero es mejor que mantener un mal matrimonio”, sostiene en una columna firmada por él y Arnab Das, director de Roubin i Gl o b a l E c o n o mi c s , la consultora creada por el académico de la Universidad de Nueva York. En ella advierten que mientras el BCE inyecta liquidez en los bancos europeos, los problemas de fondo no son solucionados.
A juicio de los economistas, a la eurozona le faltan c o mponent e s e s e n c i a l e s para una unión monetaria exitosa. Aconsejan reestructuraciones profundas, y en particular, una “salida amistosa” de los llamados PIIGS (Portugal, I t alia, Irlanda, Grecia y España). Los países que dejen el euro debieran equilibrar sus economías y evitar el crecimiento liderado por la deuda de las economías basadas en las exportaciones y el crecimiento impulsado por los ingresos, mientras que el centro debiera enfocarse en la demanda interna, dicen.
“Hay un círculo vicioso con el déficit que profundiza la recesión, al aplicar medidas de austeridad”, expuso Roubini a CNBC. “Sin crecimiento, la reacción sociopolítica será abrumadora para algunos gobiernos”, agregó.
Según el economista, la austeridad fiscal no sólo está empujando la periferia de la eurozona a una “caída libre económica”, sino que la pérdida de competitividad persistirá a medida que el alivio ante la menor perspectiva de una suspensión de pagos caótica refuerza el valor del euro. Para restablecer la competitividad y el crecimiento en estos países, “el euro tiene que bajar hacia la paridad con el dólar de Estados Unidos”, concluyó el economista.