La Tercera

Rodrigo Bazaes estrena trilogía de Radrigán en el Teatro UC

Este viernes debutan las tres piezas que forman Redoble fúnebre para lobos y corderos. Basaez es también diseñador teatral, escritor y director de arte.

- Estefanía Etcheverrí­a

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R La autodefini­ción de formulario, esa que sigue a los dos puntos y se fija sobre una línea intermiten­te, puede ser un ejercicio complejo. El caso de Rodrigo Bazaes es prueba de ello. Primero ponía diseñador, luego director de arte y “ahora me resulta más difícil. Tengo vocación por escribir y dirigir, pero eso no me convierte en dramaturgo ni en director”. Sin embargo, en el montaje que estrenará el viernes 20 en el Teatro UC su rol está bien claro. Bazaes es el director de Redoble fúnebre para lobos y corderos, obra que incluye un diálogo y dos monólogos escritos por Juan Radrigán en 1981, los que por primera vez se presentará­n juntos en el circuito de teatro profesiona­l.

El invitado, Isabel desterrada en Isabel y Sin moti- vo aparente son las tres piezas que forman el montaje. En la primera, Mario Soto y Manuela Oyarzún interpreta­n a una pareja sobre la que gravita la invisible presencia del responsabl­e de sus miserias. En la segunda, Solange Lackington le habla a un tarro de basura sobre su desapareci­do amor. Y en la tercera, el personaje de Néstor Cantillana conversa con alguien que está en un hoyo, un hombre a quien acaba de convertir en cadáver.

“Lo van a hacer muy bien”, dice Radrigán, y luego especifica: “Bazaes lo va a hacer muy bien”. El dramaturgo, premio Nacional de Arte 2011, lo conoce desde hace tiempo. ¿Por qué? Por lo mismo que a Bazaes le cuesta llenar formulario­s. El aquí director, además, ha ejercido de diseñador teatral, director de arte, guionista y dramaturgo, moviéndose por el cine, televisión y teatro que han marcado la última década en Chile. Y así, como diseñador, trabajó dos textos de Radrigán: Fantasmas borrachos (1997) y Digo siempre adiós y me quedo (2002). Y como aspirante a dramaturgo tomó clases con él. Curso de donde salió la misma idea que dio origen a Pelo negro, boca arriba (2007), su debut como autor y director teatral, y al filme La buena vida (2008).

Al igual que los aniversari­os de colegio, Rodrigo Bazaes tiende a generar alianzas. Desde que se encargó de la elogiada dirección de arte de Machuca (2004) ha seguido trabajando con Andrés Wood en todas sus películas y expandiend­o funciones en ellas. Por eso, en La buena vida y Violeta se fue a los cielos (2011) tam- bién figura como coguionist­a. “Su trabajo es profundo, meticuloso, obsesivo muchas veces. Se entrega en cuerpo y alma a lo que hace”, dice Wood. Pero antes de Wood estuvo Boris Quercia. Desde LSD (1999), Bazaes es el director de arte de sus cintas, colaboraci­ón que continuó en televisión al hacerse cargo del arte de Los 80 desde su primera temporada. Como diseñador t eatral también le ocurrió algo parecido, trabajando repetidas veces con Rodrigo Pérez, Ramón Griffero y La Troppa. Hasta que en el 2007, Sin sangre de Teatro Cinema se convirtió en su último trabajo en ese cargo. “Sólo te puedo decir que entre tanta maquinaria y tecnología me dije, quiero hacer una obra con dos actores y una silla”, cuenta explicando cómo definió el momento para debu- tar en la dirección. Un destino que tenía claro de niño.

Con los amigos del barrio y del colegio, Bazaes hacía sus primeras obras a los 10 años. Ahí era actor, director y diseñador. Además, su hermano lo llevaba a ver sus obras de actor aficionado. “Nací dibujando, escribiend­o, cantando, venía condenado parece”, dice. Pero “más grande tuve un serio problema a la columna y eso limitó mis opciones”. Y entre las que encontró estaba Diseño Teatral, carrera que estudió en la Universida­d de Chile y a la que se dedicó por exclusivo en un comienzo. Luego vino la dirección de arte. “Siempre trabajando en forma consciente, para cuando me sintiera cómodo para dar el salto a la dirección”. Y lo dio, de la mano de la dramaturgi­a, hace ya cinco años. Tres obras de Juan Radrigán. Dirección: Rodrigo Bazaes. El invitado, con Manuela Oyarzún y Mario Soto. Isabel desterrada en Isabel, con Solange Lackington. Sin motivo aparente, con Néstor Cantillana. Teatro UC. Del 20 de abril al 16 de junio. Jueves a sábado, 20.30 horas. Las tres obras se dan en una sola función de menos de dos horas. Entradas de $ 3.500 a $ 7.000. Bazaes hará la dirección de arte de la nueva temporada de Los 80 y dirigirá una lectura dramatizad­a de un texto de Sieveking, en agosto.

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