La Tercera

Cannes y exposicion­es tributan 50 años de la muerte de Marilyn Monroe

- Rodrigo González M.

Nunca puso un pie en Francia ni dominaba el idioma de Victor Hugo. Jamás estuvo en Cannes. Era, por el contrario, una pelirroja nacida en California, de padres de extracción noruega, con una infancia difícil, torpedeada por el desequilib­rio mental de su madre y una juventud iluminada por el cuidado de tutores y amigos de la familia. Era, en fin, una típica chica americana que fue dejando a un lado las capas de la timidez y la confusión para llegar, ya en los años 50, a representa­r el epítome del llamado glamour hollywoode­nse.

En ese contexto, ya convertida en rubia platinada y curvilínea, Marilyn Monroe tuvo por lo menos dos acercamien­tos a Francia. Uno fue de carácter semántico: se llamó Cherie en la comedia Nunca fui santa ( 1956). Y el otro tuvo que ver con los sentimient­os: mantuvo un romance con el galán francés Yves Montand mientras rodaban Mi adorable pecadora (1960).

A 50 años de su muerte, ocurrida por una sobredosis de barbitúric­os el 5 de agosto de 1962, uno de los primeros homenajes viene del sofisticad­o Festival de Cannes, que ha escogido una imagen de ella para su póster oficial. Es el mismo que se desplegará en tamaño gigante en La Croisette, el centro geográfico del Festival. En la imagen se la ve apagando las velas de su cumpl e a ños número 3 0 e n e l asiento trasero de un auto. Tal ocasión fue tambiém parte de un registro noticioso, donde se ve a Marilyn besan- do y abrazando a todos los reporteros masculinos de la prensa. La actriz de La comezón del séptimo año siempre tuvo claras sus preferenci­as: “Prefiero abrazar a los chicos. Las mujeres siempre se andan fijando si te has hecho o no la manicure”.

Centro de atención de la prensa especializ­ada entre el 16 y 27 de mayo, el Festival de Cannes siempre ha tenido claro que un encuentro de primer nivel no sólo se hace con buenas películas, sino que con estrellas y glamour. Así justifican por lo menos la elección de Monroe para el póster: “El encuentro entre el templo del glamour (Cannes) y su perfecta encarnació­n (Marilyn Monroe) simboliza un ideal de sencillez y elegancia”.

Exposicion­es

J unt o con el t r i b ut o de Cannes, que hasta el momento sólo se queda en imagen oficial del encuentro y sin retrospect­ivas anunciadas, se están desarrolla­ndo varios otros eventos paralelos en el mundo que recuerdan los 50 años de la muerte de la actriz.

Londres, desde su Galería Getty, acoge una serie de imágenes, vestidos y memorabili­a alusiva a la malograda estrella de Hollywood. Varias de las fotografía­s nunca antes fueron vistas y en la panorámica de esta colección destacan registros del rodaje de El príncipe y la corista (1957) junto a Laurence Olivier. O de aquel filme fatídico llamado Los inadaptado­s ( 1961), la última cinta que hicieron Monroe y Clark Gable antes de morir.

La exhibición, que va hasta

RR En 1962 la actriz dejó un filme inconcluso con Dean Martin. El día 5 de agosto fue hallada muerta en su casa. La causa fue “sobredosis de barbitúric­os” según el forense. el 3 de junio, incluye vestuario y prendas que en su momento se calzó la actriz: de trajes de Los caballeros las prefieren rubias (1953) a Una Eva y dos Adanes (1959).

En Sao Paulo, específica­mente en el Museo Nacional de Cinematogr­afía, se mostrarán 126 retratos de artistas como Andy Warhol, Henri Cartier-bresson, Cecil Bea-

R

R ton, Milton H. Greene, Douglas Kirkland y Antonio de Felipe, entre otros. La mayoría de ellos en blanco y negro, salvo los c o noc i d o s de Warhol, las imágenes también pertenecen a momentos dentro y fuera de rodaje. Por ejemplo, la de Cartier-bresson captura a Marilyn mirando hacia abajo con el pelo tomado, sentada en una mesa. Sólo la acompañan un vaso de whisky y un cenicero. También está la famosa fotografía de 1949 que tomó Richard Briswel y que la sitúa desnuda, de perfil, sobre una gran cama roja. La muestra es itinerante y luego va a Japón.

En el campo literario, aparece una nueva edición de Blonde (Alfaguara, 2012), el intenso retrato de la actriz realizado por la escritora estadounid­ense Joyce Carol Oates. Para el segundo semestre se espera además el estreno en Chile de la película Mi semana con Marilyn ( 2011), filme donde Michelle Williams encarna a la actriz durante el difícil rodaje de El príncipe y la corista. Al parecer, en este caso, se repitieron los tormentos. “Fue un horror”, declaró esta semana Michelle Williams sobre la filmación, haciendo referencia a las exigencias de producción y los kilos que debió ganar. Pero el horror valió la pena: Williams fue nominada al Oscar a Mejor Actriz.

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FOTO: DOCTOR MACRO. RR

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