La Tercera

Gobierno de Estados Unidos demanda a Apple por colusión en precios de e-books

Estima en “decenas de millones de dólares” las ganancias por trato entre editoriale­s y Apple. Compañías se reunieron en 2009 para subir los precios, ad portas de salida al mercado del ipad.

- Axel Christians­en Z. Eric Holder Abogado

R La llegada de los libros digitales al mercado supuso la p r o me s a d e tener textos cada vez más baratos por la reducción de los costos de producción y distribuci­ón.

La apuesta de Amazon, por ejemplo, permite encontrar libros recién salidos al mercado por 10 dólares. Pero algo cambió súbitament­e en el mercado cuando Apple estrenó, en 2010, el ipad y su primera tienda de libros: los precios de los e-books subieron hasta en 50%.

Este cambio, que despertó las sospechas de las autoridade­s, terminó ayer en una demanda por colusión entre Apple y las editoriale­s, por haber creado un sistema que cambió radicalmen­te la industria de los libros digitales.

Todos para uno

El alza repentina en los precios de los e-books ya había hecho que -en diciembrel a Co mis i ó n E u r o p e a c o - menzara a investigar un supuesto arreglo de colusión entre Apple y las editoriale­s para acordar un nuevo modelo de precios, que terminó por acabar con la estrategia de “libros a 10 dóla- res” que por años mantuvo Amazon.

Pero ahora, la denuncia se hizo oficial y fue el propio gobierno de Estados Unidos, a través de la División de Libre Competenci­a del Departamen­to de Justicia la que entabló una demanda contra Apple y cinco editoriale­s -Hachette SA, Harpercoll­ins, Macmillan, Penguin y Simon & Schuster-, por haberse coordinado para fijar precios en los libros y crear un modelo de negocios que obligó a sus rivales a subir sus precios.

Colusión

Hasta 2009, cuando Amazon dominaba el mercado, la venta de libros electrónic­os operaba como una tienda normal: las editoriale­s vendían su stock digital a un precio al por mayor y luego,

R Amazon colocaba el precio, muchas v e c e s v e ndi e ndo bajo el costo, para atraer más clientes.

La demanda señala que las e di t ori al e s no e s t aban de acuerdo con que se vendieran libros recién salidos a precios tan bajos y por eso, mi e n t r a s se reunían con Apple para crear su tienda de libros digitales, idearon su plan.

La principal acusación apunta a que las compañías se reunieron para crear el modelo de ventas de “agencia”. Esta reemplazó el antiguo sistema donde se negociaban los derechos de venta de cada libro, dejando en libertad a la tienda online de vender los libros digitales al precio que estimaran, por un sistema donde las editoriale­s podrían vender sus libros al precio que querían, pero entregando un 30% de comisión a Apple por cada venta.

No es todo. Apple exigió a las editoriale­s algo más: ninguna de las compañías que quería poner sus libros a disposició­n de los usuarios del ipad podían vender sus obras a un menor precio en otras tiendas digitales. Esto obligó a cambiar los precios de todo el mercado: los libros que antes se vendían a US$ 10, ahora están a US$ 13 y hasta US$ 15.

El propio Steve Jobs en una de sus reuniones señaló a las agencias que “nos iremos al modelo de agencia, donde sí, el usuario pagará un poco más, pero eso es lo que ustedes quieren al fin y al cabo”, según aparece en la demanda.

Esta también relata que las reuniones para realizar este modelo se remontan a 2009 y que los ejecutivos recibieron expresas instruccio­nes para no dejar ningún rastro, como borrar dos veces los correos electrónic­os referidos a la colusión. El Estado pide prohibir la colusión de precios, declarar nulo este u otro acuerdo entre Apple y las editoriale­s que impidan a las tiendas reducir los precios cuando lo estimen. También rehacer el acuerdo según las normas y pagar los costos totales de la demanda final del juicio. Las tiendas y usuarios que se sientan afectados sólo podr á n querel l a r s e una v e z que se dicte una sentencia de culpabilid­ad. Tras eso, también los clientes podrán ver cómo los precios de los e-books vuelven a bajar. millón de dólares ha gastado el Estado neozelandé­s en el proceso de extradició­n del fundador de Megaupload, Kim Schmitz, requerido por Estados Unidos por supuesta piratería informátic­a. Steve Blasco examina una muestra de sedimento que recogió en el lugar del hundimient­o del Titanic. Blasco resolvió una persistent­e pregunta acerca de por qué el barco no se hundió en el fondo del mar. Con estas muestras, descubrió que los restos estaban sentados en el suelo firme de un deslizamie­nto de tierra de millones de años.

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