Momento de definiciones
A ECONOMIA chilena pareciera encontrarse en excelente pie. En efecto, el Banco Central acaba de revisar la tasa de crecimiento del PIB al alza, la tasa de aumento de la inversión supera largamente los dos dígitos, el país tiene importantes reservas internacionales, y las cuentas externas están cuadradas. Los empresarios en general y los mineros en especial se quejan públicamente por la escasez de mano de obra. Es cierto que se aprecian presiones inflacionarias indeseables, pero el Banco Central tiene las herramientas necesarias para controlarlas.
En el marco de este excepcional ambiente económico chileno, el presente y futuro de la minería -en particular la del cobre- aparecen especialmente promisorios. Se ha informado recién que las inversiones mineras (actualizadas) esperadas para el resto de la década promediarán más de US$ 12 mil millones anuales, cifra que contrasta notoriamente con los US$ 3.200 millones anua- E COMIENZA a sentir en los partidos oficialistas la tensión propia de la definición presidencial. En los hechos vemos cómo los partidos y sus dirigentes han comenzado a discutir en torno al modo de seleccionar al candidato que represente al oficialismo.
Primarias, encuestas o la primera vuelta presidencial son los mecanismos que se han discutido en las últimas semanas. En todas ellas lo que se pretende es dar protagonismo a los ciudadanos en la elección del candidato presidencial. Un aspecto, a estas alturas, insoslayable, donde las tres alternativas presentan defectos y virtudes que pueden tener efectos directos en el resultado que obtenga el candidato elegido.
Las primarias son un buen mecanismo para seleccionar candidatos, siempre que se logre una participación relevante de los electores; de lo contrario, no pasa de ser un mecanismo de legitimación de una decisión que en realidad toman los partidos. Para po- les que, según la revista Minería (diciembre 2006), se proyectaban en este último año para el quinquenio 2011-2015. Además, datos proporcionados por la Corporación de Desarrollo Tecnológico de Bienes de Capital anticipan un explosivo aumento, a corto plazo, de los niveles de inversión en obras de ingeniería en minería.
Se está engendrando entonces un boom minero que está causando enfermedad holandesa. Esta dejó de ser una amenaza y está pasando a ser una realidad. Ella produce síntomas positivos en el corto plazo, especialmente en términos de actividad, que son los que estamos experimentando. No obstante, a mediano y largo plazo sus consecuencias dependerán crucialmente de la forma en que se enfrente.
Si se anticipa que el boom del cobre se extienda por décadas, como sucedió con el salitre, lo más eficiente es aceptar la reasignación natural de recursos que implica desde sectores productores de bienes transables no mineros, a los que no lo son. En ese caso, el énfasis de las políti- der hablar realmente de primarias, éstas deben ser abiertas, simultáneas en todo el país, y deben cumplir con un piso mínimo de participación para ser vinculantes; de lo contrario, el ejercicio queda a merced del acarreo y el caudillismo, lo que que explica en parte el desprestigio y la desconfianza hacia los políticos. Además, en las primarias los partidos igual tienen una cuota importante para determinar quiénes pueden o no participar en el proceso. En este sentido, los partidos de la Alianza deben cuidarse de no incurrir en los errores cometidos por la Concertación, como cuando en las anteriores primarias presidenciales decidieron excluir a Marco Enríquez-ominami, sepultando parte de su opción.
Por su parte, las encuestas también son un mecanismo legítimo para orientar la decisión presidencial, ya que les permite a los partidos escuchar a los ciudadanos y ver cómo valoran a los candidatos. De hecho, los dos últimos presidentes de Chile (Bachelet y Piñera) terminaron siendo ratificados por los partidos en función del alto apoyo cas públicas debe ponerse en facilitar al máximo posible la movilidad de los factores de producción. En todo caso, lo que se debe evitar de todas maneras es caer en el proteccionismo. Chile optó por esto 100 años atrás -en la época del boom salitrero- con consecuencias muy desafortunadas.
En cambio, si se anticipa que la duración de la enfermedad va a ser relativamente breve, menos de una década por ejemplo, tal reasignación -que es muy costosa- no se justifica. Las políticas públicas deben, entonces, estar orientadas a minimizar la enfermedad. Por ejemplo Noruega - enfrentada a un problema que estimó similar- optó por gravar en forma extraordinaria al sector petrolero, ahorrar lo recaudado e invertirlo en el exterior. Sólo gasta la renta que obtiene de esa inversión.
Por la posible magnitud de los efectos del actual boom minero sobre la economía chilena y por la conveniencia de adoptar una política de Estado al respecto, estos temas debieran ser materia de debate nacional.
Siempre existirá la posibilidad de equivocación, pero la falta de definiciones adecuadas se puede traducir, en el mejor de los casos, en costosas reasignaciones de recursos y menor crecimiento. que recibieron en los sondeos.
En el caso de la primera vuelta presidencial, la historia dice que aquellas coaliciones que se presentaron divididas siempre perdieron las elecciones. En algunos casos, eso sí, se cumplió un objetivo secundario: el de sumar más votos en primera vuelta, lo que puede tener un efecto positivo en los comicios parlamentarios. Sin embargo, la dificultad radica en la suma posterior de los votos en la segunda vuelta (tanto en la suma Piñera más Lavín el 2005, o la de Frei más MEO y Arrate el 2009, el resultado fue adverso).
Renovación Nacional ha comenzado a proclamar informalmente al ministro Andrés Allamand como su presidenciable, mientras la UDI postergó este debate hasta después de las elecciones municipales. No obstante, para seleccionar al candidato presidencial, la clave sigue siendo el apoyo popular, y la conexión entre el candidato y la ciudadanía. Lo importante es que cualquiera sea el mecanismo de selección del candidato, éste debe estar siempre al servicio del objetivo final, que es definir a la figura que mejor represente las ideas y valores de la Alianza por Chile, asumiendo que el designado debe ser capaz de construir una mayoría ciudadana que lo elija.