Organizan servicios de traslado a fiestas y eventos por nueva ley de alcoholes
¿Qué hacer para continuar con la entretención nocturna en la capital bajo las condiciones que impuso la nueva ley de alcoholes? Esa fue la pregunta que se hicieron varios restaurantes, bares y discotecas después del 15 de marzo, cuando empezó a regir esta normativa.
Algunos lo solucionaron con un aumento de convenios con radiotaxis y otros i nnovaron c o n s i s t e mas como el “conductor designado” (el que no toma alcohol recibe bebidas gratis en un local) o el de choferes que concurren al lugar donde se encuentra el cliente y manejan su auto hasta su casa.
Sin embargo, los que aún no encontraban una solución eran quienes organizaban eventos lejos de Santiago o en el cerro San Cristóbal, hasta donde no es barato llegar en taxi (hay que sumar los $ 2.000 que cuesta la entrada). “Después de que entró a regir la ley, vimos que la gente llegaba en taxi y se quejaba de gastar más en transporte. Y los que consumían algo de alcohol reclamaban por la preocupación de ser controlados”, cuenta una de las organizadoras de las fiestas Polaroid, Andrea Beher, eventos de música electrónica, pachanga y Miami style que suelen congregar a más de 1.000 a s i s t e nt e s e n e l Mir a d o r Cumbre del cerro San Cristóbal o en la Enoteca. Es por eso que decidieron contratar buses de acercamiento.
El sistema consiste en que un bus modelo Pullman recoge a l os a s i s t e ntes del evento en la calle O’connell, a pasos del Metro Manquehue, para partir a las 11 de la noche o a la una de la madr u g a d a . E l traslado cuesta $ 1.000 (mientras que un taxi, desde ese punto has t a e l mismo de s t i no, puede alcanzar los $ 5.000). “Cuando se acaba la fiesta, a las cinco de la mañana, el bus devuelve a todos los que llevan unas pulseras identificatorias al mismo punto de encuentro”, explica Beher. Ella ha sido testigo de cómo algunos taxis se han aprovechado de esta ley y han subido su tarifa por la compleja accesibilidad del cerro.
“Carrete” arriba del bus
Hacia el norte de la Región Metropolitana, en el km 53 de la Autopista Los Libertadores, el Enjoy Santiago viene acercando a los santiaguinos también en bus a sus eventos nocturnos, como las fiestas Woman Free, cuyo fuerte es la música de los 80 y 90. La diferencia es que el baile comienza apenas los pasajeros se suben al vehículo. Se trata de un servicio llamado party bus, con capacidad para 40 personas y que cuenta con anfitrionas que reparten cervezas a los invitados mientras se dirigen al casino, en un trayecto que demora 40 minutos. “La idea fue hacer algo que no hiciera tedioso el tema de manejar o tomar. Además, es gratis”, cuenta el product manager de eventos del casino Enjoy, Juan Andrés López de Santa María.
El punto de reunión es el Parque Araucano. Ahí parten estos vehículos entre las 10 y las 11.30 de la noche. Luego de la fiesta hay radiotaxis disponibles para quienes lo requieran, entre las cuatro y las 4.30 de l a maña n a , o t a mbién buses de acercamiento que alcanzan l os $ 8.000 y que dejan a los clientes en el Terminal Los Héroes, Plaza Italia o en la calle Gilberto Fuenzalida, a un costado del mall Alto Las Condes.
Los otros eventos
La nueva ley de alcoholes está instalando poco a poco una tendencia entre quienes ofrecen fiestas en lugares que no son céntricos en Santiago.
El 31 de marzo, la productora Tornas organizó la fiesta Dynamite 2012 para celebrar “el último verano del mundo”, que tuvo más de 3.000 asistentes en una parcela de Calera de Tango, fa-
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R mosa por haber sido la locación del reality Pelotón.
Para ello, dispusieron buses de acercamiento gratuitos en Los Dominicos y en Escuela Militar. El sistema, aseguran, lo van a replicar en el próximo evento que realicen en un sector periférico de la ciudad.
A una menor escala están las casas reservadas para e v e nt o s pr i v a dos -como matrimonios, cumpleaños, aniversarios, fiestas de 15 y reuniones empresariales-, que también han adoptado su propias ideas. La Casona Cañaveral –antiguo lugar de descanso y reuniones políticas de Salvador Allende, ubicado en el kilómetro 5 del Camino a Farellonesestá implementando un sistema de motos plegables, de la mano de las socias de la Banquetería Soya y Miel.
Ellas se dieron cuenta de que existía esta necesidad entre sus clientes y encargaron ese tipo de vehículos a Italia, los que se pueden plegar en el portamaletas. De esta manera, los asistentes pesos cuestan los buses de acercamiento a las fiestas que se realizan en el San Cristóbal. minutos separan a los sectores céntricos de la capital de las fiestas que se hacen fuera de ésta. al evento en la casona pueden llamar al motociclista para que los vaya a buscar, conduzca su auto y luego regrese a su trabajo en la motocicleta.
“Por ahora sólo estamos haciendo viajes de cortesía, pero el sistema comenzará a funcionar en julio”, dice Erica Gurvich, una de las socias de la banquetería.