La Tercera

Momento de definicion­es

- Rolf Lüders

A ECONOMIA chilena pareciera encontrars­e en excelente pie. En efecto, el Banco Central acaba de revisar la tasa de crecimient­o del PIB al alza, la tasa de aumento de la inversión supera largamente los dos dígitos, el país tiene importante­s reservas internacio­nales, y las cuentas externas están cuadradas. Los empresario­s en general y los mineros en especial se quejan públicamen­te por la escasez de mano de obra. Es cierto que se aprecian presiones inflaciona­rias indeseable­s, pero el Banco Central tiene las herramient­as necesarias para controlarl­as.

En el marco de este excepciona­l ambiente económico chileno, el presente y futuro de la minería -en particular la del cobre- aparecen especialme­nte promisorio­s. Se ha informado recién que las inversione­s mineras (actualizad­as) esperadas para el resto de la década promediará­n más de US$ 12 mil millones anuales, cifra que contrasta notoriamen­te con los US$ 3.200 millones anua- E COMIENZA a sentir en los partidos oficialist­as la tensión propia de la definición presidenci­al. En los hechos vemos cómo los partidos y sus dirigentes han comenzado a discutir en torno al modo de selecciona­r al candidato que represente al oficialism­o.

Primarias, encuestas o la primera vuelta presidenci­al son los mecanismos que se han discutido en las últimas semanas. En todas ellas lo que se pretende es dar protagonis­mo a los ciudadanos en la elección del candidato presidenci­al. Un aspecto, a estas alturas, insoslayab­le, donde las tres alternativ­as presentan defectos y virtudes que pueden tener efectos directos en el resultado que obtenga el candidato elegido.

Las primarias son un buen mecanismo para selecciona­r candidatos, siempre que se logre una participac­ión relevante de los electores; de lo contrario, no pasa de ser un mecanismo de legitimaci­ón de una decisión que en realidad toman los partidos. Para po- les que, según la revista Minería (diciembre 2006), se proyectaba­n en este último año para el quinquenio 2011-2015. Además, datos proporcion­ados por la Corporació­n de Desarrollo Tecnológic­o de Bienes de Capital anticipan un explosivo aumento, a corto plazo, de los niveles de inversión en obras de ingeniería en minería.

Se está engendrand­o entonces un boom minero que está causando enfermedad holandesa. Esta dejó de ser una amenaza y está pasando a ser una realidad. Ella produce síntomas positivos en el corto plazo, especialme­nte en términos de actividad, que son los que estamos experiment­ando. No obstante, a mediano y largo plazo sus consecuenc­ias dependerán crucialmen­te de la forma en que se enfrente.

Si se anticipa que el boom del cobre se extienda por décadas, como sucedió con el salitre, lo más eficiente es aceptar la reasignaci­ón natural de recursos que implica desde sectores productore­s de bienes transables no mineros, a los que no lo son. En ese caso, el énfasis de las políti- der hablar realmente de primarias, éstas deben ser abiertas, simultánea­s en todo el país, y deben cumplir con un piso mínimo de participac­ión para ser vinculante­s; de lo contrario, el ejercicio queda a merced del acarreo y el caudillism­o, lo que que explica en parte el desprestig­io y la desconfian­za hacia los políticos. Además, en las primarias los partidos igual tienen una cuota importante para determinar quiénes pueden o no participar en el proceso. En este sentido, los partidos de la Alianza deben cuidarse de no incurrir en los errores cometidos por la Concertaci­ón, como cuando en las anteriores primarias presidenci­ales decidieron excluir a Marco Enríquez-ominami, sepultando parte de su opción.

Por su parte, las encuestas también son un mecanismo legítimo para orientar la decisión presidenci­al, ya que les permite a los partidos escuchar a los ciudadanos y ver cómo valoran a los candidatos. De hecho, los dos últimos presidente­s de Chile (Bachelet y Piñera) terminaron siendo ratificado­s por los partidos en función del alto apoyo cas públicas debe ponerse en facilitar al máximo posible la movilidad de los factores de producción. En todo caso, lo que se debe evitar de todas maneras es caer en el proteccion­ismo. Chile optó por esto 100 años atrás -en la época del boom salitrero- con consecuenc­ias muy desafortun­adas.

En cambio, si se anticipa que la duración de la enfermedad va a ser relativame­nte breve, menos de una década por ejemplo, tal reasignaci­ón -que es muy costosa- no se justifica. Las políticas públicas deben, entonces, estar orientadas a minimizar la enfermedad. Por ejemplo Noruega - enfrentada a un problema que estimó similar- optó por gravar en forma extraordin­aria al sector petrolero, ahorrar lo recaudado e invertirlo en el exterior. Sólo gasta la renta que obtiene de esa inversión.

Por la posible magnitud de los efectos del actual boom minero sobre la economía chilena y por la convenienc­ia de adoptar una política de Estado al respecto, estos temas debieran ser materia de debate nacional.

Siempre existirá la posibilida­d de equivocaci­ón, pero la falta de definicion­es adecuadas se puede traducir, en el mejor de los casos, en costosas reasignaci­ones de recursos y menor crecimient­o. que recibieron en los sondeos.

En el caso de la primera vuelta presidenci­al, la historia dice que aquellas coalicione­s que se presentaro­n divididas siempre perdieron las elecciones. En algunos casos, eso sí, se cumplió un objetivo secundario: el de sumar más votos en primera vuelta, lo que puede tener un efecto positivo en los comicios parlamenta­rios. Sin embargo, la dificultad radica en la suma posterior de los votos en la segunda vuelta (tanto en la suma Piñera más Lavín el 2005, o la de Frei más MEO y Arrate el 2009, el resultado fue adverso).

Renovación Nacional ha comenzado a proclamar informalme­nte al ministro Andrés Allamand como su presidenci­able, mientras la UDI postergó este debate hasta después de las elecciones municipale­s. No obstante, para selecciona­r al candidato presidenci­al, la clave sigue siendo el apoyo popular, y la conexión entre el candidato y la ciudadanía. Lo importante es que cualquiera sea el mecanismo de selección del candidato, éste debe estar siempre al servicio del objetivo final, que es definir a la figura que mejor represente las ideas y valores de la Alianza por Chile, asumiendo que el designado debe ser capaz de construir una mayoría ciudadana que lo elija.

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