Tumba de Zamudio se convierte en punto de visitas
“Quiero que me ayudes a superar la muerte de mi hijo. Era mi vida y murió trágicamente”, dice una de las más de 20 cartas que la gente ha dejado en la tumba de Daniel Zamudio, a 18 días de su fallecimiento. La mayoría de las misivas contiene diferentes tipos de peticiones. La mayoría están f i r madas c o n u n “t e quiero, Daniel”. Todas han sido dejadas por personas que jamás se cruzaron con él. “Aunque no te haya conocido, tu muerte me afectó tanto como la de un familiar”, dice una carta fechada el 9 de abril. “Me hubiera encantado haberte conocido”, dice otra que data del mismo día. Han pasado dos semanas desde el funeral de Daniel Zamudio, pero su tumba está adornada con decenas de ramos de flores que, junto a los 10 globos rojos con forma de corazón, tapan los nichos de arriba y de abajo. Al centro de todo está la foto del joven. La tumba es la más El fiscal del caso Zamudio, Ernesto Vásquez, tomó el jueves declaración a Raúl López, uno de los cuatro imputados por el crimen de Daniel Zamudio. Fuentes cercanas al caso sostuvieron que López ratificó su testimonio policial en que reconocía haber participado de la golpiza y, además, aseguró que en la agresión sólo participaron las cuatro personas detenidas y no hubo más implicados. adornada del pasillo, la más adornada de todos los pasillos del sector. Liliana trabaja en el área del Cementerio General en el que está la tumba del joven. “Daniel siempre ha estado lindo. Y tiene hartas peticiones. La gente le pide harto y vienen todos los días a verlo”, dice ella. Peticiones como las que se ven en uno de los globos: “Dale sabiduría a Aylin en sus estudios”, “dame salud”. Pero no sólo peticiones tienen las cartas, también confesiones: “Sabes, el día de tu despedida a mí me pasó algo especial. Conocí a una persona especial”, dice una carta del 4 de abril. A Alejandra Calderón y Nora Palma les hubiera gustado estar en el funeral de Zamudio. Pero no pudieron y, por eso, acordaron que cuando a una le saliera la oportunidad de venir a Santiago, viajarían juntas y pasarían a verlo. Ayer fue su oportunidad. “El vino a algo, vino a una misión, y esa misión le costó cara (...), vino a que nos diéramos cuenta de que somos una sociedad homofóbica”, dice Alejandra Calderón. En menos de 20 minutos, cinco personas han visitado la tumba de Daniel Zamudio. “Le trajimos esta rosita, mijito”, dice Sara Sepúlveda, quien, junto a Soledad Toro, se quedan varios minutos paradas frente a la tumba mirándola. Ellas vinieron especialmente a verlo. Vivían en un sector vecino a su casa en San Bernardo, pero nunca lo conocieron. “Dicen que le piden favores, que puede llegar a ser milagroso. Por eso vine a pedirle y ojalá que siempre siga así de adornado y en el recuerdo de la gente”.